"Enfrente de nosotros han desfilado posmodernos, garajeros, nuevos rockeros, viejos rockeros, punkis, pospunkis, poperos, grunjes, latin-rockeros y algunas otras cosas más raras si cabe", hace balance Josele Santiago en el libreto que acompaña el doble compacto en directo —publicado en 2001 y grabado el año anterior en diferentes ciudades— Obras escocidas (1985-2000), fin de trayecto de uno de los mejores grupos de la historia del rock español y, probablemente, el mejor de su época.
Arropados por conspicuos nombres del rock patrio (Rosendo, Jorge Martínez, Miguel Bañón, Julián Hernández, Los Planetas…), lo que no es rémora, como en otros casos, sino celebración, Los Enemigos hacen un repaso a todas sus etapas, dándose la mano clase y energía en la perfecta ejecución de unas canciones que ya son historia del rock cantado en castellano: John Wayne, Desde el jergón, La otra orilla, An-tonio, Por la sombra, Na de ná, Dentro, Septiembre… acompañadas de las inevitables versiones de Joe Tex y Serrat que dicen mucho de las diferentes influencias que dieron forma al rock castizo, tanto en lo lírico como en lo musical, del grupo madrileño. Porque eso es lo que dejaron Los Enemigos: una forma de entender y atender al rock and roll diferente, pero accesible; original, pero nada elitista. Letras socarronas y surrealistas que se adaptaban a los ritmos patentados por Chuck Berry y los Stones y guitarras distorsionadas que convivían con el alma de chulapo de Josele Santiago. Y Fino, "Animal", Manolo Benítez y Pablo Novoa, no se me olvidan; sin ellos, estas Obras escocidas no sonarían ni la mitad de bien de lo que lo hacen.
Obras escondidas (1985-2002), también en vivo pero con canciones menos conocidas de su repertorio, completaría en 2002 una carrera ejemplar que daría paso a diversos proyectos entre los que destaca la muy interesante carrera en solitario de Josele Santiago. Decía éste en una entrevista concedida a Rock de Lux en 1992, "… lo que no quiero es malgastar la vida. No quiero desperdiciarla trabajando en una oficina, procuro que mi grupo funcione y así intento capear el temporal". Ahí sigue intentándolo Josele. Otros no pudieron, no quisieron o no supieron. Quizá, sólo quizá, prefirieron veranear "en un mar de horas extras", como cantaban Los Enemigos en el disco que promocionaban en aquella entrevista. Aunque quizá, sólo quizá, eso sea ir demasiado lejos y meterse en camisa de once varas.
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