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lunes, 8 de febrero de 2021

TCV3

Cheetie Kumar y Paul Siler se habían ido para crear Birds Of Avalon, cosa que no impidió que fueran sustituidos por Erik Sugg y Charles Story y The Cherry Valence grabara un último álbum e incluso girara para presentarlo. TCV3 (2005) es otra granada de hard y garage rock que, además de los cambios en la formación, no va a ser publicado por Estrus sino por Bifocal Media. En algún lugar entre ZZ Top y MC5 (establezca el lector paralelismos similares), aunque más cerca de los mandamientos del rock duro de los setenta, el tercer trabajo de la banda de Carolina del Norte retumba desde Sunglasses And Headlights, estruendo al que no son ajenas las dos baterías y las cuatro baquetas que las aporrean. Nombres como Kiss, Montrose, Ted Nugent, AC/DC, Cinderella, The Cult, Led Zeppelin, The Who o Black Crowes (o contemporáneos como Tricky Woo o Five Horse Johnson) asaltan al oyente, si bien la personalidad establecida por los autores de Riffin' en sus grabaciones previas se cuela idéntica en los sonidos de unas canciones que no niegan su origen pero se preocupan por sacar brillo al añejo rock and roll. Solo uno de los catorce cortes, 333, calma algo a la fiera con sus guitarras acústicas y su toque bluesy; el resto, energía rocker establecida por riffs notables, ritmo febril y ganas de perpetuar dignamente —era su postrera oportunidad— lo que no dejaba de estar sabido. No le vamos a quitar su mérito.



sábado, 1 de octubre de 2016

The Cherry Valence


Dos baterías, dos guitarras, un bajo y ganas de comerse el mundo. Es lo que tenía The Cherry Valence para debutar en 2001 con un álbum homónimo, visceral y fulgurante que ponía a la venta Estrus. Hard rock bronco de sabor setentero y espíritu protopunk dividido en once canciones suculentas en las que las estructuras de Led Zeppelin, Ted Nugent, Montrose, Deep Purple, ZZ Top o Kiss se funden con la actitud de los Sonics y MC5 y la energía de AC/DC y Rose Tattoo, aunque en ocasiones podamos intercambiar los nombres. El disco no decae en ningún momento, haciendo gala constante de su dureza y ardor, pura pasión por el rock and roll y la electricidad. La duplicidad de la percusión se deja notar y es —junto con las seis cuerdas desaforadas— clave en el sonido crudo y salvaje de la banda, siendo además ambos bateristas los encargados de las voces. Con algunos cambios en la formación en el tercero, The Cherry Valence realizará dos elepés más que confirmarán las capacidades de la banda pero que no mejorarán lo expuesto en el primero de sus plásticos, uno de los más intensos y estridentes que ha dado el rock en lo que va de siglo. Aunque la mayoría a la sazón solo hablara de los Strokes y similares medianías.