Melancolía, nostalgia, infancia, Europa, literatura: son las primeras palabras que acuden a mi mente al empezar a escribir sobre el bellísimo elepé que, bajo el título de Paris 1919, publicaba John Cale en 1973. Poco más de media hora le hace falta a Cale para construir un álbum de extrema calidad e indisimulada querencia pop que, a pesar de su sabor y sus referencias explícitas al viejo continente, grabará en Los Ángeles acompañado de Richie Hayward (batería), Lowell George (guitarra), miembros ambos de Little Feat, Wilton Felder (bajo) y la Orquesta Sinfónica de UCLA. El productor, Chris Thomas, será, junto con Cale, la excepción británica.
Dylan Thomas, el poeta galés, es parte indisociable de Child's Christmas In Wales, pieza en la que Cale deja notar sus teclados y que nos introduce en el clima evocador del álbum. Folk y pop orquestal conforman Hanky Panky Nohow, orquestación que no se va de la solemne y emocionante The Endless Plain Of Fortune. El sur de España, o Andalucia, sirve de base para que Cale y sus compañeros pongan en pie una deliciosa y relajada composición informada por el folk, el country y el pop barroco. El cambio de lenguaje musical se hace muy evidente al hablar de Macbeth, pues el mítico personaje shakesperiano es tratado a ritmo de boogie rock estableciendo una gozosa excepción en el conjunto. Paris 1919 da una vuelta de tuerca al quedarse solo Cale cantando con la orquesta y ejecutar un tema que es sinfonismo y es pop al mismo tiempo. No se queda ahí quien fuera miembro clave de la Velvet Underground, y se agarra al calipso y al reggae en Graham Greene (nada menos que tomando un té con el autor de El poder y la gloria arranca la canción). Half Past France me trae a la cabeza el Beware Of Darkness de George Harrison y anuda los teclados de Cale, la guitarra de George y el bajo de Felder en su introducción y a medio camino, aunque la batería de Hayward tenga también su espacio puntual. No deja esa senda de folk y pop parcialmente fantasmagórica y soñadora Antarctica Starts Here, el cierre de Paris 1919, una obra maestra que ha llegado a los cincuenta años sin mácula alguna del tiempo e igual de única que cuando fue parida por John Cale.