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lunes, 30 de noviembre de 2020

Tomorrow The Green Grass

"¿Dónde están todos mis amigos?
Todos han desaparecido
Quizá vuelvan algún día
Tú eres todo lo que había allí." 

Los cuatro primeros versos de Blue nos introducen sin ambages en sus tres maravillosos minutos de tristeza, prólogo de guitarras acústicas en lo musical a las que se suman con la máxima elegancia bajo, piano y batería tras ser pronunciada la última palabra. Empezar un álbum de una manera tan refinada y perentoria eleva la exigencia a niveles difíciles de conquistar. Pero los Jayhawks de Tomorrow The Green Grass (1995) se comen el mundo al igual que se lo habían comido en su anterior Hollywood Town Hall. Mark Olson y Gary Louris entregan una colección de canciones impactante por su belleza y cuya ejecución no podía ser mejor: sus voces y guitarras, las teclas de Karen Grotberg (nueva en el convento), las cuatro cuerdas de Marc Perlman y la batería de Don Heffington (músico de estudio) bordan cada nota y cada ritmo. El pop, el country, el rock americano tradicional e incluso la electricidad cruda aprendida de Neil Young (que se lo digan a Miss Williams' Guitar, Real Light y Ten Little Kids) son servidos en trece raciones perfectas, una de las cuales es una lectura del Bad Time de Grand Funk, lo que muestra la apertura de miras del grupo. Mientras las melodías y las armonías nos enardecen, sorprendidos porque no haya ni un solo desliz o mácula, gozamos asimismo de los invitados a la grabación cuando su presencia es requerida: Benmont Tench y su órgano, Greg Leisz (escrito Leese en los créditos) y su pedal steel, Lili Haydn y su violín y viola, Tommy Rodgers y su violín, Victoria Williams y Sharleen Spiten y sus coros, y la guitarra del (magnífico) productor George Drakoulias. Y así llega el final. Entre Blue y Ten Little Kids hemos asistido a tres cuartos de hora de música soberbia, la emoción continua y sostenida de una gran obra maestra que significará la marcha de Mark Olson y una cima inalcanzable para la banda y para la mayoría de los elepés paridos en los años noventa. Ya les gustaría a Bruce Springsteen o John Mellencamp —seamos malos— haber hecho algo igual aquella década.

miércoles, 14 de noviembre de 2018

Hollywood Town Hall


El salto de Twin/Tone a American Recordings iba a significar el comienzo de la etapa de gloria de los Jayhawks, ésa que hizo del grupo norteamericano uno de los nombres indispensables del rock de los años noventa. Hollywood Town Hall (1992) será su primer disco para el sello de Rick Rubin, una esplendorosa colección de canciones "de una delicadeza indescriptible", sirviéndonos de las palabras de Juanjo Mestre, que —¡oh, paradoja!— aquí vamos a tratar de glosar. Rock herido de country que desciende de los Byrds, Neil Young o los Flying Burrito Brohers y conecta asimismo con Long Ryders o Cowboy Junkies, aunque esto sea casi evidente, el de los Jayhawks en su tercer intento es el de una banda madura que se deshace de las influencias para integrarlas en un sonido propio que, aun refiriéndose a décadas pretéritas, no tiene nada de rancio y anticuado. La calidad compositiva de Mark Olson y Gary Louris la atestiguan sin altibajos las diez canciones que hallamos, pero es para mi gusto en Crowded In The Wings, Take Me With You (When You Go), Wichita y Nevada, California cuando alcanza —la emoción desaforada— niveles de hazaña pop. Las voces de Louris y Olson, las guitarras eléctricas del primero, las acústicas del segundo, el bajo de Marc Perlman, la batería de Ken Callahan (y la de Charlie Drayton cuando le sustituye) suenan de lujo producidos por George Drakoulias, al igual que el piano y el órgano de los invitados: nada más y nada menos que Nicky Hopkins y Benmont Tench. Si bien su siguiente álbum, el excepcional Tomorrow The Green Grass, es considerada unánimemente su obra maestra, la banda de Minnesota ya volaba muy alto con este fantástico Hollywood Town Hall. Ajena, por supuesto, al grunge que todo lo reventaba a la sazón.