Hasta donde yo sé, Calling All Radios (2002) fue el único disco publicado por The Distraction, cuarteto californiano dedicado a prolongar el aullido punk y británico de 1977. Y no hay capricho u obviedad en utilizar el gentilicio "británico", pues la música del grupo y el acento (imagino que impostado) del cantante (epígono de Johnny Rotten) no ocultan sus referentes. Sex Pistols, Generation X, Buzzcocks y otros parecidos son invitados a una fiesta de poco más de veinticinco minutos y catorce canciones en la que recaudar fondos a favor de la concisión, las buenas melodías y el rock and roll, género que precisamente es defendido de aquellos usurpadores que dicen practicarlo en el tema que lleva su nombre:
"Lo que dices
no es lo que tocas
algo no concuerda en tus
entrevistas
rock
rock and roll
tú no tocas rock and roll".
Composiciones con gancho y actitud convincente es lo que ofrece este olvidado elepé —cuyas letras hay que seguir por escrito, pues no hay dios que las entienda de viva voz—, a pesar de no tener muchos años y haber sido disco del mes en su momento en Ruta 66. Lo rescatamos aquí por si algún adolescente se anima —efervescente tras haberlo degustado— a seguir el consejo que daba Jaime Gonzalo en la reseña correspondiente: "Fíjense bien, si yo tuviera treinta años menos y no supiera a lo que me expongo, no les quepa la menor duda de que después de escucharlo prendería fuego al ordenador para empuñar una guitarra". ¿Alguien se lanza?