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lunes, 7 de junio de 2021

Swingin' With Bud

Las palabras que utilizábamos el año pasado para introducir The Lonely One (disco grabado en 1955) nos sirven para explicar brevemente el contexto en el que Bud Powell registra Swingin' With Bud dos años más tarde, en concreto el 11 de febrero de 1957; " (…) un músico —decíamos— de (todavía) mucha sensibilidad y riqueza capaz de dejar la enfermedad en la puerta del estudio y plantar cara a su infierno interior en beneficio de su arte". La severa enfermedad mental y su tratamiento médico hacen daño a su capacidad técnica (y emocional), pero el pianista logra que sus dedos domestiquen el teclado para imponer la belleza de sus notas una vez en el estudio en compañía de George Duvivier y Art Taylor.

Entra el trío de sopetón, como si le hubieran pillado en medio de una jam session, interpretando torrencialmente Another Dozen, la única composición que aporta Duvivier, y delimitando el terreno bebopper que, sumado al swing del título del elepé, nos da las claves de la música que contiene. Responsable de la transformación del stride y el swing del genial Art Tatum en el nuevo lenguaje del jazz en los años cuarenta, el Powell que aquí encontramos es un músico ya tan clásico como Charlie Parker, Thelonious Monk o Dizzy Gillespie, de quien no por casualidad escoge dos temas para versionar: Shaw 'Nuff y un Salt Peanuts que también era ejecutado en el mencionado The Lonely One. Son sin duda las dos lecturas de Gillespie de lo mejor de un álbum excelente y sin desperdicio en el que la labor de Powell se ve constantemente refrendada y expandida por la felicidad rítmica de las baquetas de Taylor y el contrabajo de Duvivier. Si los últimos trece años de la vida de Bud Powell fueron muy difíciles para nuestro pianista, que moriría con solo cuarenta y uno en 1966, ello no impidió que nos dejara para la eternidad sonidos de la hermosura de este Swingin' With Bud que hoy nos apetecía reivindicar.

lunes, 30 de septiembre de 2019

The Lonely One


En 1955, once años antes de morir con solo cuarenta y uno, las cosas ya pintaban muy mal para Bud Powell. Su esquizofrenia se había agudizado y sus soberbias dotes pianísticas se iban a ver afectadas. Sin embargo, las sesiones de aquel año que en 1959 rescataba Verve para conformar The Lonely One acreditan a un músico de (todavía) mucha sensibilidad y riqueza capaz de dejar la enfermedad en la puerta del estudio y plantar cara a su infierno interior en beneficio de su arte. Una mirada a los títulos ejecutados, previa a cualquier escucha y conocimiento de los intérpretes, indica que va a ser bebop canónico lo que en el álbum se va a ejecutar; explícito en los clásicos de Charlie Parker (Confirmation), Thelonious Monk y Kenny Clarke (Epistrophy), Dizzy Gillespie y Klarke (Salt Peanuts) y el propio Powell (Dance Of The Infidels), pero implícito también en temas como Star Eyes, Lullaby In Rhythm, All The Things You Are y Sweet Georgia Brown. Si sumamos la otra composición que aporta Powell (la muy interesante Mediocre) y la lectura de un tema versionado por numerosos artistas (Willow Weep For Me), entre ellos su amado Art Tatum, tenemos los diez cortes de un trabajo sobrado de savoir-faire. Los dedos de nuestro hombre, capo esencial del movimiento que cambió el jazz en Nueva York en los cuarenta, recorren el teclado de su instrumento con la categoría habitual, formalizada en un estilo potente y sutil al mismo tiempo muy influido por el sonido rupturista de Bird. Los acompañantes cambian en función de la cara del elepé, y si en la A son George Duvivier (contrabajo) y Art Taylor (batería), en la segunda el trío lo completan Percy Heath (contrabajo) y Kenny Clarke (batería y coautor, como se ha indicado, de dos de los temas); excelentes bases rítmicas ambas en apoyo de Bud Powell y este The Lonely One que Jazz Images tenía a bien recuperar hace dos años con portada diferente de Jean-Pierre Leloir y dos temas extra. Un aliciente que sumar a la ya de por sí brillante música original.