Frente a la introspección electrónica de Is This Desire?, Stories From The City, Stories From The Sea (2000), siguiente álbum de PJ Harvey, surge como detonación sonora o expansión rock hecha de canciones magnéticas vinculadas al asfalto neoyorquino y al mar de Dorset. Apoyada por Rob Ellis y Mick Harvey y con la aparición puntual y estelar de un Thom Yorke que a la sazón finaliza asimismo la grabación de Kid A con Radiohead, Harvey se agarra a su guitarra, sin olvidar teclados y alguna percusión, e indica el camino a seguir mediante el riff incendiario de la inicial Big Exit. La potencia de las composiciones no es enemiga de su querencia melódica, caudal pop que se injerta en todos los instrumentos y la voz de la autora de To Bring You My Love. Aunque haya momentos para la calma poética (Beautiful Feeling, This Mess We're In, ambas con Yorke) u otros en los que la fuerza se reduce (You Said Something y su maravilloso romanticismo), la furia de The Whore Hustle And The Hustlers Whore, Kamikaze o This Is Love reivindica la electricidad como componente mayor del álbum. Deja PJ Harvey para el final los dos temas más largos de estas Stories, ese paseo onírico que es Horses In My Dreams y esa joya absoluta llamada We Float, ante cuya belleza y delicadeza los sentidos se rinden y las lágrimas afloran, flotamos y flotamos tomando la vida como viene… hasta el día en que morimos. Atados a la emoción que desprende, no nos olvidamos de mencionar los diferentes teclados que suenan a lo largo del trabajo (eléctricos, piano, órgano, clavecín, sintetizador, armonio, vibráfono) y sus magníficos arreglos para cerrar este texto.