Tiene todo este disco de John Lee Hooker de 1962 y el sello Vee-Jay (es decir, del Chicago blues y eléctrico) para caer rendido ante su media hora larga: un single mítico como pocos del cantante, guitarrista y compositor (Boom Boom); seis intérpretes (dos saxos, guitarra, piano y base rítmica) de una entonces incipiente Motown que amplifican y colorean las once canciones de Hooker; un bluesman en estado de gracia compositivo, pues no hay un solo tema desechable en Burnin'. No encontramos en él, por supuesto, al músico crudo y radical de los singles grabados en la primera mitad de los años cincuenta y publicados por Modern Records, sino a uno más estilizado y comercial que no dice adiós a la calidad. No veo a nadie bailar a los compases y el sonido feroz de Down Child o Too Much Boogie; visiono en un instante, sin embargo, a cualquiera moviendo el esqueleto mientras la mencionada Boom Boom, Lost A Good Girl, Let's Make It o Keep Your Hands To Yourself esparcen sus notas. E incluso puedo imaginar a una pareja hace sesenta años meciéndose bajo el influjo del blues de cocción lenta y trazo delicado (Process, Blues Before Sunrise, I Got A Letter, por ejemplo) que también es parte de los surcos del elepé. Los sesenta años que nos separan de Burnin', un trabajo imprescindible de uno de los santos griales —John Lee Hooker— de la música popular del siglo XX.
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jueves, 23 de junio de 2022
lunes, 5 de octubre de 2020
Too Much Boogie, Need Somebody
Palabras similares a las utilizadas aquí mismo hace un año para reseñar el single compuesto por Down Child y Gotta Boogie nos valdrían para esta doble cara con la que comparte año y sello, 1953 y Modern Records. Similares, que no iguales. Too Much Boogie prefigura en su hipnótico y repetitivo transcurrir el rock hablado de la Velvet y salvajadas como The Gift, mientras que Need Somebody sangra una mayor electricidad protohendrixiana, aun sin llegar al exceso bíblico del primer y colosal sencillo nombrado, padre de todas las futuras distorsiones rockers. Blues nacido en las tierras pantanosas de Misisipi y amplificado y modernizado en Detroit (después en Chicago) que en manos de John Lee Hooker se manifiesta genuino e incomparable. El cante jondo de la Norteamérica negra y descendiente de esclavos.
jueves, 22 de agosto de 2019
Down Child, Gotta Boogie
Absolutamente. No me hace falta, o no puedo, adjetivar este single de John Lee Hooker de 1953 para Modern Records. El adverbio se sobra y es mucho más elocuente. La electricidad abrasiva de Down Child prefigura con ácido a Link Wray, a los Sonics, a Jimi Hendrix, a MC5 o a Lou Reed, y lo hace con una expresividad superlativa. El sonido se convierte en experiencia intimidatoria, un bluesman del Misisipi cantándonos (o hablándonos) al oído y llevando la distorsión de su guitarra al límite. Gotta Boogie no es tan tremenda pero casi. Su ritmo trotón y obsesivo arrastra y exhibe la misma distorsión de su compañera, si bien la velocidad es mayor tal y como corresponde al boogie-woogie. La emoción que desprende el arte de Hooker desde sus primeros sencillos se come con patatas a cualquier hacha del mástil y la caja o a cualquier Pavarotti de la música popular. La autenticidad, la dureza y la categoría de la interpretación de las dos canciones detalladas barren pretensiones vanas y estéticas falsarias: la verdad y la pureza van primero. John Lee Hooker, Down Child, Gotta Boogie, nunca lo olviden.
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