Algo parecido a lo que había sucedido a Brian Wilson en 1967 sucederá a Pete Townshend pocos años después. Si en el caso de los Beach Boys Smile no vio la luz para ser sustituido por esa hermosísima miniatura que es, digan los que digan, Smiley Smile, en el de los Who fue Lifehouse el proyecto damnificado —más ambicioso (o pretencioso, según se mire) aún que Tommy— para que Who's Next, para mí el mejor disco del grupo, viera la luz. En ambos casos, Smiley Smile y Who's Next tomaban material de los discos cuya no publicación permitía su existencia. ¡Benditos sean los discos no publicados!, exclamemos. Benditos, sí… si lo sustitutos tienen la talla de los mencionados.*
Editado en 1971, y fuera lo que fuera de la historia de Lifehouse —no estamos aquí para juzgar intenciones sino hechos—, Who's Next es, se mire por donde se mire, una obra magna que aúna los hallazgos en el estudio del grupo —especialmente de un Townshend volcado en los sintetizadores— con la energía que trasmite en vivo, cuya prueba es el esencial Live At Leeds, publicado el año anterior. Baba O'Riley ya nos avisa de que, si bien éstos no son los Who de My Generation, tampoco son, por fortuna, los de Tommy —un muy buen disco a pesar de la estafa conceptual (contra ella, diríamos quizá con mayor precisión)—, ni es Who's Next una ópera rock. Los sintetizadores (que, sonando a clavicordio, abren el álbum), el piano y la voz de Townshend mezclados con sus potentes guitarrazos marca de la casa y la inefable percusión de Keith Moon, el violín que entra al final y que convierte al tema en una suerte de danza rusa… No busca el grupo inglés el camino fácil, pero tampoco se aleja del concepto más básico del rock and roll, alejamiento que tantos disgustos dio durante los años setenta bajo el paraguas del rock sinfónico. Bargain, ya con Roger Daltrey cantando, sube la adrenalina a cualquiera con una guitarra de Townshend que viene directa de Link Wray y unos fantásticos, aunque no muy prominentes, sintetizadores. Love Ain't For Keeping son dos minutos en los que el grupo convierte el blues en algo propio. My Wife es una joya compuesta por John Entwistle en la que también canta y toca el piano. Precisamente de este instrumento se encarga Nicky Hopkins en Song Is Over, emocionante tema de música y letra que parecen hechas la una para la otra. Repite Hopkins en la aún más emotiva Getting In Tune, que tiene un pequeño interludio en el que Hopkins flirtea con el honky tonk y un final acelerado en el que el grupo suena más cercano que nunca a los Stones. Going Mobile rebaja un poco el clímax para introducirnos en las dos canciones que tan extraordinariamente despiden Who's Next. Behind Blue Eyes convierte, por arte de birlibirloque, una preciosa balada acústica de celestiales coros en un pedazo de hard rock que, ya en su final, recupera la suavidad inicial. Won't Get Fooled Again, una de las canciones más famosas de la banda, tiene comienzo similar al de Baba O'Riley, aunque sea un tema mucho más largo, de más de ocho minutos. Todos se lucen con sus instrumentos, pero uno no puede evitar el rendirse ante esas sacudidas que sufre la guitarra eléctrica en manos del principal compositor y líder de los Who, Pete Townshend, que alcanzaba aquí, junto a sus compañeros, la cumbre de su carrera gracias a una de las más personales y apasionadas propuestas de la historia del rock: Who's Next.
*Smile fue publicado, finalmente, en 2004 por Brian Wilson en solitario para convertirse en uno de los mejores discos de lo que va de siglo y Pete Townshend editó The Lifehouse Chronicles en 2000, una caja de seis compactos