viernes, 29 de junio de 2018

Cojones


Malconsejo, Santi Campos, Amigos Imaginarios y, de nuevo, Santi Campos para publicar Cojones (2016). Y no es título zafio o estúpido, no, pues cojones era lo que necesitaba el autor de Pequeños incendios para atreverse a dar una patada en la mesa y alejarse de su obra previa (su zona de confort, que dicen ahora) grabando un disco que sorprendiese al oyente adicto que esperara una nueva colección de pop magnífico influido por Wilco, Teenage Fanclub, Neil Young, Big Star y otros de similares estirpes.

Al kraut más electrónico remite Flora y Fauno, que desde el primer momento explicita la voluntad de cambio de Campos. Descripción de dos modernos inocuos que viven y se encuentran en un barrio del centro de Madrid, chica y chico que

"Se acuestan con muchos, no duermen con nadie
no saben qué hacer, no saben qué hacer
no saben qué hacer para que su vida vaya bien",

símbolo de las distintas generaciones (españolas en este caso) criadas en el neoliberalismo desaforado y la despolitización que aquél conlleva. Tanto Flora como Fauno son víctimas del síndrome de Peter Pan que el sistema promueve para luego sancionar socialmente, sin que ello rebaje la culpa de ella, "rebosando drama / con el peso del mundo sobre sus espaldas", ni de él, "su padre no le habla y su madre aún le riñe". El patetismo de sus vidas es el patetismo de su estulticia, de su necedad, que Campos describe sin juzgar ni resolver. Lento baila entre la electrónica y el synth pop, pero aclara que nuestro hombre no va a renunciar a su lado emocional de toda la vida mediante un precioso estribillo que declara:

"Y dijo: He venido a quedarme
espero que aún no sea tarde
gracias por esperarme".

Fotos de famila viaja del folk indie al pop ochentero abonada a la nostalgia fatal y decadente al sentenciar pesimista:

"Miras y vas recordando
el tiempo perdido en hacer algo
y ahora te das cuenta de que es tarde".

Rock ácido, industrial y progresivo es lo que nos muestra Corazón de cuerda, donde mandan las guitarras de Campos y Julián Saldarriaga y los teclados y sintetizadores de Martí Perarnau porque

"Voy a cambiar este guion
voy a empezar a ser un cabrón
voy a ser el que se pega a ti en todas las fiestas".


Fuego y Aire y plomo —cierre y apertura, respectivamente, de la primera y la segunda cara del elepé— nos devuelven (ligeramente maqueado) al Santi Campos (Amigos Imaginarios, Malconsejo) melancólico de siempre, el anterior a la revolución sonora de Cojones, que vuelve a dominar, a imponerse en Gigantes, cuya letra incorpora versos tan lúcidos como los que siguen:

"Hay personas tan gigantes
que no saben que son grandes
Demostrando con sus actos
que es igual de malo andar dormido
que hacer daño".

El folk ligeramente noise de Arco del Triunfo (o Campos añadiendo "juguetes" al cantautor tradicional) da paso a la sensacional Hasta que sangre, rock psicodélico que es a la segunda mitad del plástico —por razones musicales y ordinales— lo que Corazón de cuerda a la primera. La potencia instrumental quizá responda a la advertencia explícita de:

"Tú ya te sabes el resto
de lo que esta historia cuenta
Así que apréndete esto
hasta que sangre la letra".

Solo quiero: yo quiero y su brevedad pop echan la llave a un álbum brillante y arriesgado que engrandecía la categoría de su autor —Cojones, Santi Campos—, pues, sin perder su reconocido mundo propio ni rebajar la calidad, añadía el riesgo a los factores en juego. Es decir, el logro del verdadero artista.

5 comentarios:

  1. Tenía alguna referencia de esta obra pero no tan precisa, era el pastel de limón que algunos pocos han probado y que te cuentan, contra todos los pronósticos, que sabe a aceitunas. Hacen falta cojones para darse uno a sí mismo la vuelta. Llueve, una tormentita.
    Abrazos,
    JdG

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  2. Aceitunas y cojones, Javier. No te mojes y escucha a Campos.

    Abrazos.

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  3. Por unas cosas o por otras no escuché este disco con atención hace dos años, es uno de esos que siempre quieres recuperar y nunca encuentras el momento, espero que me anime tu reseña.
    Abrazos.

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  4. Santi y Amigos Imaginarios me ponen siempre los pelos de punta. Abrazos grandes.

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  5. Indispensable, Addi.

    Y si es en "El invierno secreto", aún más, Víctor Hugo.

    Abrazos, amigos.

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