Formados en San Francisco por el francés Daniac Jeanrenaud, los Kingsnakes son uno de los secretos rockers de unos años, los ochenta, en el que el rockabilly volvía a ponerse de moda —con todas las aleaciones y alteraciones que se quiera— gracias a nombres ya clásicos como los de los de los Stray Cats, los Cramps o los Meteors. Roundtrip Ticket (1985), el fantástico debut del grupo, fue grabado en la ciudad californiana que vio nacer a la banda pero solo se publicaría en Francia y España; si a ello añadimos que el elepé no ha conocido reedición alguna —solo existe en vinilo, ni en casete ni en CD— empezaremos a comprender por qué hablamos de un manjar semioculto que poca gente ha catado, incluso si a aficionados a subgénero tan seminal nos referimos.
El tema que abre y titula el plástico es una explosión de rock and roll que se sitúa entre el boogie-woogie y la new wave, soberbio comienzo al que se suma The Jerkin' Stomp, donde destacan las teclas de Bernie Hall, que van a brillar aún más en un I'm Ready que es puro Jerry Lee Lewis. Troublemaker gira —nocturna y ardiente— al jazz vocal que torna sudoroso R&B antes de que Sho' Nuff apueste por el blues y My Baby's Gone Away, por el R&B y el boogie.
A Little Bit Of Your Love —que Los Rebeldes versionaban en directo— inicia festiva la segunda cara mientras que Lover's Tale es una suerte de balada de origen bluesístico. Goldfish se beneficia de la armónica de Francis Aguet en su camino de rock and roll untado de southern. Half-Crazy, Half-Cool me hace pensar y escribir que los Kingsnakes, al menos en este su primer paso, consiguieron un sonido propio que, nutriéndose y homenajeando al pasado, escapa del puro revival para dibujar un cuadro vivo y presente. La potente despedida que es Goodbye Rock'n'Roll House no me saca de mi afirmación: tiene Roundtrip Ticket ese plus genuino que le hace engendrar maneras pretéritas con el nervio de quien las usa sin querer ser fotocopia que nada aporta.
De la posterior vuelta de Jeanrenaud a su país, el encuentro con Manu Chao y grabaciones futuras no puedo decir nada, pues no he pasado de estas once canciones en menos de media hora que recomiendo a cualquier amante de la música del diablo con orígenes en la mitad del siglo XX y actualizada tres decenios después. Que encuentren una copia, ¡ay!, eso ya es otro cantar.