Segundo plástico del periodo Mwandishi y último para Warner, Crossings extiende los hallazgos vanguardistas de su predecesor con el mismo sexteto, es decir, Herbie Hancock, Billy Hart, Buster Williams, Julian Priester, Bennie Maupin y Eddie Henderson con sus respetivos nombres suajilis. De febrero de 1972 llegan los tres temas que conforman el elepé. Sleeping Giant, el primero, abre con las percusiones como protagonistas, cuyo carácter tribal domina el corte hasta que el teclado de Hancock empieza a improvisar. Jazz eléctrico de dinámica funk, el que el autor de Speak Like A Child edifica aquí con su grupo sufre diversas mutaciones, y en sus veinticinco minutos tiene tiempo para construir diversos pasajes en los que la atonalidad free se yuxtapone al jazz rock (y viceversa) o la abstracción minimalista da paso al groove bailable, siempre heterodoxo, mutante y asentado en el camino abierto por Miles Davis a finales de los sesenta (e incluso antes) con ayuda, claro, del propio Hancock. Ya en su último tramo, hay que señalarlo, destaca por su contundencia la intervención de Bennie Maupin y su saxo soprano.
Si Sleeping Giant ha sido escrita por Herbie Hancock, es el citado Maupin el compositor de los otros dos temas. Quasar es una pieza absolutamente libre que introduce en sus masas sonoras de filiación disonante segmentos de bossa nova y mambo suficientemente deconstruidos para que su mención pueda ser meramente simbólica. Water Torture mantiene la apuesta futurista para completar el álbum, la extraordinaria coalición del rupturismo culto europeo, el lenguaje improvisado de la música jazz y los ritmos populares llevados por los esclavos negros a Estados Unidos y adaptados a la particular (y multiforme) idiosincrasia de aquel país. De tan inopinado mejunje (en apariencia) surge la radical belleza de un tema que impulsa a Crossings a un mundo profundamente lisérgico en el que nada queda del hard bop que encumbró artísticamente a Herbie Hancock en la década de 1960. Los riesgos asumidos le situaban en una galaxia de la que el relativamente reciente The Prisoner (e incluso Fat Albert Rotunda) quedaba muy alejado.
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