Caídos a día de hoy en el olvido, los alemanes Gift grabaron dos discos en los años setenta y fueron fagocitados por el pozo de la indiferencia o de la negación. La banda se había formado en 1969 con el nombre de Phallus Dei, el álbum con el que Amon Düül se había dado a conocer ese mismo año, si bien había cambiado de denominación cuando publica su debut homónimo en 1972, un Gift que no sería correcto incluir dentro de la etiqueta kraut por muy amplia que ésta se quiera. Lo que hallamos en los ocho cortes de este muy brillante elepé hay que situarlo en el campo del hard progresivo y psicodélico, mucho más cerca de Black Sabbath, Deep Purple o la primera formación de UFO que de Can o Faust, por ejemplo, en una serie de canciones ejecutada con enorme calidad y en la que hallamos una buena cantidad de matices.
Canciones es la palabra. Si en el krautrock tiene un peso superior a las composiciones el concepto sonoro y/o la improvisación, como en el jazz, en el caso de Gift su faceta experimental y vanguardista, que la posee y no la desdeña, no se enfrenta con las melodías y armonías escritas en aras de dar una estructura concreta y reconocible a los temas. Son éstos de los que se quedan pegados al oído del oyente, adictivos, relucientes y reconocibles. Drugs abre el trabajo con un medio tiempo metálico que a mitad de camino pisa el acelerador y deja que las guitarras de Rainer Baur y Nick Woodland se luzcan en su doble juego solista. You'll Never Be Accepted es una maravilla cargada de épica, cerca de siete minutos en los que hallamos diversos pasajes y un esplendor instrumental en el que destaca Hermann Lange por su soberbia batería y por el fragmente encabezado por su percusión que acelera la canción hasta que recupera su motivo principal. Groupie se acerca al folk rock con su guitarra acústica y su flauta a nadie acreditada, ecos medievales con los que tantos hacen el ridículo pero que aquí funcionan bien. La primera cara la completa Time Machine, una buena pieza de rock sin mayores pretensiones que cuando se endurece utiliza un riff que se aprovecha de las enseñanzas de los Kinks.
Game Of Skill se encarga, metálica y progresiva, de iniciar la segunda parte, siendo las baquetas de Lange, en mi opinión, lo más prominente en su desarrollo. El progresivo instrumental se apropia de Don't Hurry, y digo instrumental porque en esta joya cuyos ecos llegan a bandas de este siglo como Melange la voz de Helmut Treichel es pura onomatopeya. La apetitosa ración de hard rock que nos propone Your Life nos desliza hacia el final de la función con otra exhibición de Lange y un bajo de Uwe Patzke que se deja notar especialmente. Bad Vibrations, o el último tema, se inclina igualmente por el rock duro, goza de un solo de guitarra breve pero muy sugerente e incorpora una campana que, digamos, podría haberse ausentado. Pocos, muy pocos, se acuerdan de Gift; sin embargo, quienes decidan escuchar este Gift que hemos descrito —con su características específicas— no creo que se sientan defraudados.