Hablemos de un disco doble o de dos discos en uno, Abattoir Blues y The Lyre Of Orpheus fueron publicados simultánea y conjuntamente en 2004 para dar con el que va a quedar como —el tiempo pondrá a prueba esta afirmación— el mejor trabajo de Nick Cave y sus Bad Seeds en el siglo XXI, y eso a pesar de que Blixa Bargeld ya no está en el grupo tras veinte años en él. La caja cubierta de tela que guarda ambos CDs y el hermoso libreto de hoja gruesa que trae las letras es el envoltorio ideal para el primoroso contenido musical que durante diecisiete canciones y ochenta y dos minutos nos va a deleitar.
Get Ready For Love, primer tema de Abattoir Blues, marca la tónica a seguir en contraposición con The Lyre Of Orpheus, volcado en el rock aquél y en las baladas éste con un par de excepciones intercambiables en ambos que sirven de nexo entre uno y otro disco además del sonido particular (y espléndido) de la banda. Funk, blues, góspel, garage, post punk, pop, etc. informan unas composiciones magníficas que, entre la voluntad melódica y grandilocuente y la disonancia e inmediatez noise, visitan espacios sabidos de los autores de Tender Prey pero que aquí fulguran como pocas veces. Cita Cave en There She Goes My Beutiful World varias de las referencias de su "hermoso mundo", poetas (John Wimot, San Juan de la Cruz, Philip Larkin y Dylan Thomas), un escritor (Vladimir Nabokov), un músico (Johnny Thunders), un filósofo (Karl Marx) y un pintor (Paul Gauguin), universo femenino ("she goes") poblado solo por hombres. Paradojas del patriarcado que alcanzan también al no machista.
The Lyre Of Orpheus, corte que abre y titula el segundo volumen, describe bien esa tensión que produce unir las guitarras retorcidas que podríamos escuchar al fondo de un garito y los coros más propios de alguna iglesia norteamericana. Dominan, sin embargo y como hemos señalado, las melodías sentimentales en bellísimos temas que tienen su paroxismo creativo en Easy Money, Carry Me y O Children, aunque en un momento dado Supernaturally apele a la vehemencia de There She Goes… Sea cual sea su intensidad o subgénero, es muy importante señalar que cada una de las canciones goza de los matices y la densidad de unas interpretaciones muy logradas; las de la voz y el piano de Nick Cave, el bajo de Martyn P. Casey, el violín, la mandolina, la flauta y el bouzouki de Warren Ellis, las guitarras de Mick Harvey, el órgano de James Johnston, el piano de Conway Savage, las baterías de Jim Sclavunus y Thomas Wydler y las voces de los coristas invitados. Cruciales todas para que Abattoir Blues y The Lyre Of Orpheus alcancen, en mi opinión, la categoría de obra(s) maestra(s) o de obligatorio dos en uno. Blixa se fue, la calidad se quedó.