lunes, 4 de septiembre de 2017

Blood On The Tracks


Marcado indefectiblemente por la separación de Bob Dylan, Blood On The Tracks (1975) lleva esparcida por sus surcos la sangre que su título indica. La tristeza del primero de sus temas —Tangled Up In Blue— se va a extender al resto del álbum cual crúor producido por la ruptura amorosa, herida a veces más penetrante y dolorosa que la de un cuchillo o una bala.

"Una mañana temprano brillaba el sol
Yo estaba tumbado en la cama
Preguntándome si ella habría cambiado
Si su pelo aún sería rojo
Los suyos habían dicho que nuestra vida juntos
Iba a ser muy difícil",

dicen los versos que abren el elepé con una melancolía que confirman la melodía y la voz de Dylan. La lírica de las letras y la belleza de la música de Tangled Up In Blue se incrementan en la maravillosa Simple Twist Of Fate, donde el autor de Blonde On Blonde canta crepuscular que

"Él se levantó, la habitación estaba desnuda
No la vio por ningún lado
Se dijo que no le importaba, abrió la ventana de par en par
Sintió un vacío por dentro que no se explicaba
Y se lo brindaba un simple vuelco del destino".

You're A Big Girl Now incide en la pena y la angustia que Dylan traslada desde su intimidad.

"Un ave en el horizonte, posada sobre una cerca
Me canta una canción
Yo soy como esa ave
Canto solo para ti
Espero que puedas oírme
Oírme cantar entre estas lágrimas",

reza la estrofa más obvia de la canción. Idiot Wind es lo que podríamos denominar el ajuste de cuentas del disco. Inicialmente acústico, fue vuelto a grabar por Dylan con un grupo (al igual que otros temas) para dar con una espléndida versión en la que destaca sí o sí el órgano tocado por el de Duluth. En contraste, You're Gonna Make Me Lonesome When You Go es breve y recogida en su aviso de la soledad que está por llegar.


Meet Me In The Morning encabeza las otras cinco pistas que completan el plástico. En ella el folk se funde con el rock y las guitarras gimen distorsionadas (sin exagerar) por primera y única vez. Lily, Rosemary And The Jack Of Hearts da rienda suelta al trovador que Dylan lleva dentro para contarnos durante casi nueve minutos una de sus historias genuinas y rocambolescas. Toda la sensibilidad y el arte de Bob Dylan se manifiestan en If You See Her, Say Hello, una de las composiciones más hondas de su creador. Una soberbia introducción interpretada por guitarra, mandolina y órgano —instrumentos que se mantienen— precede a la descripción delicada pero afligida del amor volatilizado.

"Veo a mucha gente dando tumbos por ahí
Y oigo su nombre cuando voy de un sitio a otro
Nunca me acostumbraré, solo he aprendido a hacerme el loco
Sus ojos eran azules, su pelo también, su piel tan dulce y suave",

son cuatro de los versos con los que Dylan traza el mapa de la derrota sentimental, que ni siquiera la distancia que imponen la canción y su contenida puesta en escena parecen paliar. Algo de auto de fe tiene Shelter From The Storm, en especial esa estrofa que recuerda que

"Ahora se interpone un muro, algo se perdió
Di tanto por descontado, equivoqué las señales
Y pensar que empezó todo una mañana remota
Ella dijo: "Pasa, te daré cobijo en la tormenta".

La tristeza que señalábamos al principio explota inmisericorde, brutal al final en Buckets Of Rain. Las sencillas y hermosas notas de Dylan son la melodía que acompaña una letra incuestionablemente dolorosa y negativa que sentencia:

"La vida es triste
La vida es una ruina
Solo puedes hacer lo que debes
Haz lo que debes y hazlo bien
Yo lo haré por ti, niña mía
¿No lo ves?".

Epítome fatal pero lógico de una cadena de sinsabores que solo podía llamarse Blood On The Tracks, o, al menos, no podría tener nombre más adecuado. Y que ha quedado como uno de los trabajos más sólidos y personales registrados por Bob Dylan.

8 comentarios:

  1. Magnífico repaso por versos y sentimientos con que Dylan tiñe de tristeza el disco más expuesto de su producción, en el que más enseña de su interior, el más sangriento.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias, Addi. Queda al aire aquí Dylan, sí.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. La separación de Sarah le marcó profundamente, y buen ejemplo es este "Blood on the tracks", un disco que viene a demostrar que la pérdida es muchas veces más fuente de inspiración que el propio amor. La historia de un perdedor que hace poesía con el relato de su dolor, y que no necesita recurrir a la consabida imagen del que ahoga sus penas autodestruyéndose. Un gran disco, uno de mis favoritos de Dylan.
    Muy merecida entrada.
    Abrazos,
    JdG

    ResponderEliminar
  4. No podías haberlo explicado mejor, Javier. De los discos más personales (si no el que más) de Dylan.

    Abrazos.

    ResponderEliminar
  5. Un gran momento en la carrera de Dylan. Este y luego Desire fueron para milos dos ultimos grandes discos de Dylan.

    ResponderEliminar
  6. Son dos discos magníficos y muy diferentes, Luis. Creo que Dylan ha hecho después discos soberbios, en especial los de la trilogía que encabeza "Time Out Of Mind".

    Saludos.

    ResponderEliminar
  7. Efectivamente, Idiot wind es el ajuste de cuentas del disco. Lo has hecho todavía más grande con esta extraordinaria reseña, grandmaster. Que no decaiga. Abrazos.

    ResponderEliminar
  8. Muchas gracias, Johnny. Por ahora no decae (y eso que ya son cerca de nueve años).

    Abrazos.

    ResponderEliminar