Hace mucho que Siniestro Total dejó de ser ese grupo de éxito que sonaba en todos los garitos de dudosa reputación del país. Sin embargo, la banda liderada por Julián Hernández ha ido creciendo musicalmente al margen del gran público sin perder su sentido del humor. Producido por Joe Hardy (al igual que el anterior La historia del blues), Popular, democrático y científico (2005) es perfecto ejemplo de lo que hablamos. Sonido excelente, composiciones notables y brillantes ejecuciones en un paseo por el rock, derivados y antecedentes enriquecido por arreglos de diferentes instrumentos (trompetas, saxos, órganos, pianos y más), aunque guitarra, bajo y batería lleven la voz cantante. Pero si por algo destaca el redondo es por el esfuerzo que hacen Siniestro Total y Joe Hardy —esfuerzo que se ve compensado— por conseguir que cada canción, sin ocultar sus referencias ni el estilo que la alimenta, esté dotada de una personalidad muy concreta que no altere la unidad del álbum. No peca éste en ningún momento de monótono, pero todos los cortes encajan y hacen coherente el trabajo manteniendo unas señas de identidad comunes. Difícil y meritorio.
¿Y las letras? Pues para ser tan amigas del absurdo como siempre, encontramos en ellas verdades como puños (es decir, dudas) que no vendrían mal a esos telepredicadores y locutores de la (extrema) derecha e iluminados de la (extrema) izquierda que tan seguros parecen de todo:
"Sabemos cómo, cuándo,
Quién y dónde y poco más
De las cosas que acontecen
A nuestro alrededor".
O:
"Demasiadas hostias al aire
Las apuestas han sido en balde
Demasiadas hostias al aire
No está amañado este combate
Y estás KO antes de empezar
Estás KO antes de empezar".
Para poner punto y final, esa orgía sonora que clausura Popular, democrático y científico y su último corte, Cerrado por cansancio, remitiendo a los Stooges de Fun House con Jorge Beltrán ejerciendo a las mil maravillas de Steven Mackay hispano. Ya conocen mi opinión: no hay mejor manera de despedirse.