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jueves, 18 de mayo de 2023

Runnin' With The Devil

"Vivo mi vida como si no hubiera un mañana
 Y todo lo que tengo, tuve que robarlo":

aparte de encabezar el maravilloso debut de Van Halen de 1978, la canción que abrían estos versos tan punks iba a ser uno de los sencillos del elepé. Glorioso medio tiempo que arde en su estribillo, Runnin' With The Devil empieza a dibujar a uno de los grupos más especiales de su tiempo, pues su rock duro tiene una inmediatez de la que carecen otras bandas de hard o heavy metal. La segunda cara del sencillo era, a su vez, el segundo corte de Van Halen, una miniatura instrumental dedicada al lucimiento de Eddie Van Halen, quien afirma en Eruption su incontestable poderío técnico sin excederse con el tapping. Single de contrastes, pues, que nos habla de un cuarteto que entre finales de los setenta y principios de los ochenta dejó una serie impecable de grabaciones pero que ya en sus albores tenía muy clara su fórmula.

miércoles, 6 de enero de 2021

Ain't Talkin' 'Bout Love

Tras dos explosivos singles (la versión del You Really Got Me kink y Runnin' With The Devil), el tercero extraído al debut de Van Halen era otra canción colosal. Ain't Talkin' 'Bout Love lo tiene todo para enamorarnos: riff, groove, solo de guitarra y un cantante que transmite felicidad; cómo suena la banda sobre una composición excelente cuya interpretación la hace crecer exponencialmente. Alex y Eddie Van Halen, Michael Anthony y David Lee Roth son pasión, son entretenimiento, son técnica y son frenesí, emoción por los cuatro costados volcada sobre este rock and roll metalizado que en la cara B no decae gracias a otro corte de Van Halen, Feel Your Love Tonigt. Si en el primero el grupo no nos habla de amor, aquí son los escarceos o ligoteos nocturnos los que guían el tema, ligoteos hechos de electricidad, ritmo y —claro— sexualidad. Como mandan los cánones de la música del diablo, pero dotándoles de personalidad específica.

miércoles, 3 de junio de 2020

Dance The Night Away


Oprimido por su colosal debut, el segundo álbum de Van Halen ha tenido siempre peor fama cuando a todas luces es un elepé igual de bueno (o casi) que su antecesor. Sea como fuere, solo por la alegría que transmite su primer single, Dance The Night Away (1979), ya merecería la pena su existencia. De enardecedor estribillo y extraordinaria percusión de Alex Van Halen, la canción sitúa al grupo de David Lee Roth —invitándonos a bailar la noche entera— muy cerca del power pop por su sonido, el teclado que incorpora y la ausencia del típico solo de Eddie Van Halen. El otro cincuenta por ciento del sencillo lo ocupa Outta Love Again, también robada a Van Halen II pero, aunque asimismo excelente, mucho más amiga del hard rock y el heavy metal. Dos temazos para no dejar de mover el esqueleto de un cuarteto en su esplendor.

lunes, 13 de junio de 2016

Fair Warning


¡Dios, cómo han cambiado las cosas! Fair Warning, el cuarto elepé de Van Halen de 1981, fue un fracaso ¡por vender solo dos millones de copias en Estados Unidos! Cuántos grupos matarían hoy por vender esa cantidad de discos no ya en el país de John Steinbeck, sino en todo el mundo. Tampoco la crítica fue muy halagüeña con la banda de los hermanos Van Halen, situando el trabajo por debajo de la magnífica trilogía con la que había iniciado su carrera. Quizá no dispusiera Fair Warning de ganchos comerciales como los que sí tenían sus anteriores álbumes; seguro que la portada —un montaje de varios detalles del desasosegante cuadro de William Kurelek The Maze— no desprendía la cachonda despreocupación de las de aquéllos; ni, por supuesto, las letras tenían el sentido del humor de las canciones antiguas…; pero de lo que no cabe duda treinta y cinco años después de su publicación es de que estamos ante un disco excelente, un espectáculo musical de la misma envergadura (o casi) de los que le han precedido. La banda muerde al interpretar los temas, en especial un Eddie Van Halen que se deja la piel tocando su guitarra, sonando más potente que nunca mientras ataca las brillantes composiciones de David Lee Roth, Michael Anthony, Alex y Eddie Van Halen que ellos mismos ponen en escena. A excepción de Sunday Afternoon In The Park —breve instrumental en el que Eddie experimenta con el sintetizador que tanto juego le dará en 1984— y la templada Push Comes To Show (o cómo sonaría The Police si fuese Van Halen), el plástico da fe de una energía desatada, rock and roll metalizado y festivo que pareciera desdecir la mayor oscuridad conceptual del elepé y las tensiones crecientes entre el cantante y el guitarrista del cuarteto. Sea como fuere, la calidad de Fair Warning no se puede discutir y sorprende que todavía haya quien no lo sitúe entre lo más granado de la banda, es decir, junto con la mayoría de grabaciones que ésta hizo con David Lee Roth al frente. A finales de los setenta y principios de los ochenta, muy pocos estaban a su altura

martes, 21 de mayo de 2013

Women And Children First


Es evidente que las canciones no son tan inmediatas, tan directas como las de los dos elepés que le preceden, pero no es menos cierto que Van Halen sigue siendo Van Halen en su tercer álbum: Women And Children First, de 1980. Dos temas de la primera cara, Everybody Wants Some!! y Fools, sobrepasan los cinco minutos, cierto, pero la potencia y la clase que los sostienen en nada envidian a las que sostenían los discos anteriores. Eddie Van Halen continúa en su labor de reinventar la dimensión en la que se mueve la guitarra eléctrica mediante solos técnicamente extraordinarios que jamás caen en la exhibición ególatra o el exceso gratuito: funcionan como parte destacada del conjunto siendo conscientes de ello —igual que nosotros—, pero nunca dejan de apelar a la totalidad. Sumándose al guitarrista, la voz de David Lee Roth, el bajo y los coros de Michael Anthony y la batería de Alex Van Halen vuelven a proporcionar espectáculo y diversión como nadie, calidad instrumental y pasión sin límites por su trabajo. El cuarteto se sabe poseedor de un estilo inimitable, está en la cresta de la ola y la confianza es irradiada por los surcos del vinilo como si la materia negra fuera un cuerpo sensible incapaz de resistirse al encanto del grupo. Punto y final de una trilogía mágica (aunque Fair Warning será otro discazo, el cuarto álbum de Van Halen sí que mantiene un tono bastante alejado de la producción previa de la banda), Women And Children First  está, para mi gusto, un poco por debajo de Van Halen y Van Halen II, si bien tan escasamente que todos los parabienes que reciba siempre serán merecidos.

domingo, 28 de agosto de 2011

1984


No, no es Jean-Michael Jarre quien se esconde detrás de los sintetizadores que nos dan la bienvenida durante el minuto largo de 1984, corte instrumental que intitula todo lo que sigue. Es Eddie Van Halen, el maestro de las seis cuerdas, quien ya había introducido teclados en anteriores elepés de la banda, pero que en esta miniatura son protagonistas absolutos. No dejan la línea del frente en la archiconocida Jump, pegadizo tema que da paso a las guitarras, las cuales ya no pierden protagonismo con la excepción de I'll Wait, o el peor corte del álbum, demasiado cerca Van Halen de (no echen a correr) Genesis y Phil Collins. Por fortuna, canciones como Panama, Top JimmyHot For Teacher (con un riff que recuerda a ZZ Top), Girl Gone Bad y House Of Pain tienen la suficiente enjundia para restañar pequeñas heridas y conseguir que el balance del disco sea positivo.

Ejemplar como pocas, la discografía de Van Halen con David Lee Roth al frente no conoce grabación mediocre, y la sexta y última no podía ser menos. Superventas absoluto, no siento yo tanta estima por 1984 (1984) como por los tres primeros álbumes del grupo —para mí su máxima expresión—, pero es un trabajo que mantiene alto el listón que hizo de Van Halen uno de los mejores grupos de rock duro de todos los tiempos, incluso si quitamos el calificativo y dejamos el rock a secas. Con Sammy Hagar en la formación sustituyendo a Lee Roth la cosa será otro cantar. ¿O no? Tienen ustedes la palabra.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Van Halen II

Cuenta Andy Shernoff que una noche de tres que, en 1977, tocaban los Dictators en el Whisky a Go Go de Los Ángeles unos "desconocidos Eddie Van Halen y David Lee Roth" acudieron al mítico local californiano. Una tal Suzie Warner, sigue Shernoff, le dijo que "Eddie tocaba mejor la guitarra que Ross [The Boss]… ¿Mejor que Ross? ¡Imposible!", respondió Shernoff. Comprensible la reacción de éste, conociendo la calidad digital de su compañero y amigo, que ya siendo niño tocaba el violín aunque lo sacrificase por la electricidad de las seis cuerdas y el rock and roll. Comprensible, si bien no podamos negar que la influencia del estilo de Eddie Van Halen haya sido mucho mayor, aun cuando ambos maestros tengan en común el tener la técnica como un medio, no como un fin, y el servir de apoyo a la canción, no pervertirla para que se convierta en exhibición robótica falta de sentimiento.

Se comprueba lo dicho al escuchar Van Halen II (1979), que, al igual que el debut de Van Halen, funde el sonido heavy y la técnica refinada con la inmediatez del rock and roll de los cincuenta, como si Little Richard y Judas Priest conviviesen sin problemas en el mismo piso. Temas que rondan los tres minutos cuya metálica densidad no es enemiga del groove y la ligereza que imprime un cachondo, desenfadado David Lee Roth. Desde la versión de You're No Good que da comienzo al disco hasta el Beautiful Girls que lo cierra, Van Halen II es un festín de hard rock, un placer sensorial gracias a un grupo que consolida su estilo y unos músicos excelsos, siempre en su punto, que dotan al conjunto de un sonido intransferible. La guitarra de Eddie Van Halen, el bajo de Michael Anthony y la batería de Alex Van Halen (tan creativo como Stewart Copeland, aunque tan disímiles) logran lo que tantos buscan y casi nadie encuentra: ser singular sin perder las características propias del género practicado. Dance The Night Away (single y precedente de Jump), Somebody Get Me A Doctor, Outta Love Again, Light Up The Sky, D.O.A.… ejemplos de lo expuesto entre los que se cuela una pequeña y elegante floritura acústica de Eddie Van Halen, Spanish Fly.

No eran ya esos desconocidos que asistieron a un concierto de los Dictators los David Lee Roth y Eddie Van Halen quienes entraban en el estudio para grabar su segundo elepé. Se habían convertido en estrellas del espectáculo e integrantes de uno de los mejores grupos de hard rock existentes. Salir con Van Halen II bajo el brazo no haría sino confirmar su condición.

sábado, 16 de mayo de 2009

Van Halen

Clásico del hard rock de los setenta, pero inmediato como el punk, el primer disco de los hermanos Van Halen y David Lee Roth, publicado en 1978, sigue sonando a peculiar dinamita que huye de fáciles clasificaciones.

La guitarra de Eddie Van Halen, tremendamente técnica pero contenida, los gorgoritos de un cantante que parece un cruce —en heavy— entre Robert Plant, Elvis y Frank Sinatra y una base rítmica con los fabulosos Alex Van Halen y Michael Anthony dan lugar a un álbum fiero y sorprendente.

Abren con Runnin' With The Devil, un gran riff que señala el camino, y ya no bajan la guardia hasta al final. Temas propios como Ain't Talking 'Bout Love, Atomic Punk u On Fire conviven con versiones de los Kinks (You Really Got Me) y del bluesman John Brim (Ice Cream Man) que llevan a su terreno y que dejan ver influencias reflejadas en canciones cortas cercanas al espíritu original del rock and roll: diversión, baile y sexualidad.

Descubierto por Gene Simmons, el primero en la lista de agradecimientos de la contraportada, Van Halen se convertiría en uno de los grupos de mayor éxito de todos los tiempos, y completaría con sus dos siguientes trabajos (Van Halen II y Women And Children First) una irresistible trilogía que, como Thin Lizzy o AC/DC, haría de ellos referencia indiscutible del rock duro de finales de los setenta y principios de la década siguiente. Una auténtica delicia.