Como si de un camino de ida y vuelta se tratara. La música de Karlheinz Stockhausen había llegado a obsesionar a Miles Davis, y de su particular asimilación surgió
On The Corner, el disco más extremo del trompetista. Pero el álbum no era sino la culminación de un periodo —el de finales de los sesenta y principios de los setenta— en el que Davis había encontrado una manera tajantemente nueva de hacer jazz, en la que, si bien la vanguardia europea cabía por igual que el rock o el funk, lo que realmente importaba era la libertad creativa. Esa libertad lleva al genio negro hasta el maestro alemán, y es la que recoge su hijo Markus a la hora de acercarse al jazz. Soberbio a la trompeta tradicional, la piccolo o el fiscorno, Markus Stockhausen se acompaña de los también espléndidos Arild Andersen (contrabajo), Patrice Héral (batería, percusión y sonidos pregrabados) y Terje Rypdal (guitarra eléctrica) —en realidad, se trata de un trabajo acreditado a los cuatro— en este
Kartā (2000) en el que la sombra del Miles Davis de
In A Silent Way en adelante sobrevuela indisimulada, en especial en cortes como
Legacy o
Invocation. Aunque está igual en los hiatos de
Flowers Of Now y
Auma, envueltos por interpretaciones delicadas y elegantes de nuestros protagonistas; en la distorsión de las cuerdas de Rypdal en
Sway; en
Wild Cat, que abre queda la percusión de Héral para crecer en intensidad —mientras se incorporan Rypdal, Andersen y Stockhausen— y convertirse en excitante avalancha sonora que vuelve a suavizarse en su último tramo; o en las breves y amenazantes
Emanation y
Choral. Aquellas obras maestras de Miles Davis renegaban de la técnica si hacía falta para acorralar a la emoción en la abstracción de las formas tradicionales.
Kartā no vuela tan alto, pero recoge de ellas su sobrio y aparente autismo, frialdad que no es sino búsqueda de la belleza limpia de adornos espurios. Junto a Andersen, Héral y Rypdal, Markus Stockhausen demuestra en este brillante grabación tener la lección muy bien aprendida. La misma que su padre le había enseñado.
Bueno con esas referencias te imaginarás que has despertado todo mi interés jejeje
ResponderEliminarUn abrazo, maestro.
Qué maravilla, lo he estado escuchando con el Winamp y yo también quiero algo de Stockhausen padre. Miles Davis es otro de los hitos del siglo XX
ResponderEliminarTe enlazo, Freaky, con You Tube para que escuches una de las obras capitales de Stockhausen:
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=jcwLDxlNKdU
Lo imagino, claro, es más, lo sé, conociendo tu pasión por Davis, querido Agente Cooper (o Cooder, je je je).
Pues ahí va otra cosa para ti, Alex, majo:
http://www.youtube.com/watch?v=Xou-2N7AWSM
Por cierto: por despiste, había escrito sin la hache intercalada el apellido Stockhausen. Queda corregida la errata.
Un abrazo para los tres.
Que envidia presenciar tanta sabiduría en el mundo del jazz, yo analfabeto total, me imagino que algo iré aprendiendo.
ResponderEliminarAbrazos...
Yo estoy como Addison...con el Jazz ando más perdido que un pulpo en un garaje. Intentaré algún día saborear ciertas obras imprescindible, lo prometo!
ResponderEliminarsaludos.
Como todo, Addison y Rockland, hacedlo si os lo pide el cuerpo, si realmente os atrae.
ResponderEliminarUn abrazo.