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lunes, 28 de diciembre de 2015
The Art Tatum-Buddy DeFranco Quartet
Alcoholizado y portador de la enfermedad que le matará ese mismo año, el Art Tatum que —en lucha contra sí mismo y contra el vacío existencial— registra el disco que titula esta entrada el 6 de febrero de 1956 junto con Buddy DeFranco y el cuarteto creado para la ocasión es todo lo contrario a un artista musicalmente desahuciado o con las facultades menguadas. Una más de las grabaciones que, bajo la tutela de Norman Granz y durante sus últimos años de vida, Tatum llevará a cabo hasta casi el final de sus días, The Art Tatum-Buddy DeFranco Quartet es un disco sencillamente maravilloso en el que el clarinetista se crece y ofrece exquisitas respuestas a las notas del, para Granz, mejor solista —no solo pianista— de la historia del jazz. Notas soberbias las de un hombre que podría pasar por un barril de cerveza invidente, de toda la que bebía y por ser prácticamente ciego, pero que mantiene intactas su solidez técnica y sus capacidades emocionales, abriéndose paso entre una nube de vapores etílicos y objetos difuminados insuficientes para detener el genio de Tatum.
Aferrado al stride, al swing y al jazz por él aprehendidos en los años veinte, el inconfundible estilo de Art Tatum —comandado por esos continuos y veloces arpegios que recorren el teclado en busca de su significado último— se mantiene firme y ajeno al bebop o al incipiente hard bop, si bien su habilidad y su originalidad habían dejado poso en figuras claves de la renovación jazzística como Charlie Parker o Thelonious Monk. La voracidad melódica del pianista domina la sesión de arriba abajo, pero las bellísimas intervenciones de Buddy DeFranco evitan que el clarinetista sea fagocitado por dicha fuerza de la naturaleza, que incluso cuando es el turno de DeFranco no cesa de dibujar figuras en un segundo término. Siempre al acecho, el ansia de protagonismo de Tatum no consigue desdibujar la categoría de los solos de su acompañante, quien toma como estímulo lo que para otros podría ser molestia o intromisión.
Completan el cuarteto Red Callender (contrabajo) y Bill Douglass (batería), base rítmica impecable que redondea un elepé publicado en 1958 por Verve y que Jazz Wax Records ha tenido a bien recuperar, en vinilo y con su portada y título originales, este 2015 que ya despedimos, pues la anterior reedición del álbum (Pablo Records, precisamente la compañía de Norman Granz, 1975) respondía al nombre de The Tatum Group Masterpieces. Volume Seven y su cubierta era diferente. Nada que mejore las magnífica música grabada a la sazón, pero que aumenta el atractivo del objeto a la hora de hacerse con él. Si ven en su tienda una copia de The Art Tatum-Buddy DeFranco Quartet, acuérdense de esta recomendación.
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