Decía hace unos días El Hombre Mojon, en su estupenda entrada acerca de Nevermind, que si tuviera un hijo y le preguntara qué es el grunge le daría a escuchar el clásico álbum de Nirvana. Yo, que sí lo tengo, si quisiera que le explicara qué es el heavy metal le diría que escuchara British Steel. Evidentemente, el endurecimiento de las guitarras en un blues que se hacía progresivo —hablamos de Led Zeppelin, Deep Purple y Black Sabbath, en efecto, pero la lista podría ampliarse— ya es reconocido como heavy metal. Los gorgoritos y los riffs pesados no los inventaron Judas Priest o Iron Maiden, y es verdad que éstos y otros grupos conformaron la New Wave of British Heavy Metal, pero prefiero llamar a lo que hicieron Zeppelin y compañía en los setenta hard rock. (Admito que estoy en ese terreno que tanto pongo en entredicho que es el de la clasificación.)
British Steel, publicado en 1980, resulta paradigmático en muchos aspectos, empezando por el título (pero ¿a quién cojones se le ocurre llamar a un disco Acero Británico?). No se queda en el encabezado el asunto. Por Rob Halford conocemos lo malos que son los jevis (Breaking The Law, Living After Midnight); que no hace falta ser viejo para ser sabio (You Don´t Have To Be Old To Be Wise); que los de su tribu tienen sus propios dioses (Metal Gods); o el valor de la unidad (United : "United we stand one and all", ¡Dios mío!). La portada, una mano que sujeta una cuchilla (imagino que de acero británico), y el look macho de los miembros del grupo (estética totalmente gay, por cierto) en la contraportada nos hacen temblar, pero no precisamente de miedo. Es entonces cuando descubrimos que la pose y la liturgia esconden al menos cinco grandes canciones: las mencionadas Breaking The Law, Living After Midnight y You Don´t Have To Be Old To Be Wise, Grinder y Rapid Fire. Tom Allom (que fuera ingeniero de sonido en los cinco primeros álbumes de Black Sabbath, ahí es nada) logra con su producción ese característico sonido al que se asociarán definitivamente el heavy metal y Judas Priest, y que seguirá desarrollando en Point Of Entry, Screaming For Vengeance y Defenders Of The Faith, tetralogía sagrada para cualquier metalhead que se precie, y que no dudaría en dar su vida por defenderla.
En fin, cada cual sabrá lo que hace, pero si sus hijos quieren saber qué es el heavy metal, déjenles una copia del British Steel o de cualquiera de los discos citados de los ingleses. Eso sí, no les pasen nada de AC/DC, Motörhead o Thin Lizzy. Se iban a hacer un lío.