Seguía alimentando Johnny Winter su alma rocker en Saints & Sinners (1974), como puede comprobar el aficionado antes de escuchar el disco y ver en su contraportada que entre los temas que ataca, dignifica y revive el autor de Let Me In están Thirty Days, Stray Cat Blues, Riot In Cell Block #9 y Bony Moronie, incombustibles rocanroles —¿hace falta especificarlo, querido lector?— de, respectivamente, Chuck Berry, Rolling Stones, Leiber & Stoller y Larry Williams. También son informadas (y afirmadas) por la música del diablo la inicial y festiva Stone County (sin faltar matices funk, country y góspel) de Richard Supa, Bad Luck Situation y Rollin' 'Cross The Country, la primera de Johnny Winter y la segunda de su hermano Edgar, responsable además de los diferentes tipos de teclado que salpican el álbum y saxos y coros puntuales. Tres cortes más completan el elepé, añadiendo color instrumental (coros, vientos y percusión) y estilos que amplían sus miras: funk y góspel el Blinded By Love de Allen Toussaint; soul sentimental el Hurtin' So Bad del propio Winter y space funk el Feedback On Highway 101, que Van Morrison no llegó a incluir en Hard Nose The Highway. Fantástica versión, la del norirlandés, que cierra un Saints & Sinners de un artista que, defensor acérrimo y exquisito del blues, siempre gustó de visitar otros parajes.
lunes, 1 de septiembre de 2025
jueves, 3 de octubre de 2024
Still Alive And Well
Aunque abra el disco con una versión del clásico blues Rock Me Baby en la que derrite su guitarra eléctrica, lo de Johnny Winter en Still Alive And Well (1973) es básicamente rock, producido por Rick Derringer, interpretado por el autor de Second Winter, Randy Jo Hobbs (bajo) y Richard Hughes (batería) y con dos versiones de los Rolling Stones a bordo por si hubiera dudas. Can't You Feel It es un un buen rock and roll escrito por Dan Hartman al que sigue Cheap Tequila, tema lento compuesto por Derringer (que también aporta su guitarra) que echa el freno, rebaja la potencia y cuenta con el mellotron de Todd Rundgren. El hard rock de All Tore Down, firmado por Joe Crane, y el blues rock de Rock & Roll, éste sí de Winter, completan la primera parte de la función, dominando la segunda canción gracias a la slide venenosa del genial albino.
Es Rick Derringer quien se hace con la slide en la primera lectura stone, un poderoso Silver Train que el grupo de Mick Jagger todavía no había dado a conocer y que además trae el piano de Mark Klingman. El country añade géneros musicales al álbum gracias al Ain't Nothing To Me de Leon Payne, en el que hallamos a Derringer por última vez, en este caso manejando la pedal steel. Si ya no toca instrumento alguno, sí aporta una segunda composición, la que otorga título al álbum y sirve para que Johnny Winter dé lo mejor de sí técnica y sensorialmente. El segundo corte que escribe Winter, Too Much Seconal, es un blues que abandona la electricidad y cuya sonoridad choca con la del resto del elepé, haciéndose Winter con mandolina y slide y trayendo Jeremy Steig su flauta al estudio.
Qué mejor para corroborar que uno está "todavía vivo y bien", como se afirma en la portada, que cerrar un disco con el Let It Bleed de Jagger y Richards. Las drogas habían pasado por la vida de nuestro hombre y se les decía adiós con uno de los mejores temas de uno de los mejores trabajos nacidos bajo el dominio de la música del diablo. No es una obra maestra ni está Still Alive And Well a su altura, por supuesto, pero es una muy buena muestra de Johnny Winter en su faceta más roquera. Jamás haría uso en vano del cancionero de los Stones.
jueves, 21 de marzo de 2024
Live Johnny Winter And
Si el espléndido Second Winter ya había mostrado el movimiento del blues hacia el rock de Johnny Winter, la unión con los McCoys de Rick Derringer le escorará aún más hacia la música del diablo. Live Johnny Winter And (1971) es un directo de aquella época, el primero en vivo del maestro tejano, con la misma banda que ha grabado Johnny Winter And a excepción de un Randy Zehringer cuyas baquetas recoge Bobby Caldwell.
El mítico Good Morning Little Schoolgirl se encarga de informarnos desde sus primeras notas de que las guitarras de Winter y Derringer, la batería de Caldwell y el bajo de Randy Jo Hobbs suenan como un cañón de rock and roll partiendo del blues. Volverá el rock and roll, sí, pero no puede evitar Winter hace una extensa, muy extensa, parada en el blues mediante un It's My Own Fault en el que sus seis cuerdas (y las de Derringer) desparraman notas solistas hasta llegar al orgasmo… en varias ocasiones. La versión del Jumpin' Jack Flash stone se acerca al hard rock en una lectura fantástica a la que sigue un popurrí de joyas imbatibles y seminales del mejor rock and roll (Great Balls Of Fire, Long Tall Sally y Whole Lotta Shakin' Goin' On) llamado, claro, Rock And Roll Medley. La fiesta que celebran el autor de Raisin' Cain y sus compinches seguro que dejó estupefacta a alguna persona de las que acudió a verles. El blues de largo recorrido y electricidad mordiente tiene otra vez su oportunidad gracias a la única composición de Johnny Winter, Mean Town Blues, si bien aquí el tempo es rápido y no lento como en It's My Own Fault. El juego de guitarras que contiene es típico de los espectáculos en directo, absolutamente crudo y salvaje el que aquí nos hace gozar.
No se va a ningún lado la velocidad con la tremenda adaptación del Johnny B. Goode, una de esas canciones a las que el tiempo es incapaz de desgastar y que en estudio Winter había asimismo inmortalizado. Su pasión por Chuck Berry sirve para terminar Live Johnny Winter And; si así suena grabado, cómo habría sido estar entre el público cuando el disco era registrado. Como eso es una entelequia, nos es suficiente el plástico glosado. Qué remedio.
martes, 26 de diciembre de 2023
Second Winter
El tercer disco de Johnny Winter, segundo para Columbia, encuentra al albino viajando del blues al rock, viaje en el que profundizará hasta que en la segunda mitad de los años setenta su crucial encuentro con Muddy Waters le lleve de vuelta y sin hibridación posible al primero de los géneros mediante elepés eternos como Hard Again, I'm Ready (a nombre de Waters) y Nothin' But The Blues (a su nombre).
Pero retornemos a finales de la década anterior y Second Winter, álbum de 1969 y tres caras (ni doble ni sencillo) que se encuentra entre lo mejor grabado por Winter en su carrera y que musicalmente es realmente ambicioso. La primera de las caras está formada por tres cortes de querencia blues, más cercanas al rock ácido de vínculos hendrixianos la versión del Memory Pain de Percy Mayfield y la composición de Dennis Collins (quien aquí sustituye al bajo a Tommy Shannon) The Good Love, temas ambos que sirven para gozar infinito de las seis cuerdas del autor de Still Alive And Well. Original de Winter y situado entre los dos, I'm Not Sure destaca por ser menos dura y por el clavecín de su hermano Edgar, cuyo solo se yuxtapone al del guitarrista en feliz contraste.
La segunda parte es un festín de rock and roll y lecturas de piezas ajenas que culmina la espectacular adaptación al lenguaje Winter del Highway 61 Revisited de Bob Dylan. Si bien toda la banda suena como un cañón, los punteos de nuestro hombre son los que gobiernan; tensos, feroces, abrasivos, extraordinarios se extienden durante cinco minutos que si alguien afirma que superan a los tres y medio dylanianos de cuatro años atrás no encontrará réplica de mi parte. Antes, dos clásicos de Little Richard (Slippin' And Slidin´y Miss Ann) y el inmortal Johnny B. Goode de Chuck Berry en los que Edgar saca a pasear piano, saxo y órgano y Johnny sigue deleitándonos con su poderío.
Los cuatro temas de la tercera porción están escritos por Winter. I Love Everybody va en la línea blues rock de Memory Pain y The Good Love. Hustled Down In Texas acelera la función y la llena de delicioso swing eléctrico. No solo por su título, I Hate Everybody ejerce de antónimo del primer tema mencionado en este párrafo al ejecutar una pieza de soul jazz adornada por el órgano y el saxo de Edgar que demuestra que Johnny incursionaba terrenos diferentes con clase y habilidad. Fast Little Rider culmina Second Winter con siete minutos de desfase guitarrero y psicodélico que la coda noise corrobora. La cara cuarta quedaba sin prensar —detalle anecdótico del que no opino—, pero las once canciones que las otras tres recogen son un tesoro artístico que da con el Johnny Winter más inspirado.
jueves, 24 de marzo de 2022
The Progressive Blues Experiment
Blues infectado por la furia rock, pero blues, el de Johnny Winter se muestra crudo y expeditivo desde su pieza fundacional, un The Progressive Blues Experiment publicado en 1968 por Sonobeat con la portada que ven abajo y en 1969 por Imperial Records con la más famosa que preside este texto. Cuatro originales del guitarrista y cantante tejano y seis versiones, lo habitual en la casa, la pasión por Muddy Waters que le llevará a colaborar con él durante la segunda mitad de los setenta —colaboración con al menos dos plásticos imprescindibles, Hard Again y I'm Ready— se hace presente en el Rollin' And Tumblin' al que Waters diera fama y brillo y en el Tribute To Muddy que Winter compone siguiendo el Rollin' Stone aunque dejando ver concomitancias (lean de nuevo las ocho primeras palabras) con el poderoso sonido de la Jimi Hendrix Experience. Sientan las bases de lo que resta estas dos canciones que abren el debut del autor de Nothin' But The Blues, electricidad abrasiva con dos excepciones (Bad Luck And Trouble y Broke Down Engine) en las que nuestro hombre se hace con la National steel-standard guitar, añadiendo en la primera mandolina y armónica. Ya sea acompañado por Tommy Shannon (bajo) o Red Turner (batería) en un frenesí de distorsión y ritmo o solo con la guitarra de acero Johnny Winter se muestra intérprete experimentado a las seis cuerdas, pues lleva años dedicado a ello, sin que la técnica sea obstáculo para la pasión ni ésta relativice la habilidad del albino con su instrumento. Desde el primer momento hasta el último se dedicó a la música de Robert Johnson y hasta el final dejó que le guiara, sin subterfugios o desviaciones pero jamás oliendo a rancio o pareciendo acartonado o arrugado.
jueves, 1 de junio de 2017
Nothin' But The Blues
La vida que Johnny Winter había insuflado a Muddy Waters al grabar juntos el colosal Hard Again, fue devuelta por éste y su banda en Nothin' But The Blues, publicado asimismo en 1977 por el cantante, guitarrista y productor tejano. Dedicado al propio Waters, el elepé hace honor a su título y en él no hay flirteos con el rock and roll o el blues rock, sino solo blues mayoritariamente eléctrico de la escuela de Chicago resuelto con destreza incontestable. Las guitarras de Bob Margolin y Johnny Winter, el bajo de Charles Calmese, la batería de Big Eyes Smith, el piano de Pine Top Perkins y la armónica de James Cotton construyen un entramado musical clásico y robusto a partir de canciones escritas por el autor de Second Winter, excepción hecha de Walking Thru The Park, compuesta y cantada por Muddy Waters. En contraste con la caudalosa y nutritiva electricidad dominante, dos temas acústicos dan variedad al conjunto, en especial un blues primitivo como TV Mama en el que Winter toca la guitarra metálica que podemos ver en la portada del disco y que es para mí su momento álgido. No lo pondremos a la altura del mencionado Hard Again o el posterior I'm Ready por respeto al maestro Morganfield, pero Nothing' But The Blues destila la mejor música negra hecha por un tipo albino y unos compañeros de lujo que —blancos y negros, negros y blancos— nos ofrecen una lección magistral del arte de Skip James, Robert Johnson o John Lee Hooker. Y no añado más para no manchar una lista tan conspicua.