Que Elektra (o Asylum) vio posibilidades comerciales (o se las hicieron ver) en el segundo disco de los Dictators (Manifest Destiny) lo demuestran singles como el que hoy comentamos, también de 1977 y publicado en Alemania y España, a la caza en nuestro país de roqueros hambrientos de punk rock que se sacudían las telarañas de una dictadura que intentaba abrirse paso a la democracia —sin perjuicio de quienes obraron de buena voluntad y habían estado encarcelados durante el periodo de oscurantismo fascista— de la mano de un rey nombrado por el propio dictador.
Mientras la transición española seguía su camino, el aficionado podía adquirir, además del elepé nombrado, esta galleta de otros dictadores, éstos musicales y de Nueva York, que encabezaba Heartache y completaba la lectura del inmortal, imbatible y asesino Search And Destroy stooge. Canciones ambas que asimismo figuraban en el álbum, nos instruyen igualmente en la dicotomía que éste sufría, gozaba o albergaba. La primera ofrece una versión pop y comercial del entonces sexteto mediante una composición deliciosa de Andy Shernoff que, de una u otra manera, se extendía a los seis primeros temas del trabajo. La segunda, la que se acoge al ideario high energy de los maestros de Detroit, es el tercero de los cortes (tras Science Gone Too Far! y Young, Fast, Scientific) que completan Manifest Destiny defendiendo el rock and roll macarra, desenfadado y cachondo que siempre ha sentado mejor a los autores de Bloodbrothers. Obviamente, y por muy buen guitarrista que sea Ross The Boss, cualquier apropiación del clásico que abría Raw Power no llega a su altura, pero los Dictators lo adaptan a su universo y nos hacen gozar de él desde otra perspectiva.
Traducidos al castellano en la contraportada del sencillo (miren, miren) como Penas del corazón (bueno…) y Busca y destruye (correcto), los dos temas nos hablan de la misma banda mostrando diferentes facetas, quizá dos significantes para una un solo significado, el que responde al de música del diablo primigenia y extensiones que no alteran su prurito popular e inmediato. En todo caso, el de un grupo que aquí amamos con pasión absoluta. Cualquier seguidor de Ragged Glory lo confirmará inmediatamente.