Auténtico, aunque amistoso, choque de titanes del bebop y el cool, Diz And Getz, si bien verá la luz en 1955, recoge la reunión del trompetista y el saxofonista en diciembre de 1953, en Hollywood, y en mayo de 1954, en Nueva York. Acompañados por el trío de Oscar Peterson (además del pianista, Ray Brown al contrabajo y Herb Ellis a la guitarra) y el gran Max Roach a la batería, el disco resultante de ambas sesiones es un clásico del jazz cuya belleza —desafiando corsés estrictos— no se marchita casi seis décadas después. Obviamente, en una grabación en la que se encuentra Dizzy Gillespie, es difícil que él no sea la estrella, pero aquí Stan Getz logra estar a la altura de su partenaire. Escuchen a ambos, por ejemplo, y separados por unas notas del piano de Peterson, en la preciosa It's The Talk Of The Town: qué clase, qué sensibilidad, qué gusto; sean testigos de cómo dan nueva vida al irresistible It Don't Mean A Thing (If It Ain't Got That Swing) de Duke Ellington; o, sencillamente, caigan rendidos ante su arte total, tras una primorosa intervención de Peterson, en Impromptu, composición de Gillespie en la que no ceja, aun en segundo plano, la guitarra rítmica de Herb Ellis. Y esto es sólo parte de lo que encontrarán en el elepé, pues no hay en Diz And Getz momento malo o de relleno o ejecución mediocre alguna. Si se fían de nuestro criterio, háganse con él.
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miércoles, 30 de mayo de 2012
Diz And Getz
Auténtico, aunque amistoso, choque de titanes del bebop y el cool, Diz And Getz, si bien verá la luz en 1955, recoge la reunión del trompetista y el saxofonista en diciembre de 1953, en Hollywood, y en mayo de 1954, en Nueva York. Acompañados por el trío de Oscar Peterson (además del pianista, Ray Brown al contrabajo y Herb Ellis a la guitarra) y el gran Max Roach a la batería, el disco resultante de ambas sesiones es un clásico del jazz cuya belleza —desafiando corsés estrictos— no se marchita casi seis décadas después. Obviamente, en una grabación en la que se encuentra Dizzy Gillespie, es difícil que él no sea la estrella, pero aquí Stan Getz logra estar a la altura de su partenaire. Escuchen a ambos, por ejemplo, y separados por unas notas del piano de Peterson, en la preciosa It's The Talk Of The Town: qué clase, qué sensibilidad, qué gusto; sean testigos de cómo dan nueva vida al irresistible It Don't Mean A Thing (If It Ain't Got That Swing) de Duke Ellington; o, sencillamente, caigan rendidos ante su arte total, tras una primorosa intervención de Peterson, en Impromptu, composición de Gillespie en la que no ceja, aun en segundo plano, la guitarra rítmica de Herb Ellis. Y esto es sólo parte de lo que encontrarán en el elepé, pues no hay en Diz And Getz momento malo o de relleno o ejecución mediocre alguna. Si se fían de nuestro criterio, háganse con él.
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