Empezando por su portada warholiana y terminando por la última nota de la última de sus cuatro piezas, Unit Structures es una creación extraordinaria de Cecil Taylor, el primero de los dos discos que graba para Blue Note en 1966. Si como free jazz se puede etiquetar su música, la adscripción a este subgénero renovador y extremo no es suficiente para explicarla y comprenderla, pues hay en ella una atención explícita al atonalismo vienés que, aun estando en otros artistas free, aquí deviene esencial, no como extensión del third stream, sino como dueña de alguna de las composiciones además de informante de todas ellas.
La primera cara del elepé es ejemplo de ello. La salvaje Steps y sus tremendos solos de saxo alto y piano descienden con claridad del bebop, si bien, a su vez, juegan con una atonalidad que les aleja de la influencia primigenia del blues. Encuadrar este tema en el free jazz a secas no cuesta demasiado; sin embargo, lo de Enter, Evening (Soft Line Structure) es otra cosa. Aunque la improvisación esté presente, la herencia de Shönberg se cuela hasta los tuétanos y hace que sea más exacto hablar de dodecafonismo abordado desde perspectivas jazzísticas que de infiltraciones de la vanguardia europea de la primera mitad del siglo XX en los sonidos radicalizados a partir de las invenciones de Charlie Parker, Max Roach, Thelonious Monk o Dizzy Gillespie.
Tres piezas en una, los casi dieciocho minutos de Unit Structure/As Of A Now/Section encierran todo lo dicho en el párrafo anterior. El agresivo comienzo que clarinete bajo y contrabajo protagonizan nos lleva a diferentes segmentos de una suite cuyos movimientos huyen del encasillamiento popular o culto y de la exactitud clasificatoria. Saxos altos, oboe, trompeta, batería, un segundo contrabajo (otra de las características del álbum) y piano se suman a los instrumentos mencionados, deviniendo la música demoledora y frenética conforme avanza y, ya sin ambages, en sus dos terceras y finales partes. ¿Más cerca de Slayer que de Louis Armstrong? Posiblemente. ¿Más cerca de Anton Webern que de Albert Ayler o John Coltrane? Tampoco exageremos.
Tales (8 Whisps) concluye el trabajo con una composición que dominan las teclas de Cecil Taylor, teclas que remiten a Músorgski, a Bartók o a Messiaen en su expresionismo abstracto y, admiten, a su vez, ecos boogie-woogie, lo que da un sonido espectacular y peculiar al mismo tiempo a la despedida de Unit Structures. Una obra maestra que debemos al piano de su líder, los contrabajos de Henry Grimes y Alan Silva, la batería de Andrew Cyrille, la trompeta de Eddie Gale, el saxo alto de Jimmy Lyons y el saxo alto, el oboe y el clarinete bajo de Ken McIntyre. Todo un lujo al que estamos eternamente agradecidos.
Me hice con este ejemplar con motivo de la colección kiosquera que Blue Note puso en la calle hace ya un par de años. Lo escuché entonces tres o cuatro veces y, por lo que recuerdo, me dejó bastante atónito, un estado mental que gracias a la música procuro conservar pasado el tiempo.
ResponderEliminarDe todas las cultas e informadas referencias que haces a las influencias y conexiones del álbum, me quedo con ese expresionismo abstracto, estilo pictórico preferido den esta santa casa.
Le daré otra vuelta para recargar el estado anteriormente mencionado.
Abrazos,
Normal que te dejara así, Javier, es una música totalmente especial. Es difícil encontrar artistas tan personales como Taylor, aunque se le pueda ligar con otros músicos vanguardistas de su tiempo, por supuesto.
ResponderEliminarUn abrazo, Javier.