Publicado tres años después de su grabación, Live At The Hollywood Palladium, December 15, 1988 recoge un concierto de presentación del por aquel entonces reciente y notable debut en solitario del gran Keith Richards, Talk Is Cheap. Acompañado de Waddy Wachtel, Steve Jordan, Charley Drayton, Ivan Neville, Sarah Dasy y Bobby Keys —los X-Pensive Winos—, Richards saca a pasear la mayor parte de temas de su primer elepé, dos canciones de los Stones (Happy y Connection) y dos que versionaban sus satánicas majestades (Too Rude y Time Is On My Side) en un ambiente relajado y feliz. Estamos ante un estupendo recital de rock and roll cargado de feeling y amor por la música del diablo, la sabiduría acumulada y no acartonada que se comparte con un público entregado. Y demuestra, por si alguien lo duda, que la pieza más importante de los autores de Sticky Fingers es quien lidera esta grabación con su voz y su guitarra. En vivo, en Hollywood y con una banda magnífica cubriéndole.
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lunes, 9 de mayo de 2022
lunes, 19 de junio de 2017
Talk Is Cheap
Las bondades del debut de Keith Richards en solitario (Talk Is Cheap, 1988) no solo nacen de sus cualidades intrínsecas (que son muchas, como ahora detallaremos), sino de la comparación con lo que la banda madre —la banda de las bandas— hace por aquel entonces. Así es. Ni Dirty Work ni Steel Wheels —trabajos que rodean temporalmente al disco de Richards— tienen el delicioso poso de los licores añejos, la riqueza instrumental o las estupendas composiciones, salvo honrosas excepciones, de Talk Is Cheap.
Escrito y producido a dos manos en su totalidad por el guitarrista británico y Steve Jordan —asimismo baterista—, el elepé arranca lleno de funk gracias a Big Enough y el color que le imprimen nada más y nada menos que Bootsy Collins al bajo, Bernie Worrell al órgano y Maceo Parker al saxo alto. Espectacular fusión de talentos a sumar a los de Richards y Jordan, al tema le sigue Take It So Hard, que fuera single de inequívoco deje stone. Struggle nos trae una curiosa mixtura de rock, funk y dub, mientras que I Could Have You Stood Up —ofreciendo un evidente contraste— cruza deliciosamente el doo-wop y el honky tonk y cuenta con el saxo del mítico Bobby Keys. Make No Mistake es una espléndida balada que huele a soul —especialidad de la casa— cantada por Richards y Sarah Dash. You Don't Move Me utiliza ritmos y cadencias del reggae para colocar los riffs roqueros tan típicos de los Rolling Stones en un corte marcado por los prominentes coros de Richards, Jordan y el bajista Charley Drayton. Si alguien se ha quedado algo adormilado con los sonidos fumetas, How I Wish nos da un chute de adrenalina en el que colabora la ilustre Patti Scialfa. Insiste Rockawhile con el reggae rock mojado en bluegrass, destacando la slide de Waddy Wachtel y el clavicordio eléctrico (clavinet) de Bernie Worrell. Epígono menor pero logrado de Brown Sugar, Whip It Up retoma la alegría de How I Wish y vuelve a contar con Scialfa y Keys. Locked Away es la segunda balada del elepé, tan buena y tierna como la anterior, y en la que escuchamos el acordeón de Stanley "Buckwheat" Dural, que ya había hecho acto de presencia en You Don't Move Me y Rockawhile. Llegamos al final con It Means A Lot, contundente canción dominada por las guitarras de Richards y Wachtel, y undécima de una colección que —por supuesto— no brilla como las que conforman Sticky Fingers o Let It Bleed, pero que, en su variedad y buen gusto, se merienda cualquier cosa hecha por los Stones después de Some Girls. Para mí al menos no hay duda.
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