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lunes, 11 de marzo de 2019

Personal Appearance


Esta grabación del 12 de mayo de 1957 es la única que reunió en un estudio a Sonny Stitt y Bobby Timmons, un año antes de que el pianista de Filadelfia se uniera a los Jazz Messengers de Art Blakey y registrara con ellos el inmortal Moanin', canon del hard bop cuyo corte homónimo e inaugural compuso precisamente Timmons. Completan el cuarteto el contrabajista Edgar Willis y el baterista Kenny Dennis, a los que sí observamos en 37 Minutes And 48 Seconds With Sonny Stitt, álbum previo al Personal Appearance que hoy nos interesa. El elepé tiene como protagonista los saxos alto y tenor de Stitt, un músico que a esas alturas es un maestro consumado repleto de ideas que vertebran las continuas inflexiones de sus solos. Pionero del bebop parcialmente damnificado por haber desarrollado su estilo a la par que el de Charlie Parker, la fuerza, la vida y la categoría de las improvisaciones con las que aquí nos obsequia niegan la mayor a comparaciones caprichosas o, peor, inútiles. Las melodías que va creando Stitt son un caudal de notas impecablemente ejecutadas que se suman en pos de las emociones estéticas reforzadas por una base rítmica y un piano la mar de solventes. No resalto ninguno de los once cortes por encima del resto (que me perdonen los dos minutos y pico de Autumn In New York y saxo alto) porque sería injusto con la coherencia sonora y conceptual de Personal Appearance, uno de los muchísimos discos que dejó Sonny Stitt como confirmación de su enorme talento. En la segunda mitad de los años cincuenta, rozando el cielo.

miércoles, 15 de noviembre de 2017

The Battle Of Birdland


Inaugurado en 1949, el Birdland es uno de los clubs de jazz más legendarios de todos los tiempos, santuario así nombrado por el genial saxofonista Charlie Parker. Para hablar de él no debemos hacer una lista de quién ha tocado en su escenario, sino de quién no ha tocado. Dos de los que lo hicieron en 1954 son Sonny Stitt y Eddie "Lockjaw" Davis, amarrados ambos a su saxo tenor y acompañados del órgano de Doc Bagby y las baquetas de Charlie Rice. Curioso cuarteto éste que se mueve entre el bebop y el swing en The Battle Of Birland, batalla que es más suma de talentos felices, aunque los solos alternativos de Lockjaw y Stitt puedan hacer pensar metafóricamente en términos agónicos. No veo yo confrontación o competición entre los cuatro intérpretes —aun reconociendo que siempre ha habido lucha en el arte, erróneamente trasladada de ámbitos deportivos—; veo improvisaciones estupendas y largas en los cuatro temas que dan forma al elepé (ninguno baja de los siete minutos), realizadas por intérpretes concentrados y, si se puede decir, muy a gusto frente al público. Una noche de música fantástica en Nueva York en un tiempo en el que las había a docenas —en nuestro club o en otros, en nuestra ciudad o en otras—, lo cual no es óbice para disfrutar de ésta. Si pasa por sus manos, no dejen de escuchar The Battle Of Birland. Hasta tres y cuatro veces seguidas lo hago yo cuando lo pongo en mi reproductor.

lunes, 20 de marzo de 2017

Sonny Stitt Sits In With The Oscar Peterson Trio


Reunión de maestros el 18 de mayo de 1959 en París, Sonny Stitt Sits In With The Oscar Peterson Trio es una de esas estupendas colaboraciones que pueblan la historia del jazz y que siempre merece la pena rescatar. Saxofonista y pianista despliegan su arte hecho de bebop y swing a lo largo de ocho temas, de los cuales no es casualidad que dos sean originales de Charlie Parker: Au Privave y Scrapple From The Apple. Sabidas son las concomitancias entre Parker y Stitt, y muerto el primero en 1955, el segundo las seguirá alimentando sabiamente durante el resto de su carrera, especialmente cuando es el saxo alto el que toca (escúchense, verbigracia, plásticos de los setenta aquí ya comentados como Forecast: Sonny & Red o The Bop Session). Con el imprescindible Ray Brown al contrabajo y Ed Thigpen a la batería completando el trío de Peterson y ejerciendo de feliz base rítmica, las improvisaciones hechas de viento (tenor o alto) y teclas se suceden plenas de garbo y entusiasmo. Stitt y Peterson son músicos todavía jóvenes pero a la vez con mucha experiencia, con lo cual su arte derrocha pericia técnica sin renunciar a la frescura, a la cercanía. Las voces instrumentales del estadounidense y del canadiense —pronunciándose sobre el andamiaje que fabrican Brown y Thigpen— se hallan pletóricas, si bien parecen clásicas y hasta modosas comparadas con los hachazos que artistas como Cecil Taylor u Ornette Coleman van a dar a cualquier tipo de estructura jazzística previa a partir de ese mismo 1959 en que se produce el encuentro en la capital francesa aquí detallado. Dicho esto sin afán de menosprecio alguno —el disco no tiene un solo pero—, sino de contextualizar la deliciosa grabación que Sonny Stitt y Oscar Peterson y su trío llevaron a cabo aquella primavera bajo el influjo de las aguas del río Sena y la ciudad a la que dan vida.

lunes, 24 de octubre de 2016

Saxophone Supremacy


El cool, el modal, el hard bop El free jazz (y el Free Jazz) llamando a la puerta… Miles Davis, Dave Brubeck, Charles Mingus, Horace Silver, Ornette Coleman Estamos en el año 1959 y el mundo del jazz se encuentra en tal estado de creatividad y continua evolución que incluso hoy resulta difícil de asimilar y no caer rendido a la emoción que potencia los placeres pero hay que moderar para que el análisis no sea un mero escrito laudatorio. Sesiones de estudio antológicas, conciertos extraordinarios, improvisaciones y estructuras que sorprenden y maravillan. Ideas, ideas, ideas y un arte en su esplendor histórico.


Entre tanta belleza, renovación y catarsis, nos trasladamos a Los Ángeles —California— los días 21 y 23 de diciembre, justo cuando empieza el invierno. Pongamos la lupa sobre la ciudad y el tiempo bendecidos literariamente por el maestro James Ellroy: ¿a quién encontramos grabando un disco excelente aquellas fechas navideñas, un disco que parece clásico cuando la década anterior era la vanguardia en su máxima expresión? Pues, sí, al sosias, que no émulo, de Charlie Parker, a Sonny Stitt, junto con un cuarteto la mar de solvente. Stitt no ha abandonado el bebop y protagoniza —ayuntando con su saxo altoeste Saxophone Supremacy, al igual que el otro Sonny Rollins había liderado tres años atrás el Saxophone Colossus.

Como decía Benny Green en las notas para el elepé, no es justo ni necesario cebarse en la influencia de Parker sobre Stitt. Los ecos de Parker se escuchan en todos y cada uno de los saxofones (y otros instrumentos) que después de él han tocado jazz; que los encontremos en Stitt no minimizan ni relativizan su categoría, pues las notas que sopla por su boquilla no dejan lugar a duda de la clase y la personalidad de su sonido. El autor de Personal Appearance no convive con la avalancha estética que se radicalizará en los sesenta. Stitt persevera en la modernidad —tan discutible y mitificada como otra cualquiera— surgida en los cuarenta del siglo pasado, década en la que desarrolla y expande su arte y asienta un credo concreto por muy lato y libre que a la sazón pudiera parecer. Los ocho temas del plástico (excepción hecha de los magníficos siete minutos largos de Lazy Bones) se mueven entre los tres y cuatro minutos, cerca de los dos o tres canónicos de las grabaciones fundacionales del bebop debido al reducido espacio que dejaban los singles de 78 rpm. Seis versiones y dos cortes escritos por el saxofonista conforman un álbum caracterizado por la coherencia y el buen gusto alimentados por Sonny Stitt, Lou Levy (piano), Leroy Vinnegar (contrabajo) y Mel Lewis (batería). No es, ni busca ser, Kind Of Blue o The Shape Of Jazz To Come, pero Saxophone Supremacy —por muy olvidado que esté o se deba rendir ante fuerzas de la naturaleza como Davis o Coleman— es un trabajo intachable de uno de los mejores saxofonistas de todos los tiempos, hecho que dará que pensar sobre si son las virtudes musicales o la inercia crítica lo que hace a un lado elepés sobresalientes de maestros ajenos a las modas o a la más rabiosa actualidad. Escuchando por tercera o cuarta vez los solos yuxtapuestos de Stitt y Levy en Two Bad Day Blues y Blue Smile (las dos composiciones de Stitt) —construidos sobre esa frenética y exacta base rítmica a la que dan vida Vinnegar y Lewis—, parece evidente que es la segunda opción, la de la pereza del escriba, la única que puede responder a la cuestión.

domingo, 4 de agosto de 2013

Forecast: Sonny & Red


Da gusto escarbar cual arqueólogo en la historia del jazz, pues siempre se descubren trabajos semiolvidados garantes de una calidad inversamente proporcional a su escaso eco. Forecast: Sonny & Red (1975) es uno de esos trabajos, aunque uno de los dos saxofonistas que lo protagonizan sea tan relevante como Sonny Stitt. En este disco registrado en los Sage & Sound Studios de Hollywood le encontramos soplando su saxo tenor junto con Red Holloway (alto y tenor), Art Hillery (piano), Larry Gales (contrabajo) y Clarence Johnston (batería). The Way You Look Tonight, el primero de los cortes, nos dice que hay aquí clase por doquier y que nada indica que no vaya a seguir habiéndola conforme el elepé avance. Y así es. Si en este tema han mandado Stitt y Holloway, en el que sigue y da título al elepé —compuesto por Art Hillery y lleno de swing— ambos son protagonistas absolutos y gozosos. Dos baladas yuxtapuestas y hechas una (You Don't Know What Love Is y I'm Getting Sentimental Over You) cierran la cara A y suponen, en mi opinión, el momento más emocionante de la grabación, gracias a los sensacionales solos de Holloway (al saxo alto) y Stitt sobre un fondo no menos excelente elaborado por la base rítmica. La cara B se compone asimismo de tres temas. Lester Leaps In es un clásico del gran Lester Young que acelera el ya veloz original, si bien mostrando mucho respeto por el mismo. Con Just Friends se ralentiza un poco el asunto, destacando esta vez las precisas y preciosas intervenciones de Gales y Hillery. Termina la función de la mano de All God's Chillun Got Rhythm, donde todo el quinteto brilla por igual, aunque llame la atención por novedoso el uso del arco de Larry Gales en su solo. Concluye de esta guisa Forecast: Sonny & Red, un muy buen álbum del que no tenemos más que añadir, pues no hay argumentos más allá de los musicales sucintamente descritos. Que sea el lector —en su caso— el que lo haga si decide fiarse de nuestro criterio y escucharlo.

miércoles, 20 de marzo de 2013

The Bop Session



En nada cambió la historia del jazz, por supuesto. Pero en nada la empeoró tampoco. Reunidos en Nueva York —¿dónde si no?— en mayo de 1975, estos seis inmejorables representantes no solo del bebop, sino de la mejor música del siglo XX, demostraban en The Bop Session que, superado por todos el medio siglo de vida, su categoría se mantenía intacta. Dizzy Gillespie (trompeta), Sonny Stitt (saxos alto y tenor), Max Roach (batería), Percy Heath (contrabajo) y John Lewis y Hank Jones (piano, dos temas el primero, cuatro el segundo) atacan el mismo número de composiciones inmortales para sacarles brillo por enésima ocasión.

La primera cara la forman nada más y nada menos que Blues 'N Boogie, Confirmation y Groovin' High, a partir de los cuales Stitt y Gillespie generan improvisaciones excelentes a las que solo se les puede achacar no salirse del guión previsto (y en el fondo esperado, no seamos hipócritas) por cualquiera. Hank Jones se muestra especialmente cálido en el segundo corte y Roach y Heath —tampoco aquí puede haber sorpresas— se apoderan del ritmo y lo manejan a su antojo con exquisitez superlativa. Otro trío de ases puebla la cara B: Lover Man, All The Things You Are y Lady Bird. La monumental balada es momento para que el saxo tenor de Stitt y la trompeta de Gillespie enseñen que no han olvidado el arte de la sugerencia, mientras que la escucha del resto del álbum nos confirma una sensación de déjà vu armónica y positiva: la de los intérpretes que vuelven sobre sus pasos para reafirmarse en lo por ellos creado y expandido, no por dejadez o falta de ideas, sino convencidos de que nadie lo puede hacer mejor que ellos mismos; para continuar con esa "construcción infinita cuyo placer no está en el remate sino en la reiteración exploradora", adjudicada por Julio Cortázar en El perseguidor a Johnny Carter, su trasunto de Charlie Parker, la figura que falta en la foto de la portada de esta sesión. Veinte años después todavía se le echaba de menos, sí, aunque seis de sus contemporáneos nos recordaran en The Bop Session lo que aquella generación hizo por el jazz: liberarlo y transformarlo.