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lunes, 11 de abril de 2016

Gonna Ball


Publicado meses después de su debut en el mismo año 1981, Gonna Ball enfrentaba la peliaguda cuestión de arrostrar un soberano primer paso con el que se medirá cualquier elepé deseoso de rescribir el rockabilly en la década de los ochenta. Stray Cats era (y es) un referente demasiado importante como para cotejarlo con otros y que éstos saliesen indemnes de la operación. Así que el segundo álbum del grupo de Brian Setzer tenía, de antemano, todas las de perder. El tiempo, sin embargo, que todo lo morigera y ajusta, ha hecho que hoy se alce orgulloso como una pieza más de aquella terna que completará Rant N' Rave y que no solo revitalizará un subgénero musical, sino que establecerá y extenderá las bondades de una banda de mucha personalidad.


Empezar un disco con una versión de un clásico de Johnny Burnette como Your Baby Blue Eyes (aquí sin el "Your") y llevarlo a tu terreno sonoro sin que se pierda nada de su irresistible poder melódico es de artistas valientes, convencidos y en plena forma. Que Setzer, Lee Rocker y Slim Jim Phantom lo son es evidenciado así desde el primer momento, y va a ser corroborado durante los diez temas siguientes. Precisamente con el Burnette acerado de The Train Kept A-Rollin' o Rock Billy Boogie enlaza Little Miss Prissy, uno de los momentos más duros del trabajo. Si Wynonie Harris y el jump blues son visitados y homenajeados mediante una feliz lectura de su Wasn't That Good, Cryin' Shame acelera los riffs y las estrofas de Elmore James y otros maestros del blues. (She'll Stay Just) One More Day lleva al trío a un universo jazz relajado en el que al contrabajo, la batería y la guitarra se suman saxo y órgano para crear un tema donde caben la bossa nova, el lounge y Jimmy Smith. You Don't Believe Me vuelve la vista dos cortes atrás con la intención de fabricar blues blanco impregnado de doo-wop antes de que Gonna Ball se escore al rockabilly canónico que tan bien practican los Stray Cats. Breve y contundente, Wicked Whiskey es un instrumental que precede a Rev It Up And Go, rock and roll de la escuela de Chuck Berry en el que suenan (un tanto ocultas) las teclas de Ian Stewart. Lonely Summer Nights se sumerge maravillosamente bien en los tópicos de las baladas de los años cincuenta, soslayando el lado cursi del romanticismo al cantar de una manera sentida y convincente a "todas esas largas y solitarias noches de verano" sin la persona amada. Crazy Mixed-Up Kid pone fin al elepé con una furiosa ración de psychobilly encargada de cerrar por todo lo alto una función que —en 2016 lo sabemos de sobra— mira sin miedo y segura de su contenido al álbum que —chulesco, altivo— le había precedido. Por muy necesario y espléndido que fuera el homónimo elepé de los Stray Cats, Gonna Ball se ha ganado situarse a su lado y poder ser disfrutado de la misma manera. La manera en que se escuchan los clásicos.

lunes, 1 de julio de 2013

Rant N' Rave With The Stray Cats


Sin la originalidad que aporta el punto de vista de los Cramps, la importancia de los Stray Cats radica allí donde residen sus limitaciones. El grupo que fue santo y seña del rockabilly en los años ochenta (y que con el paso del tiempo se ha convertido en un clásico del género), acudía directamente a las fuentes sagradas con la intención de celebrarlas, de revitalizarlas si se quiere, pero nunca con la de reinventarlas. De la materia prima (Gene Vincent, Johnny Burnette, Eddie Cochran, Elvis Presley, etc.) la banda de Lux Interior extrae —sin traicionarla— savia nueva; la de Brian Setzer, sin embargo, no se sale del manual, pero se sabe las instrucciones de memoria y las ejecuta con una precisión absoluta. O al menos a lo largo de sus tres primeros e imprescindibles discos. Rant N' Rave With The Stray Cats, de 1983, es el último de la trilogía y encierra clásicos de los gatos como la espectacular Look At That Cadillac (con acompañamiento de piano y saxo); la salvaje Something's Wrong With My Radio y el pedazo de solo de guitarra de Setzer; la vacilona (She's) Sexy + 17 (single del elepé); la balada I Wont't Stand In Your Way y sus fantásticos coros de puro doo-wop; o ese cierre en el que el trío se hace punk hasta en el título, How Long You Wanna Live, Anyway?, como si quisiera contradecir el purismo que en las primera líneas se le ha asignado, o, más bien, constatar la correlación existente entre el rock and roll primigenio y el que en los años setenta se inspiró en él para recuperar unos valores perennes, sencillos y, sobre todo, inmejorables. Como siempre, es Brian Setzer el protagonista de la función, por componer y tocar las seis cuerdas como los ángeles, pero que nadie olvide el contrabajo de Lee Rocker, la batería elemental de Slim Jim Phantom y la producción de Dave Edmunds: sin ellos todo se vendría abajo. De no ser por su homónimo debut, bien podría pasar Rant N' Rave como el mejor de álbum de los Stray Cats, aunque yo les recomiendo que añadan a éstos Gonna Ball y disfruten como cosacos del mejor rockabilly fabricado en la década de 1980. Lo de los Cramps era otra cosa.