lunes, 28 de junio de 2010

Fun House

Pocas veces el arte de componer e interpretar rock and roll ha alcanzado el grado de perfección y coherencia logrado en Fun House (1970), segundo elepé de los Stooges, último de la formación original y fin también de la relación contractual con Elektra. Si en The Stooges ya descubrimos el sonido característico de la guitarra en wah-wah del maestro Ron Asheton aplicado a clásicos que serán padres del punk rock, la unidad de los siete temas que componen Fun House, la destrucción a la que apuntan y en la que desembocan, el acercamiento al free jazz para fundirlo con la sencillez del lenguaje rock y un Iggy Pop personificando el peligro en sus interpretaciones vocales hacen del segundo trabajo del grupo de Detroit una obra arrebatadora y profundamente inspiradora para cualquiera que haga de guitarra, bajo y batería su forma de expresión.

Grabado en directo en los Elektra Sound Recorders de Los Ángeles, con algún overdub de Ron Asheton, el metálico riff de Down On The Street nos adentra en un mundo de droga y paranoia que se acentúa en Loose y T.V. Eye, dos bombas de relojería de las que beben por igual punk, hardcore y heavy metal. Los majestuosos siete minutos de Dirt, su particular visión bañada en ácido del blues (que los Stooges seguirán retorciendo en Raw Power), ponen fin a la primera cara. Es entonces cuando entra en escena el saxofón de Steven Mackay, epígono de John Coltrane y Ornette Coleman, y, junto a los hermanos Asheton y Dave Alexander, lleva el planteamiento stooge a su máxima libertad, radicalidad y lirismo en 1970 y Fun House, piezas que, siguiendo su propia lógica y la de toda la grabación, sólo pueden concluir en el paroximso atonal y feroz de L.A. Blues, cerca de cinco minutos de ruido infernal que tanto pueden poner fin como dar comienzo a la pesadilla.

Aunque pueda parecer imposible, dada la intensidad y dimensión del logro, los Stooges (Iggy and The Stooges, si hablamos con propiedad; Pop era la figura que fascinaba a David Bowie y a tantos otros, y el que podía dar mayor tirón comercial a la banda), con James Williamson a la guitarra, relegado Ron Asheton a las cuatro cuerdas, serían capaces, tres años después, de igualar el nivel de Fun House con Raw Power, otro álbum soberbio y definitivo. Nacidas de ordenar el caos a su manera, la perfección y coherencia a las que hacíamos mención más arriba, sin embargo, hacen de Fun House, en mi opinión y en último término, el mejor de los discos de los Stooges.

6 comentarios:

  1. Mira que he intentado muchas veces escuchar los Stooges y es que no me entran. Ni Fun House ni el posterior Raw Power logran gustarme. En cambio me encanta el Iggy Pop de Lust For Life y The Idiot. Estas dos obras de Iggy me fascinan.

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  2. Benet: ya sabes que los Stooges son para mí como los Beach Boys, Miles Davis o Neil Young, uno de mis manjares favoritos. Los discos que citas de Iggy me gustan, son de lo mejor que ha grabado en solitario, pero "Fun house" o "Raw Power" me parecen infinitamente superiores y, por supuesto, influyentes. Pero, bueno, los criterios artísticos son relativos y nunca objetivos. Es decir, que si no te gustan, nada que objetar.

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  3. Tuve problemas similares a Benet con esta banda. Es decir, no digo que no me gusten en lo absoluto, sino que las pocas veces que escuche este disco y Raw Power, se me hacian casi impenetrables. Aunque debo aceptar que los he escuchado muy poco.
    Al momento de oirlos, sabia que 'algo' bueno estaba pasando, pero que no estaba todavia preparado para asimilarlo. Y claro, Lust for Life y El Idiota son mucho mas amigables.
    Con tu reseña me han dado muchas ganas de darle mas oportunidades y revalorarlo como se debe. Es decir, ¡por algo debe gustarte tanto!

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  4. Puede ser, Hombre Mojon, que los Stooges resulten impenetrables para mucha gente. En un relato escrito por mí se dice acerca de la música de los Stooges: "No era agradable, no era comercial, no era fácil de escuchar, pero era de una sensibilidad extrema, sensibilidad que te calaba hasta el tuétano. Era compleja, profunda y amarga, arte de primera categoría que demandaba atención y comprensión". Yo, de todos modos, debo de ser algo raro, pues desde que me hice con "Fun House" hace veinte años en una tienda de San Sebastián y lo escuché por primera vez me dejó fascinado.

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  5. Tengo una historia con este disco. Hace poco más de 20 años leí en Rock Deluxe (Vade Retro!!!) una reseña sobre este disco que lo ponía poco menos que como el mejor disco de la historia del rock. Ante tanto entusiasmo no pude más que ir a la tienda y adquirirlo a la primera oportunidad. En fin, no puedo negar que me sentí algo decepcionado. Entiendo lo importtannte que fue, esa locura de segunda parte, el saxo, la fusión con el jazz, la catarsis creativa... uf, pero fue demasiado para mí, jaja. La primera cara me pareció estupenda, una maravilla para enmarcar, pero la segunda... tío se me hizo demasiado densa y difícil. Y parece una chorrada, pero siempre me he sentido jodido por no haber sido capaz de disfrutar y valorar este disco como se merece. Incluso lo volví a intentar hace 4 o 5 años pero esa parte se me hizo igual de pesada.
    Me gusta más su debut. El Raw Power no lo he escuchado.
    Saludos

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  6. Yo leo Ruta 66 de toda la vida, pero no soy ningún purista ni tengo nada contra la revista que citas, ja ja ja. Te recomiendo sinceramente "Raw Power", amigo Rambler. Aparte del brutal sonido, vas a escuchar algunos de los mejores riffs de la historia, una pasada.

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