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domingo, 7 de agosto de 2016
Static Transmission
Algunas de las mejores guitarras del rock de los últimos treinta y cinco años se las debemos a él. Y no solo por las que dejó grabadas con Dream Syndicate en elepés tan soberbios como The Days Of Wine And Roses y Medicine Show. Su primer paso por el estudio como Steve Wynn & The Miracle 3 (Static Transmission, 2003) halla al músico californiano dos décadas después de aquello entregado a su arte de la misma manera intensa y auténtica que cuando era un veinteañero. Psicodelia, noise rock, pop, baladas y apuntes de funk, afterpunk, bluegrass y glam dibujan un cancionero excelente que en la Deluxe Edition que poseo rebasa la hora al añadir a los doce temas del primer CD (uno oculto incluido) los tres bonus tracks de un segundo disco. El álbum vive del contraste tajante y buscado, ése que marcan sus cortes iniciales, pues a la intimidad liderada por el teclado de Chris Cacavas de What Comes After —descendiente del Lou Reed de Transformer— se suma la avalancha eléctrica de Candy Machine que protagonizan las seis cuerdas de Steve Wynn y Jason Victor. Estos giros estilísticos son constantes y hacen que el trabajo se alimente de extremos que, yuxtapuestos o no, le dan su personalidad y riqueza. Es así posible que en el mismo espacio fonográfico convivan un rock and roll salvaje y extenso como Amphetamine (¡qué canción, dios mío, qué canción!) con ese triste y hermoso retrato de la procrastinación iluminado por una sección de cuerda que es Maybe Tomorrow: "Tengo un modo / De convertir los minutos en horas", "Quizá mañana / Pueda hacer algo". Un quinteto instrumentalmente esplendoroso multiplica la potencial calidad del material interpretado, en el que además de los ya citados —Wynn, Cacavas, Victor— tenemos a Linda Pitmon (batería y percusión) y a Dave DeCastro (bajo y alguna que otra guitarra acústica y barítona). Publicado por el sello alemán Blue Rose, Static Transmission es la prueba de que en el mundo del rock hay gente que sabe envejecer sin envilecerse y con estilo. Steve Wynn sigue haciéndolo, mirando igual de orgulloso a su pasado que a su presente.
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