viernes, 20 de julio de 2012
Lou Reed
Bien podemos imaginar el primer y homónimo elepé de Lou Reed como una armadía flotando en el río que separa la obra de la Velvet Underground de su carrera en solitario. Compuesto por siete* temas que provienen de los tiempos subterráneos, Lou Reed (1972) parece aprisionado por la extraordinaria discografía de su grupo y las tres excelentes y consecutivas referencias que se yuxtapondrán a su debut y que figuran con letras de oro en la historia del rock: Transformer, Berlin y Rock 'N' Roll Animal. Producido por Richard Robinson —que venía de trabajar, nada más y nada menos, en Flamingo y Teenage Head— y el propio Reed y registrado por una banda de estudio en la que figuran Steve Howe y Rick Wakeman de Yes (grupo que considero en los antípodas de la Velvet), pero también el gran Clem Cattini (baterista en la grabación de la inmortal Shakin' All Over de Johnny Kidd and The Pirates), el disco pierde el aliento amateur que había posibilitado los descubrimientos del grupo de Lou Reed para entregarse a unos profesionales intachables salvo por un detalle fundamental: el sacrifico de la intuición en favor de la técnica, como bien dice David Fricke. El personalísimo sello impreso a The Velvet Underground o a Loaded se ha evaporado, y Lou Reed, en comparación, suena estándar.
Pero entonces, dicho y sostenido lo anterior, ¿estamos ante un mal trabajo? No, y rotundamente no. A pesar de que las versiones grabadas por la Velvet que se conocieron posteriormente —descartes que no llegaron a formar parte de ninguno de los cuatro álbumes en estudio que el grupo editó en vida— de canciones como I Can't Stand It, Walk And Talk It, Lisa Says, Ride Into The Sun u Ocean, son, en mi opinión y entroncando con lo expuesto arriba, más especiales, un disco que cuenta con semejantes composiciones, además de la primera versión de Berlin, la preciosa Going Down u otras revisiones velvetianas como las de I Love You y (ésta, magnifica) Love Makes You Feel, no puede ser sino un muy buen elepé, reticencias aparte. Quizá aquí las comparaciones cobren demasiado peso; quizá el pasado y el futuro sean demasiado brillantes; quizá, en definitiva, no seamos justos con un álbum ante el que, aislado, caeríamos de rodillas. O quizá no tanto, pero que, desde luego, escuchado del tirón resulta muy notable. Lou Reed es el comienzo de una aventura sin par en el que ya se encuentran, además, muchas de las pautas que el neoyorquino desarrollará durante los siguientes treinta años. Así que si, como decíamos, es lícito ver en el debut de Lou Reed una obra de transición o de perplejidad, este análisis no debe hacernos negar la realidad: el material aquí contenido es de primera, y muchos artistas pagarían por escribir canciones tan sentidas. ¿Quieren un consejo? Olvídense de la Velvet, olvídense de Transformer, y disfruten de un elepé llamado como su creador, que al final voy a acabar contradiciéndome.
*Ocho si consideramos que Wild Child también había sido escrita (e interpretada en vivo) por Reed siendo todavía miembro de la Velvet.
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Escuchar este disco habiendo sido un fan de The Velvet Underground es un problema, un enorme problema tal y como comentas en tu post, y tal y como puedo corroborar. Creo que voy a volver a darle un repaso a este disco. Un placer leerte.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pachi
Es un sacrilegio decirlo, lo sé, pero éste no lo tengo. Lo compensaré buscándolo de inmediato.
ResponderEliminarBueno no esta tan mal el disco. Sigue siendo Lou Reed, como su título dice. El problema es compararlo con sus siguientes discos claro, que son obras maestras.
ResponderEliminarPor cierto estoy esperando que me llegue tu libro, para leerlo de vacaciones en la playita, jeje.
Un saludo y que pases un buen verano.
Para mi el único problema con este apreciable disco (y como ya dejas bien clarete en la entrada) es su ubicación cronológica ya que, claro, el pobre mira a lado y lado y solo ve que monstruos gigantes e imbatibles. Abrazo guzzero Gonzalo.
ResponderEliminarDisco que debo revisar, sin duda. Es un artista al que le pillo por momentos en solitario, porque soy un fanático del Transformer del 72 producido por Bowie.
ResponderEliminarUN abrazo.
Está claro, Pachi, pero cuando te olvidas de la Velvet lo puedes disfrutar.
ResponderEliminarNo es ningún sacrilegio no tener un disco, amigo Sergio. A ver si estás de acuerdo con mi análisis.
Sí, tienes razón, no puedo discutir al animal del r&r. Por cierto, he tomado en cuenta una de las peticiones que me hiciste hace un año, y la próxima entrada va para ti. Gracias por hacerte con el libro, espero que las mujeres no te distraigan de la lectura en la playa, ja ja ja. Que lo disfrutes, hermano balear.
Veo que todos estamos de acuerdo en la valoración, Guzz. El pobre disco parece el Quijote, por lo que dices, ja ja ja.
Sí, ya sé que te encanta "Transformer", Savoy, pero éste creo que también lo hará.
Un abrazo para todos. Como dice Pachi, un placer vuestras aportaciones.
Digno de escuchar, no le he puesto mucha atención pero ahora lo hare.
ResponderEliminarEstoy por la mitad del libro y me ha encantado, es totalmente real y brutal!!!!!!, te felicito
Lo tengo durmiendo el sueño de los justos desde hace años, y leyendote creo que la estoy cagando, mañana sin falta le doy una escuchadita, me olvido de la Velvet y de la trilogía de marras y seguro que caigo ante sus encantos.
ResponderEliminarUn abrazo Gonzalo.
Escúchalo, Claudio. Muchas gracias por lo del libro, amigo.
ResponderEliminarYo también llevaba tiempo sin escucharlo cuando me puse con él y escribí la entrada. Que lo disfrutes, Addison.
Abrazos.
Reconozco que este disco apenas lo escuché. Es más, no recuerdo nada de él. Shame on me!
ResponderEliminarA ver si lo recupero como se merece. Grande Lou!
Saludos.
A recuperarlo y a disfrutarlo, Rockland.
ResponderEliminarUn abrazo.
Como una armadía flotando en el río, como cuando se reunieron Napoleón y el zar ruso allá por Lituania. Así es el homónimo de Lou Reed. Me gustaba tanto este disco que gracias a tu texto (con armadía especialmente incluida) lo he recuperado este estío para mi bienestar emocional. Obra maestra, desconocía lo de las revisiones velvetianas de reediciones posteriores. Me sigue impactando esta portada, no sé si porque es maravillosa o porque es la más cutre que he visto. Un abrazo, grandmaster.
ResponderEliminarExactamente, Johnny, Napoleón y el zar, más poderosos que Lou Reed, pero menos excitantes, ja ja ja. Y lo de la portada, más bien lo segundo. Un placer tenerte por aquí de nuevo. A ver si conectas pronto tu blog.
ResponderEliminarUn abrazo.