En la segunda mitad de los años cincuenta se producen una serie de grabaciones en las que, bajo el control de Norman Granz, Ella Fitzgerald, Louis Armstrong y Oscar Peterson (no siempre juntos los míticos cantantes) son protagonistas. La primera de ellas quizá sea la mejor, un extremadamente elegante Ella & Louis captado por los micrófonos del estudio el 16 de agosto de 1956 y publicado por el sello recién creado por Granz, Verve. Canciones clásicas y maravillosas, principalmente de la década de 1930, que en las voces tan diferentes y tan reconocibles de Fitzgerald y Armstrong —entrañables a más no poder en la portada— suenan mejor que nunca. La calidez de las interpretaciones y el finísimo acompañamiento del piano de Peterson, la guitarra de Herb Ellis, el contrabajo de Ray Brown y la batería de Buddy Rich (y no olvidemos la trompeta de Armstrong cuando aparece) hacen que sea una labor titánica destacar uno solo de los once temas, aunque si tuviera que hacerlo bajo una seria amenaza me quedaría con la extraordinaria adaptación del Isn't This A Lovely Day? de Irving Berlin, seis minutos largos de música de una belleza insultante. Como tal amenaza no existe, allí están Moonlight In Vermont, They Can't Take That Away From Me, A Foggy Day, Cheek To Cheek o April In Paris para defender el álbum en su totalidad, pues como tal está concebido y como tal funciona. Preparen su combinado favorito, pónganse cómodos y déjense embelesar en su intimidad por Ella, Louis y sus cuatro magníficos acompañantes, les aseguro que durante cerca de una hora el tiempo se detendrá y su vida se hará más dulce.
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jueves, 8 de diciembre de 2022
Ella & Louis
jueves, 7 de junio de 2018
The Golden Years Of Louis Armstrong
jueves, 19 de enero de 2017
Louis Armstrong Meets Oscar Peterson
Producido por Norman Granz —juntador oficial de talentos—, Louis Armstrong Meets Oscar Peterson es la continuación o extensión de los dos discos —Ella And Louis y Ella And Louis Again— que en 1956 y 1957 habían unido a Armstrong y Ella Fitzgerald respaldados por Oscar Peterson y su trío y un baterista añadido bajo la batuta de Granz y su sello Verve. Tanto los dos protagonistas de aquella sesión registrada el 14 de octubre de 1957 en Chicago como sus escuderos —Herb Ellis (guitarra), Ray Brown (contrabajo) y Louis Bellson (batería)— se aplican con profesionalidad en los doce cortes de los que consta el plástico, entregándonos buenos momentos (excelentes en ocasiones), aunque no de la intensidad o brillo de las grabaciones históricas de Satchmo o las muchas en las que el pianista canadiense acompañó o fue acompañado por Dizzy Gillespie, Stan Getz, Clark Terry, Freddie Hubbard, Roy Eldrigde, Sonny Stitt, Ben Webster o el propio Armstrong en los trabajos citados con Fitzgerald. Bien sea en solitario o en comandita, Peterson y Armstrong volaron más alto que en este elepé que estamos comentado, lo que no es óbice para recomendarlo o disfrutar de sus sonidos. Siempre sugerentes, la voz del segundo y las teclas del primero justifican de sobra la adquisición del álbum, aunque sean las poderosas y diáfanas notas de la trompeta de Louis Armstrong las que —en mi opinión— más alegren y coloreen el conjunto. Una reunión de altura, en todo caso, que no disminuye el prestigio de sus autores, y cuyos cerca de cincuenta minutos se suceden placenteramente. Como no podía ser menos.
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