Mostrando entradas con la etiqueta Siniestro Total. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Siniestro Total. Mostrar todas las entradas

miércoles, 24 de agosto de 2011

Popular, democrático y científico

Hace mucho que Siniestro Total dejó de ser ese grupo de éxito que sonaba en todos los garitos de dudosa reputación del país. Sin embargo, la banda liderada por Julián Hernández ha ido creciendo musicalmente al margen del gran público sin perder su sentido del humor. Producido por Joe Hardy (al igual que el anterior La historia del blues), Popular, democrático y científico (2005) es perfecto ejemplo de lo que hablamos. Sonido excelente, composiciones notables y brillantes ejecuciones en un paseo por el rock, derivados y antecedentes enriquecido por arreglos de diferentes instrumentos (trompetas, saxos, órganos, pianos y más), aunque guitarra, bajo y batería lleven la voz cantante. Pero si por algo destaca el redondo es por el esfuerzo que hacen Siniestro Total y Joe Hardy —esfuerzo que se ve compensado— por conseguir que cada canción, sin ocultar sus referencias ni el estilo que la alimenta, esté dotada de una personalidad muy concreta que no altere la unidad del álbum. No peca éste en ningún momento de monótono, pero todos los cortes encajan y hacen coherente el trabajo manteniendo unas señas de identidad comunes. Difícil y meritorio.

¿Y las letras? Pues para ser tan amigas del absurdo como siempre, encontramos en ellas verdades como puños (es decir, dudas) que no vendrían mal a esos telepredicadores y locutores de la (extrema) derecha e iluminados de la (extrema) izquierda que tan seguros parecen de todo:

"Sabemos cómo, cuándo,
Quién y dónde y poco más
De las cosas que acontecen
A nuestro alrededor".

O:

"Demasiadas hostias al aire
Las apuestas han sido en balde
Demasiadas hostias al aire
No está amañado este combate
Y estás KO antes de empezar
Estás KO antes de empezar".

Para poner punto y final, esa orgía sonora que clausura Popular, democrático y científico y su último corte, Cerrado por cansancio, remitiendo a los Stooges de Fun House con Jorge Beltrán ejerciendo a las mil maravillas de Steven Mackay hispano. Ya conocen mi opinión: no hay mejor manera de despedirse.

lunes, 21 de diciembre de 2009

De hoy no pasa

Difícil haber sido adolescente en la España de los años ochenta y no sentir cariño por Siniestro Total. La falta de pretensiones y el iconoclasta sentido del humor de las canciones del grupo gallego las hacían perfectas para corear a voz en grito en cualquier garito en que uno estuviese exaltando la amistad con la ayuda del alcohol y los estupefacientes.

El más popular de sus discos probablemente sea De hoy no pasa, quinto de su discografía y publicado en 1987. Los tres singles extraídos del álbum (De hoy no pasa, Diga qué le debo y la versión de Cucharada Quiero bailar rock and roll) fueron cantados (o debieron haberlo sido) en todos y cada uno de los antros de perdición de nuestro país y siguen siendo parte de la memoria colectiva patria. Letras absurdas, desternillantes y provocativas (provocación en la que mucho contertulio conservador y periodista carca gusta entrar) a ritmo de punk y de rock, diversión y gamberrismo sin límites. La canción de Casimiro (con la que los niños iban a la cama) pasada por el filtro de Chuck Berry; folk gallego electrizado y cachondo (La balada de Cachamuiña y María Pita); las descacharrantes Nihilismo y El síndrome de Estocolmo; y así hasta catorce temas que pasan como un suspiro, ya sea sentado en el sofá de casa o en el bar con los amigotes.

Más de veinte años después de su grabación, De hoy no pasa no ha perdido su frescura e inmediatez, y demuestra que Siniestro Total era (y es) un grupo que se tomaba en serio las cosas. Eso a pesar de que Julián Hernández perdió intencionadamente "la totalidad de los textos de este disco justo la noche anterior a la grabación de las voces" tirándolos por una alcantarilla, tal y como cuentan Jesús Ordovás y Marcelo Do Campo. Nunca sabremos si las letras que tuvieron que recrear (o crear) al día siguiente fueron mejores o peores. Sí que sabemos que son las que tanto ayer como hoy se berrearon y se berrean para olvidar las desgracias cotidianas.