lunes, 19 de junio de 2017
Talk Is Cheap
Las bondades del debut de Keith Richards en solitario (Talk Is Cheap, 1988) no solo nacen de sus cualidades intrínsecas (que son muchas, como ahora detallaremos), sino de la comparación con lo que la banda madre —la banda de las bandas— hace por aquel entonces. Así es. Ni Dirty Work ni Steel Wheels —trabajos que rodean temporalmente al disco de Richards— tienen el delicioso poso de los licores añejos, la riqueza instrumental o las estupendas composiciones, salvo honrosas excepciones, de Talk Is Cheap.
Escrito y producido a dos manos en su totalidad por el guitarrista británico y Steve Jordan —asimismo baterista—, el elepé arranca lleno de funk gracias a Big Enough y el color que le imprimen nada más y nada menos que Bootsy Collins al bajo, Bernie Worrell al órgano y Maceo Parker al saxo alto. Espectacular fusión de talentos a sumar a los de Richards y Jordan, al tema le sigue Take It So Hard, que fuera single de inequívoco deje stone. Struggle nos trae una curiosa mixtura de rock, funk y dub, mientras que I Could Have You Stood Up —ofreciendo un evidente contraste— cruza deliciosamente el doo-wop y el honky tonk y cuenta con el saxo del mítico Bobby Keys. Make No Mistake es una espléndida balada que huele a soul —especialidad de la casa— cantada por Richards y Sarah Dash. You Don't Move Me utiliza ritmos y cadencias del reggae para colocar los riffs roqueros tan típicos de los Rolling Stones en un corte marcado por los prominentes coros de Richards, Jordan y el bajista Charley Drayton. Si alguien se ha quedado algo adormilado con los sonidos fumetas, How I Wish nos da un chute de adrenalina en el que colabora la ilustre Patti Scialfa. Insiste Rockawhile con el reggae rock mojado en bluegrass, destacando la slide de Waddy Wachtel y el clavicordio eléctrico (clavinet) de Bernie Worrell. Epígono menor pero logrado de Brown Sugar, Whip It Up retoma la alegría de How I Wish y vuelve a contar con Scialfa y Keys. Locked Away es la segunda balada del elepé, tan buena y tierna como la anterior, y en la que escuchamos el acordeón de Stanley "Buckwheat" Dural, que ya había hecho acto de presencia en You Don't Move Me y Rockawhile. Llegamos al final con It Means A Lot, contundente canción dominada por las guitarras de Richards y Wachtel, y undécima de una colección que —por supuesto— no brilla como las que conforman Sticky Fingers o Let It Bleed, pero que, en su variedad y buen gusto, se merienda cualquier cosa hecha por los Stones después de Some Girls. Para mí al menos no hay duda.
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Lo mejor que han hecho los Stones en los últimos treinta años, sin duda. Un disco extraordinario y con mucho ritmo caribeño-hawayano.
ResponderEliminarAbrazos.
Ojalá los Stones hubieran firmado un disco así, Addi, estamos muy de acuerdo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Menuda manga buena se debieron echar al coleto Kiz y sus colegas durante la grabación de este magnífico album. Miras sus ojos y parecen decirte, ¡liate un mai y disfruta, atontao!, ¡déjate de tanto morritos y gosa conmigo y mis negritos caribeños! Un dignísimo trabajo de Richards que merecía una reivindicación como esta.
ResponderEliminarAbrazos,
JdG
Ja ja ja ja, sabias palabras, Javier. Reivindicación necesaria la de "Talk Is Cheap".
ResponderEliminarAbrazos.
Un disco que me enloqueció cuando lo escuché en su momento; recuperado hoy me parece algo desigual, con altos y bajos...y sobre todo a reivindicar su disco de 2015,excelente e injustamente ignorado. Saludos
ResponderEliminarYo no veo esa desigualdad, Antonio. El disco de 2015 no lo he escuchado, habrá que seguir tu consejo.
ResponderEliminarUn abrazo.