
Saca la lengua veía la luz a finales del año siguiente, 1988, con Paco Trinidad de nuevo a los controles y Los Ronaldos dispuestos a saltar a la fama sin bajarse del burro ni perder la congruencia. Gana aquí la pulsión funk y se orientan los temas hacia un pop comercial. Menos directos, con más arreglos, los cortes del álbum muestran a unos Ronaldos diferentes (que no mutantes), abiertos, curiosos. Además de contener dos de sus canciones más conocidas (Por las noches, Adiós Papá), en Saca la lengua encontramos una versión del Rock del Cayetano de Pata Negra, esa aproximación al lounge que es No como él (de lo mejor del redondo) o rock and roll nuevaolero (Siesta de alcohol, Cuidado conmigo). Pero, sobre todo, encontramos aires festivos, rumberos, por doquier, los traiga Keith Richards o Sly Stone; canciones que te hacen bailar antes que empuñar una guitarra imaginaria y poner caretos estúpidos ante el espejo. Sea como fuere —mueva unos los pies o se quede amarrado al sofá—, Saca la lengua se trata de un buen disco, aunque "el rock and roll descarado, vacunado contra la trascendencia y capaz de escandalizar a los guardianes de lo políticamente correcto"* de Los Ronaldos haya pasado con mejor nota el test del tiempo. Aquí, al menos, nos parece evidente.
*César Luquero