Aunque los tres temas de este epé habían sido grabados en enero de 2020 no será hasta 2022 cuando vean la luz bajo el nombre de Un suspiro eléctrico. A almacenar junto con sus dos elepés (Temario y Experimentación y ensayo), esta rodaja de diez minutos da con Algunos Hombres corroborando su personalidad pop. Vaporoso y electrónico, el primer corte o Puzzle navega con lentitud en el océano sensorial de la banda pozalbense, aquí con las programaciones del baterista Antonio J. Moreno como jugosa novedad de su imaginario sonoro. Conductividad conecta con varias canciones del segundo trabajo del grupo, con Génesis evidentemente, pero sobre todo expresa una manera de hacer las cosas inconfundible, el sello de Algunos Hombres. No abandona dicho sello la final Me partiste en dos, hecha de melodía embriagadora y fatalismo lírico ("Cielo, me partiste en dos / y ahora ya no sé quién soy"), y alimentada por la rítmica velvetiana (la de Foggy Notion, verbigracia) y el dream pop de los años ochenta. Podría pasar Un suspiro eléctrico por aperitivo que llevarse a la boca mientras esperamos nuevo disco de los andaluces, mas infravaloraríamos la belleza de sus composiciones si así lo afirmáramos y podría parecer que miramos con displicencia un formato, el de las siete pulgadas, que no por breve ha de ser menor. Obviamente.
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jueves, 19 de septiembre de 2024
Un suspiro eléctrico
miércoles, 4 de marzo de 2020
Experimentación y ensayo
El debut en 2013 de Alguno Hombres ya hablaba de una banda especial, cimentando alrededor del rock y el pop clásicos un discurso de levedad melancólica y austeridad instrumental que se mantiene con mejoras y matices en su segundo álbum, Experimentación y ensayo (2019). El grupo andaluz ha ampliado su paleta y ha crecido compositiva e interpretativamente, crecimiento que se explicita taxativamente en la segunda mitad del elepé.
Glam, hard y noise rock dan de comer a Tu perro fiel, siete minutos y medio de afirmativo y explosivo final que invocan a T. Rex, Mott The Hoople, ZZ Top, George Thorogood, Beasts Of Bourbon y parecidos paladines de la música del diablo. Espléndido single de adelanto, Ángeles caídos y santos es power pop afín al de Teenage Funclub en el que igual de importante es la adictiva melodía de Paco Rojas como la esotérica letra de Marce Becerring. Ser el hombre cierra el plástico con su pop delicado bañado en electricidad a la manera de Yo La Tengo o Belle And Sebastian con ecos de Television.
La canción que completa la cara —Lo mejor y lo peor—, por extensión y estilo, conecta con las de la primera, quizá no tan exquisitas como las tres analizadas pero llenas de Ese encanto que las encabeza. Génesis, Lo importante es perder, Pájaros y Quién me protege de mí, las que la siguen, son asimismo temas introspectivos que beben indistintamente de los Byrds, la Creedence, Prefab Sprout, Nacha Pop, Magic Numbers o Antonio Carlos Jobim, que llevan el sello ya establecido en Temario, si bien la puesta en escena es sin duda más elaborada en Experimentación y ensayo. Corroborar a la vez que innovar, siguiendo las instrucciones de su título: ése podría ser el lema para describir brevemente el segundo paso del quinteto a quien solo conozca el primero. Sus sonidos y su literatura, personales aunque reconocedores de la tradición, no deberían dejar indiferente al oyente inquieto y perspicaz que va más allá de cantos de sirena y coyunturas comerciales. Un disco muy logrado, en definitiva, cuya aparente modestia va cercenando la adicción provocada (y aumentada) por cada nueva escucha y su primorosa presentación —portada de Rafael Jiménez, carpeta abierta, vinilo blanco— en formato físico.
lunes, 1 de junio de 2015
Temario
Curtidos en otros y minoritarios grupos, forjados por la escucha disidente y a la búsqueda desde el primer disco de ese desierto en el que plantar un árbol como el que vemos en la portada, los cinco miembros de Algunos Hombres publicaban en 2013 Temario —título tan escueto como inabarcable—, sorprendente y atractivo debut del quinteto de Pozoblanco. Difícil de ubicar o diseccionar, el elepé lleva incrustadas arrugas pop o manchas de bossa nova, por ejemplo, pero nace del arrullo de la tierra conectado a la mirada artística personal, aquélla que no necesita de estridencias o exabruptos para fundamentar su incorruptibilidad. Se equivoca, sin embargo, quien deduzca de esta ausencia de venalidad creativa un trabajo raro o experimental, pues las canciones de Temario son accesibles y cercanas, de evidente raigambre popular, pero ajenas a radiofórmulas cochambrosas, estribillos sobados o romanticismo verbenero.
Como salida de alguna banda sonora de Sergio Leone, Balada de el ciento abre cinematográfica la primera cara. El chaval de negro es una rotunda declaración pop que transita la larga autopista que va de los Byrds a Teenage Fanclub, con parada en CRAG, Antonio Vega y similares demiurgos de la canción patria. Los aromas y las cadencias dulces del Brasil —bellísimamente instrumentados— se funden en Perdido o' ganado con la electricidad del rock y unas estupendas guitarras. Hipnótico y envejecido por su tratamiento musical, Un viejo vals se beneficia además de una letra misteriosa paradójicamente llena de apotegmas irrefutables como "Nos creímos en libertad" o "No os fiéis de la felicidad". De este bolero fantasmagórico (y hasta ontológico) nos vamos a la paz naíf y luminosa de Atardece alrededor, que quiere atrapar con sonidos esos últimos momentos del día en los que la luz no deja de serlo por saber que pronto se va a extinguir, deleitándose en su carácter perentorio y fronterizo. Mas como en la vida todo son ciclos, Mañana volverás a ver el sol es la continuación breve, exacta y despojada del atardecer del que acabamos de disfrutar.
La segunda cara empieza hablándonos de Volver a rezar, suerte de cruce entre la canción francesa y el blues. Otra vez el cielo es el tema más roquero del álbum, si bien un rock lleno de folk y guitarras acústicas. Interludio instrumental y flamenco, Estudio: danza nos recuerda que escuchamos un disco pensado y parido en Andalucía. Entre arpegios de guitarra más y menos distorsionados, Algunos Hombres nos hace saber de Rosabel, ambrosía lírica y musical cuya protagonista se da de bruces con la triste madurez, digo realidad:
"Rosabel, ahora que has crecido
sabes bien, ya los has comprendido
Rosa Rosa Rosa hermosa
el futuro era otra cosa".
Y llegamos así al Fin de fiesta. Pausado, desnudo y acústico, Temario alcanza una obvia conclusión y corrobora la calidad de un grupo realmente especial, capaz de observar a su alrededor —asimilando historias y acordes— pero empeñado en traducirlo a su manera, solo a su manera. Como si fundieran en uno los conceptos endógeno y exógeno, las composiciones del quinteto cordobés parecen vivir en un territorio en el que la realidad y la ficción, el día y la noche, lo tangible y lo metafísico se confunden, se desdoblan y se vuelven a confundir, para acabar fijados en tres o cuatro minutos de belleza prensados en los surcos del elepé. Y así, hasta en once ocasiones que hubieran merecido (y siguen haciéndolo y demandándola) mucha más atención.
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