lunes, 27 de febrero de 2023

Thelonious

Publicado a nombre del Thelonious Monk Trio en 1953, Thelonious está divido en dos partes bien diferenciadas de cuatro temas cortos cada una, como corresponde a un elepé de diez pulgadas. La primera nace el 15 de octubre de 1952, Monk al piano, Gary Mapp al contrabajo y Art Blakey a la batería. Encabezada por Little Rootie Tootie, estupenda composición del autor de Misterioso, las teclas de nuestro hombre dominan la sesión con claridad, repleto de ideas al servicio de un personalísimo estilo que rebosa melodía mientras se desliza hacia una atonalidad que nunca llega. No por ello esconde Blakey sus baquetas, que en el fluir caribeño de Bye-Ya realzan el tono de calipso. Cierra esta primera cara el Monk's Dream que dará título a su futura obra maestra, aquí en su muy brillante versión original. Se marcha Blakey en los otros cuatro cortes (del 18 de diciembre) y pasa a encargarse de la percusión Max Roach. La música es del mismo nivel, aunque sobresale el espectacular Bemsha Swing, tema que curiosamente atacarán de nuevo cuatro años después Monk y Roach (y Sonny Rollins, Paul Chambers y Clark Terry) en el soberbio Brilliant Corners. Los ocho cortes del Thelonious volverán a editarse junto con dos más registrados el 22 de septiembre de 1954 bajo el título de Thelonious Monk Trio y ya en vinilo grande de doce pulgadas. Sea como fuere, nos sirven ambos para disfrutar de los dedos privilegiados de Thelonious Monk y de quienes le cubren.



jueves, 23 de febrero de 2023

Rock & Roll Music

"Tiene que ser música rock and roll / Si quieres bailar conmigo." Así cantaba Chuck Berry esta exultante composición que describe y expande la música a la que lleva dos años dando forma. Himno inmortal que escapa a las descripciones por su calado emocional e importancia histórica (Beatles, Beach Boys y Humble Pie la han tocado entre cientos de artistas más), Rock & Roll Music es desarrollada por la guitarra y la voz de Berry, el contrabajo de Willie Dixon, la batería de Fred Below y el piano de Lafayette Leake en una sesión llevada a cabo el 6 o el 15 de mayo de 1957. Pero, ojo, que no se queda aquí la cosa. El 21 de enero de ese mismo año la misma formación, excepto un Leake sustituido por Johnnie Johnson, había grabado un blues colosal que se cuela en la cara B del single y compite en categoría con la A. Si los punteos de Berry son gozosos, las teclas de Johnson alcanzan la gloria y dominan la función en Blue Feeling, tema que demuestra la maestría del autor de After School Session también en el negociado de John Lee Hooker o Muddy Waters. Uno de esos sencillos, en fin, que nunca fallan por mucho que se escuchen las canciones que lo componen. Sonidos populares que ya son clásicos.


 

lunes, 20 de febrero de 2023

The Electric Prunes

Padres del garage psicodélico al igual que los 13th Floor Elevators, los Electric Prunes pueden haber tenido quejas de su debut discográfico en formato grande, homónimo y de 1967 por solo contener dos composiciones propias. Sin embargo, el excitante resultado y el sonido tan peculiar resta importancia a que una mayoría de canciones fuera compuesta por Nancie Mantz y Annette Tucker o por Tucker y Jill Jones y que el productor Dave Hassinger impusiera o tratara de imponer sus designios por encima de los del grupo. Y digo tratara en vista de que el resultado definitivo, la media hora de felicidad que responde al nombre de The Electric Prunes, rezuma personalidad musical gracias a los cinco intérpretes (y algunas cuerdas) que ponen en pie los temas.

Dominado por los dos fantásticos singles que encabezan respectivamente la primera y la segunda cara, I Had Too Much To Dream (Last Night) y Get Me To The World On Time, el primero de ellos título alternativo del elepé, el fuzz primigenio arropa el innato concepto pop de los cortes, creando un choque de ideas estéticas (no nuevo del todo, por supuesto) que viene a significar la apuesta estilística (hasta dónde nacida de la obligación y no de planteamientos propios es la pregunta) del quinteto. Pero también hay espacio para baladas atmosféricas como la maravillosa Onie; pop orquestal cercano a los Kinks y a los Stones aunque de bastante menos calidad (The King Is In The Counting House); una simpática versión de la cinematográfica About A Quarter To Nine; music hall de andar por casa (Tunerville Trolley); o los dos apuntados y brillantes temas de los Prunes, Train For Tomorrow y Luvín', en especial el primero al estar divido en dos partes claramente diferenciadas, añadiendo la segunda influencias jazzísticas.

Cuatro piezas más, cercanas al fundacional garage rock de los sencillos mencionados y alabados al nacer el párrafo anterior, completan un disco que no es perfecto pero que gracias a sus mejores momentos (que son mayoría y algunos incontestables), su ascendiente en el revivir garage de los ochenta y que cincuenta y seis años después de su alumbramiento signifique fundamentalmente frescura, creatividad y anticipación, hace que podamos estar hablando de él sin rubor alguno. Y hasta, siendo buenos, que no nos cebemos en el nombre de sus autores traducido al castellano: las ciruelas pasas eléctricas, ¿hacen falta comentarios o nos las comemos?


 

jueves, 16 de febrero de 2023

Figure 8

La trágica muerte de Elliott Smith tres años después de que viera la luz su último disco en vida en 2000 sobrevuela sobre cada escucha del exquisito Figure 8, pero no amplifica o desfigura sus estrictos valores artísticos. La misma sensibilidad que le llevó acabar tan horriblemente con su vida es la que sostiene las dieciséis composiciones que durante cincuenta minutos largos emocionan e incluso conmocionan al oyente amante del pop de raigambre beatle y extensiones. La existencia le dolía y le costaba, dolor y esfuerzo que se colaba en sus canciones, aunque paradójicamente (o no) haya en esta colección final (sin contar From A Basement On The Hill) más luminosidad, menos mal rollo que en anteriores. Lo que es indudable es que la musicalidad que despliega Smith es sobresaliente, casi apabullante, combinando la expansión multiinstrumental con la introspección acústica (como de costumbre haciéndose cargo de casi todo lo que escuchamos) sin que chirríe la alternancia o el vigor del álbum se vea afectado. Quizá un título tan genial como In The Lost And Found (Honky Bach), al que se suma la breve, psicodélica e instrumental The Roost, para conformar una sola pieza, nos dé una clave de las intenciones y logros de su autor, tratando de dotar a su power pop de las hechuras barrocas del autor de El clave bien temperado, enriqueciendo los temas con una enorme variedad de arreglos y sonidos. Una amplia gama de teclados, guitarras acústicas y eléctricas, cuerdas, bajos, baterías y alguna cosa más se empeñan con acierto en ofrecer el matiz que engrandezca la base desnuda, que vista las estructuras ya de por sí muy logradas. No hay entre Son Of Sam y Bye (espectral y frugal réquiem de piano solo que nos estremece especialmente al ligarlo con los hechos luctuosos que pondrán fin a los días de Elliott Smith) relleno alguno o flojera artística que valga: todo el trabajo demuestra la habilidad de su creador para, asumiendo las enseñanzas del pasado, dar una y otra vez con la canción redonda y el acabado exquisito y alcanzar el éxtasis sensorial de una obra maestra que responde a sus intenciones, a sus maneras y a su psique.


 

lunes, 13 de febrero de 2023

Transition

Días antes de grabar Ascensión. Ésta es la primera reflexión, o la primera idea, que me asalta al empezar a escribir sobre Transition. Y quizá dato de ayuda para el seguidor de John Coltrane que no conozca este disco póstumo publicado en 1970.* La diferencia es que aquí está el cuarteto mágico puro y duro, sin añadidos o extensiones. Los quince minutos de la pieza que titula el trabajo inundan el espacio de la violenta manera expresionista que ha dejado dictada meses atrás, aun como arranque a ensanchar, el mítico A Love Supreme. Coltrane, McCoy Tyner, Jimmy Garrison y Elvin Jones perforan nuestros sentidos en busca de la música total, si bien la dureza no es del extremismo que está por llegar en el mencionado Ascension y otros posteriores. Welcome rebaja la tensión con el clásico sonido baladístico del saxofonista de Hamlet, paz y "bienvenida" que nos preparan para la Suite en cinco movimientos que empieza moderadamente para tornar salvaje e ir alternando estados de ánimo durante veinte minutos largos. El cuarteto cruza un océano de religión y fuego (y digo el cuarteto porque los solos de contrabajo, piano y batería de Garrison, Tyner y Jones, respectivamente, son tan extraordinarios y sagrados como los rompedores soplidos de su jefe, y porque el acompañamiento de las baquetas del último marca el límite, diría que sobrehumano, hasta donde pueden llegar sin colapsar y de la mano la técnica y el frenesí) que deja anonado al receptor, pequeño e insignificante ante tal derroche de creatividad y energía. Si los tres primeros cortes son registrados el 10 de junio de 1965, el último, Vigil, lo será seis días después, estableciendo un poderoso diálogo entre John Coltrane y Elvin Jones que clausura con contundencia un Transition menos recordado que otros elepés de su autor pero que, una vez escuchado, se vuelve igual de obligatorio.

*Hablamos en esta entrada de la edición en CD de 1993 que elimina Dear Lord (que pasa a otro álbum póstumo que veía la luz el mismo año, Dear Old Stockholm) y añade Welcome y Vigil (que ya estaban en Kulu Sé Mama), aunque mantiene las dos mastodontes que significan el grueso del plástico.

jueves, 9 de febrero de 2023

The Universe Inside

Los retornos no suelen ser buenos consejeros en el mundo del rock, y casos tan dolorosos para mí como el de los Stooges sirven de ejemplo tajante. Sin embargo, existen excepciones que valen por todas las segundas partes decepcionantes, fallidas o inútiles que se imaginen. Dream Syndicate es claramente una de esas excepciones, con The Universe Inside (2020) a la cabeza de la razones para reivindicar una vuelta al estudio y a los escenarios que no merece sino cientos de aplausos. Y no quiero con esta afirmación negar el resto de producción desde 2017 —año en que los autores de Medicine Show retomaban su carrera discográfica con el espléndido How Did I Find Myself Here?—, sino valorar el radical riesgo tomado en un disco de casi una hora y solo cinco canciones.

Que dicho riesgo no sorprenda sabiendo de las influencias de Steve Wynn y compañía, capaces de grabar para su segundo elepé los cerca de nueve minutos del John Coltrane Stereo Blues, no quiere decir que no valoremos en su justa medida los veinte que, llamados The Regulator, abren sin concesiones ni miramientos el álbum. El subversivo jazz eléctrico de Miles Davis y principios de los setenta (el de Jack Johnson, Live-Evil y On The Corner en concreto), el krautrock de Can, el Battiato de Pollution, la psicodelia expansiva de Grateful Dead en directo y similares músicas enemigas de la facilidad anidan en esta pieza bellísima que se alarga sin piedad con el oyente corriente. Wynn, Jason Victor, Chris Cacavas, Mark Walton y Dennis Duck, con la ayuda del saxo de Marcus Tenney, se mofan de las convenciones conectando con el espíritu pasado de los artistas citados (que todavía perdura en grupos como Acid Mothers Temple o Kim Salmon & The Surrealists) en un movimiento de inclinación lo-fi que es búsqueda y hallazgo simultáneamente.

Cierto que un comienzo así de extremo hace peligrar todo lo que le vaya a seguir, si bien ese peligro lo capea la banda manteniendo la intransigencia estética. The Longing, o el corte menos extenso de todos, flota sobre una atmósfera lánguida que tiene puntos en común con el helador y testamentario Lazarus de David Bowie y, ya en su final, con Sonic Youth, además de ecos abstractos del Riders On The Storm de los Doors. Apropos Of Nothing empieza siguiendo una línea parecida pero sufre una transformación en su segunda mitad que la envenena y, tras un tramo puramente lisérgico liderado por los teclados de Chris Cacavas, pasa a revolcarse en el motorik made in Neu! Para cuando suena Dusting Off The Rust y se impone el modo instrumental en una maravillosa declaración musical hecha de funk, de jazz y de lounge ya queda claro que Dream Syndicate ha hecho la más especial de sus grabaciones, abriéndose camino hacia lo desconocido sin miedo o limitaciones. Y si no que se lo digan a The Slowest Rendition, último tema que lleva en su interior a Roxy Music, Eno, la Cinematic Orchestra y, nuevamente, Bowie en su aleación de electrónica, pop, jazz y rock progresivo.

El diseño de la carpeta (portada, contraportada y resto de imágenes) está íntimamente ligado a la experiencia que The Universe Inside supone y entronca con muchas de las referencias de las que me he ayudado para describir las características del álbum, en ningún momento para negar su originalidad, pues Dream Syndicate suena aquí a una nueva versión de sí mismo que, bebiendo de fuentes pretéritas (¿qué otras, si no?), plasma sus inquietudes creativas. Nada suena rancio o antiguo en esta obra sobresaliente; suena nuevo, genuino, puro. Y, sobre todo, fascinante. En mi opinión, uno de los mejores discos de lo que va de siglo. En palabras del propio Steve Wynn entrevistado por Juanjo Mestre, su "disco favorito de Dream Syndicate, y casi mi disco favorito de todos los que he realizado", con la intención de "ofrecer constantemente sorpresas en el camino". Una sorpresa a la que algunos estaremos siempre agradecidos.


 

lunes, 6 de febrero de 2023

The Battle Against Inner Spirits

Situado cronológica y estilísticamente entre su debut y The Truth Is Out There, The Battle Against Inner Spirits (2001) se aleja del punk de RIP KC y se acerca al hard/stoner de su tercer disco, aunque sin que los avances psicodélicos y progresivos se plasmen todavía en las canciones que encontramos. No abandona la contundencia, pues, RIP KC en su segundo paso, contundencia que de la mano de Mikel Biffs y Punch Records parece garantizada. Rock macarra y agresivo que como tal se manifiesta desde I'll Be There y en ningún momento rebaja la potencia inicial —similar en virulencia, electricidad y vocación aglutinadora de punk y hard al que a la sazón practicaba Gluecifer—, el del álbum habla de unos jóvenes vallecanos con ganas de comerse el mundo armados de guitarras, bajo y batería. Cantado mayormente en inglés (a excepción de la aplastante 8000 RPM) y abandonando (definitivamente) el castellano de su anterior trabajo, The Battle Against Inner Spirits conjura la distorsión, la velocidad y la juventud y se agarra al rock and roll crudo para explotar en once piezas propias y una versión de Saxon (Freeway Mad) que noquean una y otra vez al oyente. No volverá a sonar así el grupo, especialmente porque las inquietudes de los hermanos Ceballos (guitarra y batería) les llevarán por otros senderos que se materializarán en el resto de la obra de los autores de Obvious And Bleeding y en futuros proyectos como Melange y Mohama Saz. Pero eso es una historia muy alejada de la furia rocker que acabamos de exponer y con la que hoy nos quedamos.

jueves, 2 de febrero de 2023

Do You Remember Rock 'N' Roll Radio?

Curioso que una de las canciones más famosas, felices y vibrantes de los Ramones fuera una de las menos ramonianas de su catálogo. Producida por Phil Spector y apertura de su quinto elepé, End Of The Century, Do You Remember Rock 'N' Roll Radio? es una oda a la radio y al rock and roll que alimentaron al cuarteto neoyorquino en la que su punk one, two, three, four hecho de guitarra, bajo, batería y voz engorda con vientos, teclas y el muro de sonido spectoriano. Sin embargo, dichos arreglos nos hacen perder frescura a los autores de Rocket To Russia, simplemente les convierte en la primera big band del planeta en practicar punk rock en un tema maravilloso e inolvidable. Para compensar por si alguien se hubiera sentido ofendido (no se crean, siempre los hay) la cara B de este single de 1980 dispara un potente Let's Go que también se encuentra en el disco y que se alía con los Ramones más tradicionales y menos pop. Ambos lados de la galleta son de mi gusto (ambas vertientes de la banda), pero reconozco que el primero de los cortes, el que nos hace recordar la magia de la primera música del diablo en las ondas hercianas, gana la partida en esta ocasión.