jueves, 20 de febrero de 2025

Gift

Caídos a día de hoy en el olvido, los alemanes Gift grabaron dos discos en los años setenta y fueron fagocitados por el pozo de la indiferencia o de la negación. La banda se había formado en 1969 con el nombre de Phallus Dei, el álbum con el que Amon Düül se había dado a conocer ese mismo año, si bien había cambiado de denominación cuando publica su debut homónimo en 1972, un Gift que no sería correcto incluir dentro de la etiqueta kraut por muy amplia que ésta se quiera. Lo que hallamos en los ocho cortes de este muy brillante elepé hay que situarlo en el campo del hard progresivo y psicodélico, mucho más cerca de Black Sabbath, Deep Purple o la primera formación de UFO que de Can o Faust, por ejemplo, en una serie de canciones ejecutada con enorme calidad y en la que hallamos una buena cantidad de matices.

Canciones es la palabra. Si en el krautrock tiene un peso superior a las composiciones el concepto sonoro y/o la improvisación, como en el jazz, en el caso de Gift su faceta experimental y vanguardista, que la posee y no la desdeña, no se enfrenta con las melodías y armonías escritas en aras de dar una estructura concreta y reconocible a los temas. Son éstos de los que se quedan pegados al oído del oyente, adictivos, relucientes y reconocibles. Drugs abre el trabajo con un medio tiempo metálico que a mitad de camino pisa el acelerador y deja que las guitarras de Rainer Baur y Nick Woodland se luzcan en su doble juego solista. You'll Never Be Accepted es una maravilla cargada de épica, cerca de siete minutos en los que hallamos diversos pasajes y un esplendor instrumental en el que destaca Hermann Lange por su soberbia batería y por el fragmente encabezado por su percusión que acelera la canción hasta que recupera su motivo principal. Groupie se acerca al folk rock con su guitarra acústica y su flauta a nadie acreditada, ecos medievales con los que tantos hacen el ridículo pero que aquí funcionan bien. La primera cara la completa Time Machine, una buena pieza de rock sin mayores pretensiones que cuando se endurece utiliza un riff que se aprovecha de las enseñanzas de los Kinks.

Game Of Skill se encarga, metálica y progresiva, de iniciar la segunda parte, siendo las baquetas de Lange, en mi opinión, lo más prominente en su desarrollo. El progresivo instrumental se apropia de Don't Hurry, y digo instrumental porque en esta joya cuyos ecos llegan a bandas de este siglo como Melange la voz de Helmut Treichel es pura onomatopeya. La apetitosa ración de hard rock que nos propone Your Life nos desliza hacia el final de la función con otra exhibición de Lange y un bajo de Uwe Patzke que se deja notar especialmente. Bad Vibrations, o el último tema, se inclina igualmente por el rock duro, goza de un solo de guitarra breve pero muy sugerente e incorpora una campana que, digamos, podría haberse ausentado. Pocos, muy pocos, se acuerdan de Gift; sin embargo, quienes decidan escuchar este Gift que hemos descrito —con su características específicas— no creo que se sientan defraudados.


 

lunes, 17 de febrero de 2025

Mordicai Jones

La maravillosa y evocadora Walkin' In The Arizona Sun descorcha en clave folk Mordicai Jones (1972), el segundo de los tres elepés registrados en 1971 en la granja de Maryland del gran Link Wray. Acreditado a la persona que da nombre al disco (seudónimo de Bobby Howard, encargado de voz, piano, mandolina y armónica), nadie en su sano juicio duda de que éste sea un álbum del autor de Rumble aunque ceda el protagonismo en las portada y las labores vocales, pues su aroma rural es similar al de Link Wray y Beans And Fatback. Scorpio Woman mantiene el tono folk aunque con cierto groove funk y psicodélico que debe bastante al bajo de Norman Sue, por un lado, y a los punteos finales de Wray, por otro. El extenso blues The Coca Cola Sign Blinds My Eyes mueve al trabajo a nuevos terrenos, con un Wray espectacular a la steel guitar (o dobro). All I Want To Say retoma el sonido foll rock en una canción de carácter muy melódico. Folk y blues se funden —secos y telúricos— en All Because A Woman, marcada por uno coros a lo Simpathy For The Devil. Honky tonk, bluegrass, góspel y rock suman en On The Run, tema de extenso y gozoso pasaje instrumental donde guitarra, teclas y armónica nos deleitan especialmente. Son Of A Simple Man es una balada liderada por el piano mientras que Precious Jewell, una incursión en el country/bluegrass mediante la única versión del plástico (Roy Acuff) y su corte más breve. Days Before Custer añade psicodelia gracias a la guitarra ácida y distorsionada de Link Wray y contrasta con la dulzura folk rock de Gandy Dancer, el final de un disco muy notable aun siendo algo inferior a los ya nombrados que completan la trilogía campestre del maestro de las seis cuerdas. Por mucho que en su cubierta leamos Mordicai Jones.

jueves, 13 de febrero de 2025

Ride Hard Ride Free

Aunque solo sean dos canciones, las que contiene este single de 2023 demuestran que Zeke no ha bajado el pie del acelerador, rebajado la distorsión o aburguesado su música tras treinta años noqueando parroquias de medio mundo con un directo demoledor y dejando unos discos en los que hardcore, punk y —a partir del inconmensurable Death Alley en los albores del siglo— heavy metal se aliaban en piezas cortas dispuestas para aplastar a su receptor. Palabras como mesura, lentitud o relajación no existen en el universo de los autores de Dirty Sanchez, solo salvajismo rocker que no hace prisioneros, desata su furia sin pensar en las consecuencias y, eso sí, es ejecutado con precisión milimétrica que da vida a composiciones siempre magníficas y siempre con su sello marcado a fuego (infernal). Así, Ride Hard Ride Free y Smokestack Lightnin' (original de los de Seattle, no versión de Howlin' Wolf, como sería lógico imaginar) son cortes continuistas pero soberbios, dos ejemplos del estilo Zeke, cuyas influencias o lugares comunes (de Black Flag, Poison Idea o Dwarves a Kiss, Motörhead o Iron Maiden) no son suficientes para describir su universo estético. Por fortuna, el grupo estadounidense tiene una personalidad unánimemente reconocida hecha de violencia sonora, pocos acordes pero utilizados con el máximo acierto e historias macarras y sórdidas que no sabe de mediocridad o medias tintas. O estás con Zeke o estás contra ellos; si eliges la segunda opción, aléjate de mí, que Ride Hard Ride Free vuelve a conducirme al fin del mundo a todo trapo en mi estéreo.



lunes, 10 de febrero de 2025

Everybody, If I Could Fly

Grupo teutón del que nacería Lucifer's Friend, Asterix publicó un solo elepé homónimo y un par de singles, el primero de ellos éste de 1970 que hoy comentamos. De orientación más comercial que la del álbum en general (hard de tintes progresivos muy de la época), Everybody es una canción pensada para sacar una sonrisa al personal que bascula entre el rock duro, el mod, el soul y el pop (o, por sintetizar, entre el rock y el northern soul) y cuyo estribillo busca enardecer al oyente… o a todo el mundo, como canta un George Monroe que sería sustituido por John Lawton en el disco largo, pues efímero sería el paso de Monroe por la banda. Encabezada por un riff resultón de Peter Hesslein, If I Could Fly también goza de un estribillo de intenciones exaltadoras, sus maneras no se alejan mucho de las de su compañera de viaje aunque sean menos veloces y destacan por encima del resto, en mi opinión, la batería de Joachim Rietenbach y sus espectaculares redobles y requiebros. Pinchen ambos temas en algún acontecimiento roquero y verán cómo reciben una buena respuesta. (Y no se me queden ojipláticos con la portada de la edición española del sencillo, país el nuestro donde, por cierto, no vio la luz Asterix pero sí la galleta glosada. Cosas veredes…)



jueves, 6 de febrero de 2025

Lookin' For A Hero

Curioso y olvidado —olvidadísimo— single de Elliott Murphy el que hoy traemos a Ragged Glory, entre otras cosas porque no es que Murphy sea muy recordado por sus sencillos. La canción titular de la galleta, Lookin' For A Hero, es una delicia de pop ligeramente psicodélico que desciende sin ambages del cuarto plástico de la Velvet Underground y que cuenta con los coros de Doug Yule para especificar aún más y apuntar a Who Loves The Sun, apertura del magistral Loaded, como influencia principal. La segunda pieza o cara B, Never Old As You, se escora hacia el country rock en un buen tema aunque diferente y algo inferior en mi opinión. Ambos formaban parte asimismo del excelente Night Lights de 1976 como octavo y noveno corte y se encargaban de completar el álbum. No por breve y poco glosado dejen de lado este disco de Murphy, cerca de seis minutos repletos de placer.

lunes, 3 de febrero de 2025

Year Of The Snake

Alabado por Andy Shernoff en la pegatina promocional adherida al plástico que protege el disco (ése que da tanto gusto desprecintar antes de que el vinilo salga de su funda, en este caso blanco y negro, sea colocado sobre el plato y espere a que la aguja caiga sobre él para empezar a reproducir los sonidos prensados en sus surcos), Wyldlife es un grupo de Nueva Jersey que no necesita mayor argumento para acercarse a él que las palabras loadoras del dictador de oro.

Cuarto disco de la banda, segundo para el sello de Little Steven Wicked Cool, Year Of The Snake (2020) informa desde los primeros compases de Death Bed de su condición punk cargada de melodía y juventud. De MC5 y New York Dolls hasta los Boss Martians de sus dos últimos álbumes (The Set-Up y Pressure In The SODO), pasando por Blondie, los Dickies, Green Day o Elvis Costello, se me ocurren cientos de referencias high energy, punk rock, power pop, new wave e incluso bubblegum que ayuden a describir una propuesta ciertamente variada aunque exponga sus referentes de manera obvia. Sean más agresivas (Neon Nightmare, Kiss And Tell o Sacré Bleu) o más pop o beat (Get Well, Tulsa Superstar o Keeping Up With C.T.), las canciones buscan constantemente la inmediatez, una estrofa intensa y un estribillo explosivo que las convierta en himnos escritos para explotar sobre las tablas pero espléndidamente expresados también en el estudio de grabación.

Los cuatro temas que no he mencionado no rebajan en absoluto la talla de Year Of The Snake, son igual de buenos; es más, uno de ellos, The Falcon, que se va hasta los cinco minutos cuando ninguno había llegado a los cuatro, cierra el elepé trayéndome a la cabeza una suerte de fusión de Gluecifer y Hellacopters —líderes de la oleada rocker escandinava nacida a finales del siglo XX— con los Nomads, maestros de dicha oleada, que hace que la propuesta de Wyldlife se me haga aún más nutritiva. Y es que, como dice Andy Shernoff en la pegatina arriba mencionada, "¿Sabéis de lo que nunca me canso?… Guitarras potentes, melodías pegadizas, chupas de cuero y grupos que miran mal a la cámara. ¡Wyldlife la lía parda!". Pues eso… ¡y al máximo volumen!


 

jueves, 30 de enero de 2025

Obras escondidas (1985-2002)

Complemento o contraste, según se vea. Tras el apabullante doble en directo Obras escocidas (1985-2000) venía, más recoleto y reservado, otro álbum en vivo que rescataba canciones no tan conocidas del catálogo enemigo tratadas con menor dosis de electricidad, sin ayuda de invitados y registradas en un solo escenario. En efecto, de las dos actuaciones de diciembre de 2001 en el Teatro Bretón de Salamanca salen estas Obras escondidas (1985-2002), que en 2002 publicará Alkilo Discos, la discográfica de los autores de Gas. Aunque para los seguidores acérrimos de Los Enemigos (entre los que me hallo) todos sus temas sean igual de famosos, cierto es que al elegir unos cuantos no tan habituales en sus recitales y apartar la agresividad rocker —añadiéndoles (o extrayéndoles) matices folk, country, funk e incluso skiffle sin olvidar su procedencia rock— el grupo madrileño da con una versión alternativa de su música que, por deliciosa y creativa, se disfruta igual que la más habitual y reconocible. Josele Santiago, Fino Oyonarte, Animal Pérez, Manolo Benítez y Pablo Novoa expanden sus efluvios delante de un público (imagino) sentado, la mejor manera para recibir una emanaciones exentas de la crudeza (solo al final se destapa la distorsión) de los de Malasaña, quienes no por alejarse de su vertiente festiva, cruda y rocanrolera merecen menor aplauso o dejan de ser una banda excepcional.


 

lunes, 27 de enero de 2025

Plug Me In

DVD doble de cinco horas publicado en 2007, Plug Me In vino a ser un complemento audiovisual empaquetado de la carrera de AC/DC, abarcando cada uno de los discos los respectivos periodos de Bon Scott y Brian Johnson en momentos extraídos de actuaciones en varios países, alguna aparición en televisión y entrevistas. Visionado en estricto orden se aprecia el apogeo de la banda hasta la desaparición de Scott (Australia, Inglaterra, Escocia y Holanda son los países testigos de la apoteosis del mejor grupo de rock and roll de la segunda mitad de la década de 1970), la potencia y agresividad que mantiene durante los primeros años con Johnson al micro (con el público japonés y estadounidense como testigo) y la conversión de los autores de Back In Black en un mito que vive de las rentas a partir de los años noventa, si bien su calidad musical en vivo sea indiscutible. Rusia, Inglaterra, Australia, Francia, Alemania y Canadá reciben a los hermanos Young y compañía en olor de multitudes, las que aclaman a una institución situada por encima del bien o del mal a la que las etiquetas (punk, hard o heavy) adjudicadas sobran pues la de AC/DC a secas es tan reconocible como la de la selección brasileña de fútbol. Dinosaurios del rock sin rival sobre las tablas, no puede sorprender que despida el segundo disco (dentro de los bonus) una versión del Rock Me Baby interpretada en Leizpig por los Rolling Stones en compañía de Angus y Malcolm en 2003. Casos similares en cuanto a popularidad y pérdida progresiva de relevancia en el estudio, Stones y AC/DC se esforzaban (y esfuerzan) ya en el siglo XXI en mantener en los escenarios un prestigio debido a lo realizado en el siglo anterior. ¿Quién se lo puede impedir o negar?

jueves, 23 de enero de 2025

Here's Lee Morgan

De febrero de 1960 en Nueva York nos llega Here's Lee Morgan, elepé del gran trompetista nacido en un periodo en el que todavía forma parte muy activa de los Jazz Messengers de Art Blakey. No es extraño, pues, que sea el esencial baterista quien se encargue de las baquetas (volverá a hacerlo para llevar el ritmo de Morgan) en un disco de hard bop reluciente y muy de su época en el que también incluyen sus sonidos Wynton Kelly, Clifford Jordan y Paul Chambers. Nombres que allanarán el camino al aficionado que no conozca la obra y le harán imaginar lo que en ella encontramos.

Dividida en dos mitades idénticas en duración y número de temas (cerca de los diecinueve minutos y tres cortes cada una), la primera la abren el contrabajo de Chambers y la batería de Blakey como breve introducción al Terrible "T" de Morgan, donde su trompeta, el saxo tenor de Jordan y el piano de Kelly efectúan improvisaciones comedidas pero brillantes. Rozando los ocho minutos y también escrito por Morgan, Mogie es el tema más largo del trabajo y sirve para que todos los miembros del quinteto ejecuten solos espléndidos, especialmente sutiles los de Kelly y Chambers. El clásico de Frank Sinatra I'm A Fool To Love You se encarga de que la cara A concluya en forma de balada liderada por los vientos cruzados de Morgan y Jordan, aunque las teclas de Kelly asimismo resalten y construyan su romanticismo.

Running Brook es un regalo de Wayne Shorter cuyo motivo principal goza de una melodía radiante que inicia la cara B. Los solos de Lee Morgan y Wynton Kelly destacan por encima del de Cliff Jordan (nada malo, que no cunda el pánico), si bien en Off Spring (Milt Jackson) el saxofonista en nada envidie al trompetista y al pianista, encargados los tres de mantener la musicalidad del plástico con la ayuda de una base rítmica sin mácula. La tercera composición de Morgan (Bess) confirma la incapacidad del autor de The Procrastinator de crear algo mediocre, con el trío improvisador tan feliz en la despedida como en el resto de Here's Lee Morgan. Enésimo ejemplo de que lo que se cocía en la escena jazzística por entonces no tenía capacidad de generar productos malos o, al menos, regulares. No entraba en sus planes.


 

lunes, 20 de enero de 2025

Comicopera

 
"Aquí se queda la clara,
la entrañable transparencia,
de tu querida presencia,
Comandante Che Guevara",

a nadie que conozca la trayectoria de Robert Wyatt puede extrañar que la última canción del último disco del extraordinario músico inglés (Comicopera, 2007) —punto final de su carrera por decisión propia: hasta en esto es independiente y genuino— sea una versión del mítico homenaje de Carlos Puebla al revolucionario argentino. Significándose políticamente, cantando en un idioma que no es el suyo (lo ha hecho también en italiano y una primera vez en castellano, asumiendo versos de Lorca en Canción de Julieta) y manteniendo incólume su musicalidad: así cierra el autor de Shleep una carrera tan exquisita y personal a la que cualquier adjetivo le viene corto o vago.

Dividido en tres actos (la cuarta cara lleva un poema impreso en lugar de surcos repletos de sonidos y silencios) —Lost In Noise, The Here And The Now y Away With The Fairies—, Comicopera desarrolla durante dieciséis temas y una hora el habitual por inclasificable arte de Wyatt, en el que cada corte es un mundo compositivo, instrumental, estilístico y humano. Pongamos como ejemplo tres de ellos, aun sabiendo de que se trata de una exposición limitadora (¡sí!), que se yuxtaponen en el segundo de los actos y díganme si exagero un ápice.

  • Do Us A Favour: swing minimalista interpretado por Yaron Stavi (contrabajo, "bass violin" en los créditos), Paul Weller (guitarra) y Wyatt (voz y percusión).
  • On The Town Square: calipso instrumental que ejecutan Del Bartle (guitarra), Orphy Robinson (steelpan), Gilad Altzmon (saxo tenor) y Wyatt (corneta, teclados y percusión).
  • Mob Rule: miniatura volátil de pop electrónico que debemos a Stavi y su contrabajo y a la voz y el teclado de Wyatt.

Ejemplo que no totalidad, vuelvo a subrayar, pues hay folk, hay country, hay jazz, hay música concreta y más servidos cual excursiones sonoras exclusivas; hay otros colaboradores, Eno, Phil Manzanera, David Sinclair o Annie Whitehead entre ellos, y hay algún instrumento (diversos vientos, vibráfono, batería…) que queda por citar. Y, volviendo adonde empezamos, hay un acto o cara completa en el que el inglés solo hace aparición en un tema (Fragment) y en forma de sample de la voz de la brasileña Monica Vasconcelos. Castellano e italiano dominan, pues, Away With The Fairies hasta culminar el disco con el ensalzamiento de la lucha contra la explotación del hombre, el capitalismo y el imperialismo —las tres lacras— encarnada por Ernesto Guevara. Hasta siempre, Comandante, hasta siempre, Robert Wyatt. Política, memoria, dignidad y una calidad artística sobresaliente con estructura de ópera y portada y arte interior con aire de cómic naíf de Alfie Benge. Todo queda en casa.