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jueves, 26 de diciembre de 2024

The Awesome Amazing Sound Of Ultracuerpos

Culminación de una carrera breve e intensa, The Awesome Amazing Sound Of Ultracuerpos (2005) corrobora y ensancha la grandeza exhibida por el grupo gallego en sus dos anteriores álbumes, especialmente en el segundo The Right Way. El asombroso manejo de Ultracuerpos de los códigos del rock and roll —como si la banda se hubiera tirado toda su vida en Memphis, Nashville o Detroit y no en A Coruña— no deja espacio para las dudas en ninguno de los diez cortes del elepé.

Underdog se encarga de que el plástico eche a correr con adictivo brío punk rocker, escorado hacia el power pop. High energy heredero de MC5 —con Álvaro Dorda ejerciendo de Rob Tyner redivivo—, el de For You se traspasa a Want My Good Time, si bien aquí hay momentos con aire rockabilly. Dos temas abrasivos, sea como fuere, que conducen al soul rock de Time Has Come Now, vientos incluidos. La primera cara concluye con una canción muy atmosférica de extenso prólogo instrumental cuyos teclados, que volverán a sonar, me traen a la cabeza el Man With Golden Helmet de Radio Birdman o, anterior, el Riders On The Storm de los Doors. Durante siete minutos, No Man's Land recorre el estado de ánimo deprimente y torturado del que se encuentra en tierra de nadie con una musicalidad exultante.

La segunda parte del disco la encabeza Gotta Go Away, que se inicia con un garabato noise digno de Union Carbide Productions para convertirse en un rock and roll que juguetea con el ska. Burn Out! es un zarpazo de hard setentero en el que destacan sobre un conjunto ya de por sí excelente las baquetas de Óscar Caramés. Los ecos claros de Faces y descendientes se cuelan entre los acordes, melodías y ritmos de Like Frankie Machine, medio tiempo con Hammond incorporado que relaja sonoramente (que no líricamente) la función. En Voodoo Girl se pueden encontrar elementos high energy, funk y soul en un tema desenfrenado que antecede a Mother's Call, último paso que aúna la mejor tradición rockabilly (de Elvis a los Cramps) y certifica que en los albores de este siglo la música del diablo que salía de Japón, Suecia o España en nada envidiaba a la parida en su madre patria, los Estados Unidos de América.


 

viernes, 3 de octubre de 2014

The Right Way


Si resulta difícil destacar entre la avalancha de novedades discográficas que cada año —dispuestas a ser sancionadas prematuramente—asaltan las tiendas y caen libres en el universo virtual, esperar a que te valoren viniendo del pasado (aunque reciente), habiendo dejado de existir como grupo, siendo gallego y dedicándote a algo tan demodé como el rock and roll es, si no un milagro, lo más cercano que se pueda imaginar. Pero, bueno, en Ragged Glory nos gustan las causas perdidas (que dirían los Cosmic Psychos), y vamos a hablar de los Ultracuerpos, quinteto que se ajusta a las características descritas.

Formado por músicos curtidos en otras batallas, el grupo deja entre los años 2001 y 2005 tres álbumes excelentes que le sitúan al nivel de lo mejor de la escena internacional (ya sea escandinava, norteamericana, australiana o japonesa) de principios de siglo, pero cuya repercusión es por desgracia mínima. The Right Way —su segundo elepé de 2003— llama la atención por el perfecto acabado de los ocho temas que contiene y la clase instrumental de quienes los ejecutan. High energy, hard rock, southern, pub rock, rockabilly y similares variantes del sonido del maligno tienen su sitio en un trabajo que huele por todos los costados a los años setenta y en el que mandan las tremendas guitarras de Kiko The Jams y Ramone Ramón. De producción más contundente que su debut (Plan 9 From Outer Space) y menor poso garajero, The Right Way pone fin a su trayecto de sólidos riffs, punteos electrizantes, percusiones poderosas y líneas de bajo infalibles —puntuales y notables órgano y armónica— con una versión del Sister Anne de MC5 que resume todo lo que los Ultracuerpos han venido diciéndonos hasta el momento. Concluir un disco con una de las mejores canciones de uno de los mejores grupos de la historia es tener las cosas claras y apostar fuerte por el valor de tu material, que inevitablemente va a ser sometido a cotejo inmisericorde. Pues bien, no solo la versión del clásico de Detroit es buena, sino que los siete cortes que le han precedido no desmerecen a semejante maravilla: el arrojo, la prestancia y el conocimiento de causa de estos cinco (magníficos) gallegos amantes de Elvis y la serie Z les hacen salir victoriosos de tan arriesgada decisión. Está claro que —el título no es casual— habían elegido "el camino correcto".

La confianza de la banda en sí misma será refrendada por un tercer plástico que, bajo el título de The Awesome Amazing Sounds Of Ultracuerpos, le mantendrá en el más estricto underground y cerrará el camino a una carrera corta pero fructífera. Da igual que (casi) nadie se acuerde de ellos o que su trayectoria fuera enemiga del éxito. Las capacidades artísticas de los Ultracuerpos salen a relucir cada vez que un amante del rock and roll se acerca a su música y descubre patidifuso que en noroeste de España se facturaban productos como este The Rigth Way del que es un placer haberse hecho eco.