miércoles, 22 de mayo de 2019

Morente Lorca


"He tratado de acercarme a la sensibilidad que desprende su poesía. Sé que es imposible abarcar todas sus facetas y sus gustos en una disco de una hora. Porque él era muy flamenco, pero tenía dentro mil músicas distintas. La de los moros y la de los negros, el blues y las canciones populares de Castilla, las gallegas, las que tenía Walt Whitman, Nicolás Guillén…" Decía esto en El País Enrique Morente a colación de la publicación en 1998 de Morente Lorca, y pareciera que hablase de sí mismo. Dos años antes, su acercamiento al poeta andaluz (y a Leonard Cohen) en compañía de Lagartija Nick, Omega, le había supuesto al autor de Despegando aplausos infinitos, si bien él ya había cantado a Lorca antes en un elepé muy poco conocido titulado En la Casa-Museo Federico García Lorca de Fuente Vaqueros. Es Lorca para Morente "un clavo donde colgar la ropa, como si mañana canto a Cervantes o a Miguel Hernández: será un motivo para continuar expresándome".

Este tercer Lorca de Morente es, digámoslo ya, excelente y generoso, recuerdo emocionado y emocionante del artista, pero también del ser humano vilmente asesinado que retrata la pintura de José Caballero que sirve de portada al álbum. Entre tangos, fandangos, bulerías, rumbas y tarantos asistimos a una lección de música y cante flamencos tras los pasos de García Lorca, aunque la mayor intensidad y vanguardia surge cuando Morente se une a las Voces Búlgaras en el Cantar del alma de San Juan de la Cruz y, especialmente, en las impresionantes, extensas y finales Campanas por el poeta, encendido colofón grabado "en directo en la plaza de la catedral de Barcelona", así como nos hacen saber los créditos. Tañen los metales, chocan los badajos contra las copas invertidas, invitándonos a recordar un pasado de odio, crúor y fascismo que en 2019, cuando escribo esto, se repite y extiende por Europa cual cáncer maldito.

El cambio de siglo continuará con un Morente desaforado, el de El pequeño rejoj, el que Sueña la Alhambra, el que canta a Pablo de Málaga… El mismo que se entregaba a Federico García Lorca para homenajear musicalmente a su teatro y su poesía y exclamar de nuevo —tácitamente, sin que el panfleto se apodere del artista— aquello de "No pasarán", aunque todos sepamos que, al menos en España, sí pasaron. Lorca Morente, Morente Lorca.

4 comentarios:

  1. Brutal amigo, Morente cuando se acercaba a Lorca lo bordaba.

    Abrazo.

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  2. Totalmente, aunque también cuando se acerca, por ejemplo, a Picasso.

    Abrazos, Savoy.

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  3. Una nueva y necesaria reivindicación del flamenco, esta vez en las figuras de un Morente, comprometido con sus raíces andaluzas, y de un Lorca como referente eterno de la mejor poesía.
    Abrazos,

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  4. No soy yo un gran experto en flamenco, pero está claro que merece todo el estudio y atención. Lo de Morente excede el género flamenco, es una música de absoluta personalidad sin rehuir del canto madre. Y el disco, "Morente Lorca", una joya.

    Abrazos.

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