jueves, 30 de noviembre de 2023

Whole Lotta Love

No fue un grupo de singles sino de elepés —tendencia que la década de 1970 consolidará por lo general—, pero éste extraído del segundo plástico de Led Zeppelin contiene una de las canciones definitivas de la música rock. Y es que Whole Lotta Love (1969) lo tiene todo para que así sea: un riff perfecto de la guitarra de Jimmy Page que millones de aficionados tienen clavado en el cerebro; las notas exactas para acompañarlo del bajo de John Paul Jones; una batería sincopada, asombrosa y por momentos muy prominente de John Bonham; un interludio de minuto y medio que apela a la psicodelia, al free jazz/jazz rock y a la música concreta y que incorpora al tema fórmulas vanguardistas que el cuarteto inglés implementará ampliamente en directo; una letra convertida en puro sexo por Robert Plant y tomada prestada parcialmente a Wille Dixon y You Need Love, que hace que incluso la polémica o controversia sobre la línea, a veces invisible, que separa la influencia del plagio en el arte se sume al acervo de la composición. ¿Lo tiene todo o no, amigos? En comparación, claro, Living Loving Maid (She's Just A Woman) puede parecer poco cosa al durar la mitad que la primera cara del sencillo y pisar terrenos más convencionales. Sin embargo, su rock de herencia blues y ecos ácidos entra muy bien y, aislándonos de cotejos dañinos y aburridos, logra un notable según nuestro criterio. Por mucho que Whole Lotta Love merezca el protagonismo y siga ganando adeptos y aplausos de generación en generación.


 

lunes, 27 de noviembre de 2023

Monk's Music

La segunda mitad de la década de 1950 significa el momento álgido de la obra en estudio de Thelonious Monk, grabando para Riverside piezas maestras absolutas de la historia del jazz como Brilliant Corners, Misterioso o su mítico elepé con John Coltrane que también sale parcialmente de la sesiones de 25 y 26 de junio que dan lugar a Monk's Music y a la mitad de Thelonious Monk With John Coltrane. Liderando un septeto sensacional, Monk continúa desarrollando y consolidando su elegancia y su increíble personalidad, y no hace falta esperar mucho para que seamos conscientes de ello.

Tras un breve prólogo puesto en escena exclusivamente por los vientos del grupo (Coleman Hawkins y Coltrane, saxos tenores, Gigi Gryce, saxo alto, y Ray Copeland, trompeta) y llamado Abide With Me, damos con los extasiantes once minutos y medio de Well, You Needn't, que dominan la primera cara. Una vez expuesto el motivo principal, puro y clásico bebop, entran en juego los dedos monkianos, aplicándose libres y felices en ese lugar entre Art Tatum y el silencio que solo ellos ocupaban. Tras Monk, Trane, Copeland,  Wilbur Ware (contrabajo), Art Blakey (batería), Hawkins y Gryce ejecutan solos de belleza descomunal —el orden de la improvisaciones, con las de la base rítmica en medio, es un dato importante para comprender mejor el poco aprecio (o la indiferencia) por la convenciones y las estructuras típicas que sentía el autor de Monk's Dream— antes de que nuestro pianista retome las riendas y el motivo principal vuelva a ser ejecutado. El último tema de la cara A se pasa a la balada y reduce a cuarteto la formación (convenciones, ¿qué es eso?) mediante un Ruby, My Dear en el que manda —romántico y convencido— el saxo de Coleman Hawkins en compañía no menos sensual y delicada de Monk, Ware y Blakey.

La cara B contiene asimismo tres cortes, en todos ellos presente el septeto al completo. Off Minor goza de solos brillantes y no demasiado largos pero yo me quedo con la labor de las baquetas de Blakey, que me parece espléndida y muy especial. De duración cercana a la de Well, You Needn't, Epistrophy es el segundo tour de force del plástico, allí donde escuchamos improvisar a Coltrane, Copeland, Gryce, Ware, Blakey, Hawkins y Monk en un espectáculo artístico aplastante y sin fisuras que supone, en mi opinión, una de las cimas artísticas y sensoriales de la música popular del siglo XX. La yuxtaposición elegida y la duración democrática de cada una de las interpretaciones (no quería, pero destaco la impresionante de Blakey, ¡qué manera de tocar la batería!, ¡qué percusión tan estratosférica!, ¡qué pedazo de solo!) resalta la inteligencia de Thelonious Monk a la hora de colocar el conjunto por encima de las individualidades y buscar el efecto global de los siete miembros de la banda. Los que despiden en modo de relajado blues y Crepuscule With Nellie un elepé que, por muchas docenas de veces que se enfrenten a él, guarda inmutable su ejemplaridad. Monk's Music, sí, la música de Monk.


 

jueves, 23 de noviembre de 2023

Heartache

Que Elektra (o Asylum) vio posibilidades comerciales (o se las hicieron ver) en el segundo disco de los Dictators (Manifest Destiny) lo demuestran singles como el que hoy comentamos, también de 1977 y publicado en Alemania y España, a la caza en nuestro país de roqueros hambrientos de punk rock que se sacudían las telarañas de una dictadura que intentaba abrirse paso a la democracia —sin perjuicio de quienes obraron de buena voluntad y habían estado encarcelados durante el periodo de oscurantismo fascista— de la mano de un rey nombrado por el propio dictador.

Mientras la transición española seguía su camino, el aficionado podía adquirir, además del elepé nombrado, esta galleta de otros dictadores, éstos musicales y de Nueva York, que encabezaba Heartache y completaba la lectura del inmortal, imbatible y asesino Search And Destroy stooge. Canciones ambas que asimismo figuraban en el álbum, nos instruyen igualmente en la dicotomía que éste sufría, gozaba o albergaba. La primera ofrece una versión pop y comercial del entonces sexteto mediante una composición deliciosa de Andy Shernoff que, de una u otra manera, se extendía a los seis primeros temas del trabajo. La segunda, la que se acoge al ideario high energy de los maestros de Detroit, es el tercero de los cortes (tras Science Gone Too Far! y Young, Fast, Scientific) que completan Manifest Destiny defendiendo el rock and roll macarra, desenfadado y cachondo que siempre ha sentado mejor a los autores de Bloodbrothers. Obviamente, y por muy buen guitarrista que sea Ross The Boss, cualquier apropiación del clásico que abría Raw Power no llega a su altura, pero los Dictators lo adaptan a su universo y nos hacen gozar de él desde otra perspectiva.

Traducidos al castellano en la contraportada del sencillo (miren, miren) como Penas del corazón (bueno…) y Busca y destruye (correcto), los dos temas nos hablan de la misma banda mostrando diferentes facetas, quizá dos significantes para una un solo significado, el que responde al de música del diablo primigenia y extensiones que no alteran su prurito popular e inmediato. En todo caso, el de un grupo que aquí amamos con pasión absoluta. Cualquier seguidor de Ragged Glory lo confirmará inmediatamente.


 

lunes, 20 de noviembre de 2023

La isla, los nómadas y los raperos valencianos

"Por la sonrisa del niño palestino
que no regala sus tierras al asesino"
cantan en Nómadas 
Los Chikos del Maíz
mientras el barco vuelve de la isla
cargado de veraneantes
expoliadores de la calma
de la dignidad
de la diversidad
"Cantamos por sentir el alivio
en una sociedad que te empuja al suicidio"
llegando ya al puerto
el sol en el rostro
todo sonrisas
gracias por el viaje
un sitio más que (no) conozco
ciudadano del primer mundo
cebado
a salvo
unos minutos antes
todavía en el mar
han rapeado los valencianos
"por el que muere en el Mediterráneo
y le pisaron el cráneo porque era negro y no ucraniano".



jueves, 16 de noviembre de 2023

Verdad revelada (u homenaje a los Beatles)

Todo acaba
todo termina
todo muere…
 
Pero los cuatro de Liverpool
siguen cruzando el paso de cebra
de Abbey Road.



lunes, 13 de noviembre de 2023

I Don't Want You To Go

Del segundo y excelente disco de los Dogs D'Amour —In The Dynamite Jet Saloon— sale este maravilloso sencillo, himno festivo de raíz stoniana que es plegaria para pedir a la persona amada que no se vaya. Es curioso el contraste que ofrece el feliz rock and roll de la música con la desesperación sentimental de la letra, el estribillo feliz para corear con una sonrisa en la boca su contenido apesadumbrado aun teñido de una (falaz) esperanza: "¡No quiero que te vayas, no quiero que te largues!". Al final ella seguramente se irá, pero nos quedará una canción que escucharemos una y otra vez pues es incapaz de desgastarse. El tema que acompaña a I Don't Want You To Go es un Heroine que ya estaba en el primer disco de los perros, The State We're In, y volverá a aparecer en Straight??!! Tanto cualquiera de las versiones de los mencionados elepés como la del single son diferentes, más sofisticadas, en todo caso, ésta y la siguiente que la primera. Aunque en esta galleta de 1988 manda el corte titular. Que quede claro.

jueves, 9 de noviembre de 2023

Manta Ray

Entre finales del siglo pasado y comienzos de éste Manta Ray fue uno de los mejores grupos que practicaron rock en España. Su homónimo debut en formato grande ya muestra a una banda seguidora de la tradición experimental —psicodelia, kraut, noise…— que la música del diablo asumió desde la segunda mitad de los años sesenta, aunque es evidente que es la estela del esencial rock alemán la que manda entre las influencias.

El arranque instrumental de Manta Ray (1995) en forma de Adamo habla claramente de las intenciones del grupo asturiano, sonidos oscuros de tempo lento puestos en escena por la guitarra y voz de José Luis García, la guitarra de Nacho Vegas, el bajo de Nacho Vegas, la batería de Juan Luis Ablanedo e, invitada pero importante, la viola de Álvaro García García. Hay también teclados puntuales que no se especifica quién los toca, pero que sirven de excelente adorno que se ajusta con precisión al tono del álbum. Las melodías, las interpretaciones, los arreglos y las letras navegan en un mar turbio de "acordes menores y atmósfera enrarecida", como bien afirma Estanis Solsona, que hacen de la experiencia de escuchar el disco un goce estético esculpido sobre una insistente desazón existencial. Los títulos de la canciones no se quedan atrás anunciado las sensaciones que van a transmitir. The Last Crumbs Of Love, Four Tears In Her Face, I Send To You My Blues, Secrets, Someone Else's Life o la final Canción de cumpleaños para el señor Miseria señalan caminos tortuosos de tristeza que se van confirmando nota a nota.

El resto de la discografía de Manta Ray corroborará y ensanchará —sola la banda o en compañía de Corcobado o Schwarz— una obra espléndida que ya en su primer paso mostraba un desprecio por los lugares comunes o las fórmulas sobadas. Manta Ray así lo afirmaba rotundamente.


 

lunes, 6 de noviembre de 2023

Mr. Blues

Con arreglos de Teacho Wiltshire, Belford Hendricks y Maxwell Davis, Mr. Blues (1963) es un elepé que hay que dividir en dos secciones muy diferenciadas, incluso se diría que antagónicas. Las seis canciones que tienen detrás a Wiltshire y Hendricks producen un blues orquestado que muestra a un B.B. King para toda la familia y alejado de sus mejores logros. Sin embargo, los temas que tienen a Davis como soporte, los otros seis —donde la esencia del autor de My Kind Of Blues se separa de Platters y similares para puntear con la magia que solo él tiene—, traen blues humeantes de vientos y teclas que se escuchan con verdadero agrado. Al estar mezcladas ambas partes, o ambas vertientes estilísticas, el conjunto se resiente y se hace extraño*, no acabando de satisfacer sino el cincuenta por ciento que va sumándose a trompicones. Suficiente, de todos modos, para que hayamos hablado aquí de Mr Blues.

*Hay un epé del mismo año y portada similar con cuatro canciones de la mitad davisiana (al parecer solo publicado en Francia) cuya coherencia es inapelable.

jueves, 2 de noviembre de 2023

Hemispheres

La trilogía que entre 1976 y 1978 fabrica Rush (2112, A Farewell To Kings y Hemispheres) supone en mi opinión la cumbre de la extensa carrera de la banda canadiense, hard rock progresivo de sello propio en el que la insoslayable pericia instrumental no discute el poder emocional de las melodías de las canciones y los pasajes sonoros. El tercero de los elepés, el que hoy comentamos, calca prácticamente la estructura del primero, ocupando la cara 1 un tema dividido en seis motivos (siete en 2112) que es la segunda parte del Cygnus X-1 Book I: The Voyage que se hallaba en A Farewell To Kings

Cygnus X-1 Book 2: Hemispheres constituye una suite que reafirma y amplía los hallazgos previos de los autores de Caress Of Steel siguiendo la estela de 2112. Momentos duros comandados por la guitarra de Alex Lifeson, digresiones muy atmosféricas, flirteos con la música concreta y hasta folk bucólico: todo eso y más es lo que nos ofrece una pieza sobresaliente completamente ajena a los ecos que todavía retumban del estallido punk.

Circumstances abre la cara 2 con un medio tiempo metálico de origen zeppeliano. The Trees, tras su prólogo folk, endurece su sonido, lo vuelve a ablandar a medio camino en un tramo de pop psicodélico y abre parcialmente la válvula rocker antes de dar paso a La Villa Strangiato (An Exercise In Self-Indulgence), nueve minutos y medio que significan la primera composición cien por cien instrumental del trío norteamericano. Lucen bajo, guitarra y batería Geddy Lee, Lifeson y Neil Peart respectivamente (además de los sintetizadores de los dos primeros) en un tema que huele a rock, a blues y a jazz pero que, por encima de ello, huele a Rush tocando techo y pareciéndose solo a ellos tres en Hemispheres. A partir de aquí mi interés por su obra decae, si bien es fácil encontrar defensores del periplo que abrirá Permanent Waves ya en la década de 1980.