Padres del garage psicodélico al igual que los 13th Floor Elevators, los Electric Prunes pueden haber tenido quejas de su debut discográfico en formato grande, homónimo y de 1967 por solo contener dos composiciones propias. Sin embargo, el excitante resultado y el sonido tan peculiar resta importancia a que una mayoría de canciones fuera compuesta por Nancie Mantz y Annette Tucker o por Tucker y Jill Jones y que el productor Dave Hassinger impusiera o tratara de imponer sus designios por encima de los del grupo. Y digo tratara en vista de que el resultado definitivo, la media hora de felicidad que responde al nombre de The Electric Prunes, rezuma personalidad musical gracias a los cinco intérpretes (y algunas cuerdas) que ponen en pie los temas.
Dominado por los dos fantásticos singles que encabezan respectivamente la primera y la segunda cara, I Had Too Much To Dream (Last Night) y Get Me To The World On Time, el primero de ellos título alternativo del elepé, el fuzz primigenio arropa el innato concepto pop de los cortes, creando un choque de ideas estéticas (no nuevo del todo, por supuesto) que viene a significar la apuesta estilística (hasta dónde nacida de la obligación y no de planteamientos propios es la pregunta) del quinteto. Pero también hay espacio para baladas atmosféricas como la maravillosa Onie; pop orquestal cercano a los Kinks y a los Stones aunque de bastante menos calidad (The King Is In The Counting House); una simpática versión de la cinematográfica About A Quarter To Nine; music hall de andar por casa (Tunerville Trolley); o los dos apuntados y brillantes temas de los Prunes, Train For Tomorrow y Luvín', en especial el primero al estar divido en dos partes claramente diferenciadas, añadiendo la segunda influencias jazzísticas.
Cuatro piezas más, cercanas al fundacional garage rock de los sencillos mencionados y alabados al nacer el párrafo anterior, completan un disco que no es perfecto pero que gracias a sus mejores momentos (que son mayoría y algunos incontestables), su ascendiente en el revivir garage de los ochenta y que cincuenta y seis años después de su alumbramiento signifique fundamentalmente frescura, creatividad y anticipación, hace que podamos estar hablando de él sin rubor alguno. Y hasta, siendo buenos, que no nos cebemos en el nombre de sus autores traducido al castellano: las ciruelas pasas eléctricas, ¿hacen falta comentarios o nos las comemos?
Me acuerdo de la batería de Preston Ritter. Se quedaba pegada al alma. Un abrazo. carlos
ResponderEliminarUna batería muy poderosa, sí.
ResponderEliminarUn abrazo, Carlos.
Entré en el grupo con su primera obra "Underground" y este posterior trabajo homónimo. Recuerdo que el de la tienda (creo que fue en Melocotón...) me dijo que en algunos temas del primero sonaban como los Pink Floyd de entonces (???). No se si a fecha de hoy mantendría esa opinión. Aunque hace mucho que no los escucho sigo considerando la acepción garajera psicodélica, que ya relatas desde el inicio, como la más identificativa de la banda.
ResponderEliminarSiempre tuve ganas de pillar su "Mass In F Minor" para ver en qué lío se metían, su planteamiento "religioso" me chocaba un montón.
Concluyendo..., yo esas pasas me las como sin ningún problema, otra cosa es la noche que pueda pasar.
Abrazos,
Yo creo que no seguiría sosteniendo lo de Pink Floyd, quizá lo decía en un sentido muy lato. El "Mass In F Minor" me genera sentimientos ambivalentes, pues tiene algunas guitarras eléctricas brutales, pero el concepto general de David Axelrod no cuaja, la mezcla entre la música clásica y el garage rock no funciona en mi opinión. Una cosa, "Underground" es su segundo disco, el homónimo es el primero. Mejor no las comas, no vaya a ser que tu mujer se preocupe, ja ja ja.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es la primera vez que lo escucho y los temas que destacas me han enganchado a la primera. Lo de Pink Floyd yo tampoco lo veo por ninguna parte, aunque sí creo que podrían compararse con los Blues Magoos. Es un rock garajero que busca la aventura y juega con la experimentación en un campo todavía virgen, como la mejor psicodelia. Suenan frescos, como bien dices. Gracias por recomendarlo.
ResponderEliminarSí, son canciones que enganchan desde el primer momento pero que no cansan (yo las he escuchado muchas veces y nunca me han aburrido). La comparación con los Blues Magoos es acertada. Muchas gracias a ti por comentar.
ResponderEliminarUn abrazo, Rodión.
De obligatoria escucha para todos los amantes del garage con ínfulas lisérgicas. Como de costumbre perfectamente diseccionado aquí.
ResponderEliminarAbrazos.
Muchas gracias por tus palabras, intentamos hacerlo lo mejor posible.
ResponderEliminarUn abrazo, Jorge.
Con este disco no tenemos una foto en una ocasión que estuve en tu casa o era otro de sixtie con portada parecida. O estoy soñando???
ResponderEliminarSí, tenemos una foto con este disco. No sueñas, no, ja ja ja.
ResponderEliminarUn abrazo.