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lunes, 21 de julio de 2025

Knocking 'Em Down (In The City)

No representan las dos canciones de este sencillo australiano de 1980 al conjunto del elepé del que salen, un irregular Soldier que significa el comienzo de una década indigna de quien había tenido hasta el año anterior y New Values una trayectoria ejemplar, aunque la de Iggy Pop en solitario tampoco estuviera a la altura superlativa de los tres primeros e inmortales elepés de los Stooges. Precisamente, y al parecer, de los días de los autores de Fun House viene la cara B del single, una breve Dog Food cuyo comienzo recuerda al de I Wanna be Your Dog pero cuyo desarrollo es el de, en certeras palabras de Emilio de Gorgot para Jot Down, "un híbrido bastante extraño" que "combina una estructura propia de los Stooges con los característicos arreglos Bowie de aquella época". Se aplica a fondo el grupo que acompaña a Pop (en el que destacan Glen Matlock al bajo e Ivan Kral a la guitarra y a los teclados) en el tema titular de la rodaja, un buen pedazo de high energy y post punk llamado Knocking 'Em Down In The City. Hace cuarenta y cinco años, pues, mejor Iggy a cuarenta y cinco revoluciones por minuto que a treinta y tres.



jueves, 6 de marzo de 2025

Easy Rider

Si entre 1969 y 1979 Iggy Pop construye —con los Stooges, con James Williamson o en solitario— una carrera esencial que se mueve entre la matrícula de honor cum laude y el notable alto, a partir de 1980 su obra deviene irregular (de lo inservible al notable) y hasta Brick By Brick en 1990 cuesta salvar un álbum en su conjunto. El trabajo anterior, Instinct, había sido publicado en 1988 como un supuesto retorno a sus orígenes más crudos precursores del punk rock, no en vano era el sex pistol Steve Jones quien manejaba la guitarra. Sin embargo, el resultado no pasa del aprobado y cualquier comparación con Raw Power o Lust For Life se hace insostenible. Curiosamente, la mejor de las canciones, la que cerraba el elepé, será la cara B de este single destinado al mercado neerlandés, un Squarehead que da con un Pop y un Jones expeditivos y que de haber dominado su tono Instinct hablaríamos de otro disco. Easy Rider, encargada de titular la galleta, está también bastante bien, hard rock de su época que sigue sonando digno. Sencillo borrado por el tiempo y su limitación geográfica, éste de Iggy Pop no es obligatorio pero vale para pasar un buen rato con el rey del (high energy) rock and roll.



miércoles, 30 de noviembre de 2016

Kill City



Que nadie pronuncie el nombre de Iggy Pop en vano. Al menos con anterioridad a 1980, tal cosa es anatema. Los tres discos que graba con los Stooges, los tres primeros en solitario y el que se publica a nombre de Pop y James Williamson, Kill City, le sitúan para siempre jamás en el panteón del rock and roll junto a Elvis, los Beatles o los Byrds sin que persona prudente alguna pueda ponerlo en duda. Escasamente mencionado, el séptimo de los trabajos nombrados —una maqueta de 1975 que Williamson revisa y retoca y que ve la la luz a finales de 1977 en el sello Bomp!— viene a ser la versión comercial de los Stooges de Raw Power, si bien casi cualquier elepé resulta edulcorado si lo comparamos con el tercer, morboso y extraordinario plástico del grupo de los hermanos Asheton, Pop y Williamson. Los riffs que trae éste no pierden esa extrañeza que tan originales y geniales los hace sin salirse de la tradición clásica y rocker que los genera. No se puede decir que Kill City abandone el desasosiego turbador o la apostasía moral de los Stooges, pero sí que su música es más accesible, como si las melodías y los arreglos —saxos, teclados, percusiones, guitarras acústicas— tratasen de menguar la tristeza y el dolor de las letras de Iggy. Como muchos críticos has señalado, la influencia de los Stones es evidente en buena parte del plástico, lo cual no disminuye la personalidad del sonido del tándem Pop/Williamson. Apostando tanto por los temas rítmicos como por las baladas, se disfruta por igual de Kill City, Beyond The Law o Consolation Prizes que de Sell Your Love, I Got Nothin', Johanna o Master Charge, y en especial cuando el saxo de John Harden interviene coloreando maravillosamente las canciones. No nos olvidamos bajo ningún concepto de las teclas de Scott Thurston (y bajo en varios cortes) antes de añadir que Kill City era el tercer elepé que Iggy Pop iba a publicar aquel 1977, tras The Idiot y Lust For Life. Ni en cantidad ni en calidad repetirá semejante hazaña los cuarenta años posteriores, lo que no será óbice para asegurarse el lugar sagrado arriba dicho. El de uno de los reyes de la música del diablo. 

lunes, 15 de junio de 2015

New Values


La portada y la presencia de James Williamson produciendo bien podían anunciar un nuevo Raw Power, pero Raw Power era (y sigue siendo) un elepé irrepetible. A cambio, New Values (1979) se revelaba como un trabajo notable de Iggy Pop, quien, ya sin la ayuda (o la carga) de David Bowie, entregaba unas canciones que sucedían dignamente a las de sus dos primeros álbumes. Ni la poética agresividad de los Stooges ni el encanto cosmopolita de The Idiot y Lust For Life mandan en New Values, pero a cambio tenemos una serie de composiciones iluminada por la new wave que sí tiene en sus maneras marcas del high energy de Detroit y las enseñanzas del autor de Low.


Tell Me A Story se mueve amable y pegadiza entre el pop y el rock para contrastar con New Values, plato fuerte del disco cuyas soberbias guitarras llevan el sello de Williamson en sus emanaciones… a pesar de ser Scott Thurston quien las toca. Canto de amor al sexo femenino y oda al aburrimiento respectivamente, Girls y I'm Bored mantienen recias la seis cuerdas antes de que James Williamson se haga con ellas por única vez en Don't Look Down, sensacional cruce de soul y soft funk que enriquece el saxo de John Harden. Las atmósferas progresivas de The Endless Sea —sugerente caleidoscopio musical en el que destaca el uso que del sintetizador hace Scott Thurston— dan aún mayor variedad al elepé. Five Foot One es un rock and roll en el que los vientos de Harden tienen presencia constante. How Do You Fix A Broken Heart porta el influjo de Bowie mientras que Angel es la balada que debía haber versionado Aerosmith en Permanent Vacation, y no componer un bodrio homónimo capaz de destrozar el álbum completo. Los tres últimos cortes, por desgracia, rebajan la nota del plástico, pues Curiosity no es sino un remedo del Kill City de Iggy & Williamson; African Man, una estupidez; y Billy Is A Runaway, algo así como la lectura pachanguera de New Values. Es decir, que si se los hubieran ahorrado tendríamos un conjunto mucho más hermoso y equilibrado, aunque tampoco lo conviertan en un despropósito. Sin embargo, sí anuncian la deflación artística que sufrirá la carrera de Iggy Pop, que hasta los años noventa no levantará cabeza, si bien y en mi opinión nunca a la altura de New Values. Sea como fuera, lo aportado hasta 1979 y su espectacular y eterno rendimiento sobre los escenarios redimen de cualquier pecado a mi particular rey del rock. God saves Iggy.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Brick By Brick

Al contrario que en el caso de otros ilustres roqueros cuyas carreras en solitario poco o nada tienen que envidiar a la de los grupos por los que primero pasaron —piénsese, verbigracia, en Lou Reed o Ian Hunter—, la discografía de Iggy Pop queda lejos de la de los Stooges, incluso si seleccionamos para la comparación sus mejores álbumes. Marcada por la irregularidad, en la obra de Pop conviven notables trabajos como The Idiot, Lust For Life o New Values con otros tan mediocres como Blah Blah Blah o Instinct. Brick By Brick (1990) se halla más cerca de la primera categoría, no tan logrado, pero un buen disco en definitiva.

Producido por Don Was, Brick By Brick muestra a un artista presuntamente más maduro y alejado de los excesos de antaño (¡qué peligro!) que canta a las virtudes del hogar y las necesidades de construirlo en la formidable Home y en Brick By Brick, busca el amor ("I need a love / not games") a dúo con Kate Pierson en la facilona Candy o defiende su integridad futura en I Won´t Crap Out, sin que pueda evitar un tufillo a sermón del que ha pasado por todo (lo malo, se entiende) y quiere aconsejar a quien le escuche. A pesar de ello hay buenos temas como el fornido rock and roll que es Neon Forest, Something Wild (cedida John Hiatt) o My Baby Wants To Rock And Roll, en la que, al igual que la mencionada Home, Butt Town y Pussy Power, Slash y Duff McKagan, por aquel entonces en la cresta de la ola con Guns N' Roses, reparten cera de lo lindo. El resto, material correcto, siendo benevolentes. Un álbum al menos digno, lo suficiente para hacer olvidar las dos cagarrutas, con perdón, más arriba nombradas que Pop había entregado en la segunda mitad de los años ochenta. Aunque uno no mate por Brick By Brick, nos quedamos con eso.