En su estudio clásico y esencial sobre El estilo trascendental en el cine, Paul Schrader dice: "Bresson desprecia lo que más le gusta al aficionado al cine. Sus películas son frías y aburridas; les falta esa excitación vicaria que normalmente va unida al hecho de ver una película". La descripción que Schrader hace del cine de Robert Bresson avanza con exactitud la característica principal del arte del director francés: el ascetismo. El ascetismo como ausencia: ausencia de dramatización, ausencia de gesticulación, ausencia de acción…

Al rechazar cualquier énfasis, ya sea en las motivaciones de los personajes, los giros argumentales o la presencia militar del ocupante alemán (los soldados son apenas cuerpos o sombras), Bresson descoloca al espectador mientras describe milimétricamente los preparativos, problemas y ansiedades relacionados con la evasión. Como La fuga de Alcatraz (Don Siegel, 1979) —por otro lado muy notable—, pero sin caras conocidas, diálogos afilados o un mínimo entretenimiento. Pickpocket (1959), El proceso de Juana de Arco (1962), Una mujer dulce (1969) o Lancelot du Lac (1974) seguirán habitando idéntico territorio estético en diferentes épocas y con otros protagonistas; sin embargo, Un condenado a muerte se ha escapado, además de rememorar sin querer la lucha antifascista, es una obra maestra de la misma talla de las que continuarán el camino insobornable de Robert Bresson.