lunes, 19 de mayo de 2014
Spectres
La mezcla de hard, high energy y progresivo de sus tres primeros elepés había dado paso a terrenos más comerciales en el cuarto aunque no menos excelente álbum de Blue Öyster Cult, Agents Of Fortune. Lo que se perdía en complejidad se ganaba en inmediatez sin restar calidad ni expurgar la peculiar naturaleza del quinteto neoyorquino. Su siguiente disco va a profundizar en esa concepción dando como resultado una serie de canciones deliciosas bajo el título de Spectres (1977), curiosamente muy alejada del punk, que algo debe al grupo de Eric Bloom por mucho que todavía haya gente a la que no se lo parezca.
Invocando al mítico monstruo nipón Godzilla, el trabajo se abre con un espléndido medio tiempo convertido desde hace tiempo en clásico. Que sea uno de uno de los momentos más metálicos del álbum no invalida nuestras afirmaciones previas, pues en Golden Age Of Leather —de inmediato— se cocina una curiosa receta en la que alumbra la faceta más experimental de la banda apelando al mismo tiempo al arena rock y el power pop. Death Valley Nights es una atmosférica balada que no reniega de los punteos afilados, y en la que Allen Lanier y sus teclados cobran mucha importancia para mantenerla en Searchin' For Celine, torrente de funk rock inspirado en el autor de la esencial novela Viaje al fin de la noche… aunque en la letra se hable de una mujer. Fireworks desciende de (Don't) Fear The Reaper y contiene uno de los estribillos más pegajosos jamás creados por Blue Öyster Cult. R. U. Ready To Rock repite el esquema de Godzilla, acelerando en su tramo final para así marcar las diferencias. Presididas por un teclado sintetizado, Celestial The Queen y Goin' Through The Motions sacan un ramalazo a lo Electric Light Orchestra que en su hipérbole resulta, bajo mi punto de vista, lo más flojo de la partida. Pero no importa demasiado; el mundo de la noche y las tinieblas sirve para que los autores de Secret Treaties nos regalen dos de los temas más redondos de toda su carrera. El amor, la oscuridad y los vampiros se funden en I Love The Night y Nosferatu, y en nada envidia la belleza de los sonidos grabados por Blue Öyster Cult a la de las imágenes logradas por Murnau en su visión del conde Drácula. Quién mejor que el lascivo e impenitente personaje inmortalizado por Bram Stoker para cerrar un texto que ha hablado de un elepé llamado Spectres. Aunque muchos lo sean ya en vida.
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Genial Gonzalo, me quedo con la imagen del bohemio y silencioso nosferatu de Murnau dando imagen al Nosferatu de BOC, banda que siempre me ha encantado y sobre todo en esta época antes de rendir un poco su sonido a las nuevas tendencias ochenteras.
ResponderEliminarCuando les vi en vivo en ARF fue la leche, estaban en mejor forma de lo que me esperaba y dieron un bolazo, pena que fue el segundo del festival y aún no estas metido en faena.
Abrazo.
Tengo una deuda histórica con esta banda, obviando su maravilloso disco debut, por supuesto. Esta entrada me servirá para ver el reverso de una de las bandas más grandes e infravaloradas de los setenta. Un abrazo, Gonzalo. Pase usted un buen lunes.
ResponderEliminarSigo atrapado en la trilogía en B&N de BÖC y aún me quedan discos por descubrir como éste que tan bien ilustra tu texto. Por cierto, qué maravillosa (y moderna, a mi humilde parecer) sigue resultando "Drácula" de Bram Stoker.
ResponderEliminarAbrazos.
A mí sus cinco primeros discos me encantan, Addison, básicamente coincidimos. Recuerdo alguna crónica de aquel concierto, me alegra que estuviera tan bien.
ResponderEliminarUna banda poco citada, querido 21st, pero de mucha importancia. Como le digo a Addi, sus primeros cinco elepés son imprescindibles.
Espléndida trilogía, Agente, recuerdo cuando entraste en contacto con ella. Totalmente de acuerdo contigo: "Drácula" es una de las mejores novelas de todos los tiempos, puro deleite de crúor y deseo.
Abrazos.