jueves, 16 de enero de 2020

Link Wray


En una chabola para pollos de su granja de Maryland es donde Link Wray monta el estudio de tres pistas de grabación de donde saldrán los tres míticos elepés que, a principio de los setenta, recuperarán y redefinirán su carrera. Cierto. Link Wray, Mordicai Jones y Beans And Fatback muestran a un artista alejado del rocker cuya guitarra alimentará de electricidad, acordes y altanería a Jimi Hendrix, Pete Towhshend, Neil Young y tantos otros, aunque cuando apuesta por la distorsión su clase y maestría salen a relucir a las primeras de cambio.

Link Wray (1971) es el primero de dichos discos, mirada orgullosa de Wray (mirada a la que no pueden ser ajenos su nombre y apellido como escueto título) a sus raíces country, blues, folk y góspel sin olvidarse del rock. Cinco canciones del baterista y coproductor Steve Verroca, cinco del autor de Rumble y una versión del Tail Dragger de Willie Dixon dan forma a un trabajo que, como dice Andy Beta, parece espoleado por "álbums como Moondance, Music From Big Pink y Beggars Banquet", el giro de Van Morrison, The Band y los Stones hacia el folclore americano. "Wray debió haber sentido una oportunidad" de volver a hacer música; música rural, campestre, prístina, con olor a tierra y a abono.

La voz, las guitarras y el bajo de Wray, el piano y la mandolina de Bobby Howard, el órgano y el piano de Billy Hodges, las baterías y percusiones de Doug Wray y Verroca y los coros de estos tres últimos y Gene Johnson —sobre la base de unas magníficas composiciones— viajan al pasado para recoger los frutos de Norteamérica y regurgitarlos con la máxima de las autenticidades. Por su calidad resulta dificil elevar unos temas sobre otros (bien sean de Steve Verroca o Link Wray), pero sí que por su fama podamos destacar el introspectivo Fallin' Rain y su contrapeso Fire And Brimstone, ambas de Wray, versionada esta última por gentes tan diversas como los Neville Brothers o los Nomads; y por su mezcla de espiritual y garage rock, que le hace ser el corte diferente del álbum, el God Out West de Verroca.

La icónica portada que preside estas líneas (por las venas de Wray corría sangre india) y la mencionada lectura del Tail Dragger de Dixon que Howlin' Wolf cantara en su soberbio The Real Folf Blues reivindican la cualidad mestiza de la población estadounidense y, por extensión, de su música. Mestizaje del que dan buena cuenta Link Wray y los cinco intérpretes que completan su grupo, convirtiendo en virtud las limitaciones del estudio y las condiciones en las que Link Wray es registrado. Una joya algo olvidada que hará renacer a uno de los maestros del rock and roll… aun manteniendo las distancias y escorándose hacia los géneros que le dieron vida.

4 comentarios:

  1. Si, el olor a tierra y abono hecho música, la inmensa raíz americana, el dust bowl electrificado, Steinbeck y Faulkner haciendo coros. Un artista inmenso al que creo se le aprecia más y mejor en Europa que en su propio país.
    Abrazos,

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  2. Inmenso lo de los coros de tan egregios escritores, Javier. El propio Wray acabó viviendo en nuestro continente,por algo sería...

    Abrazos.

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  3. Hola. No hay descargas en este blog, amigo. Pero escríbeme si quieres al correo de contacto en la barra de la derecha.

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