lunes, 22 de abril de 2019

Señales de humo


La entrada de Loza como baterista y la publicación de Caliente Caliente hace quince años dio una nueva vida a Los Coronas, vida que llegaba hasta nuestros días mediante la publicación de doble y ambicioso elepé Señales de humo (2017). Entremedias, crecimiento e investigación constantes sin salirse de los parámetros del rock instrumental y surf a través de discos, epés, conciertos, conciertos y más conciertos. Y es que de quien se ha atrevido a llevar a Kraftwerk a un universo musical completamente diferente y —doble salto mortal— mezclarlo con Johnny Cash en el mismo tema con resultados brillantes y sorprendentes (Jinetes radioactivos) solo podemos esperar grandes faenas.

Había funcionado de maravilla en Adiós Sancho, ¿por qué no repetir método, espacio y productor? De vuelta, pues, a los estudios WaveLab en Tucson, Arizona, y de nuevo a las órdenes de Craig Schumacher. Los sonidos fronterizos de las películas de Sergio Leone y las partituras de Ennio Morricone se han ido colando en las composiciones del grupo madrileño desde muy antiguo, así qué mejor que el sur de los Estados Unidos, muy cerca ya de México, para que se sigan infiltrando. Aunque, claro, si hablamos de diecisiete temas, una hora y una banda en un estado de forma infinito, sabemos que va a haber más. Mucho más.


El quinteto entra a matar en Tono Viejo, acompañado de los metales de Raúl Marques y Marco Rosano, el teclado, el piano y la percusión de Sergio Mendoza y los coros de Little Rubber Duck. Y ya no para. Bien sea dibujando un spaghetti western en Drama West o acercándose a la música disco en La fiebre (la primera con Jairo Zavala a la pedal steel y el clave y los coros de Chris Shultz; la segunda con la percusión de Miguel Campello; ambas con Shumacher encargado de mellotron, ruidos, drones y coros); dándole a la rumba en A tope de amor y lujo y Mulas huyendo de una hostia consagrada (con Campello repitiendo en las dos); citando explícitamente a Bob Dylan (Sierra Yeguas), Duke Ellington (Pincho Moruno) y Wilson Pickett (Mr Reed); introduciéndose en la música balcánica (7+6); viajando por Tres culturas diferentes (violín de Eleanor Whitmore, coros y clave de Schultz); u homenajeando desde el título a su cultura sónica y vital (Telemaster & DCaster, Surfer Famara y Epic Wave, las tres piezas finales, la primera con el otro Masterson y marido de Whitmore a la guitarra), Los Coronas entregan un trabajo espectacular, variado y lleno de brío en uno de los subgéneros del rock and roll donde más difícil parece aportar material refrescante. Las guitarras de Fernando Pardo y Javier Krahe, el bajo de Javier Vacas, la batería y otros instrumentos de Roberto Lozano y la trompeta y el fiscorno de Yebhen Riechkalov —que no se nos olvide nombrarlos— tienen la culpa. Y, si nada se tuerce, seguirán teniéndola.

4 comentarios:

  1. NO les he seguido demasiado en disco, aunque les he disfrutado en vivo varias veces y siempre me han parecido tremendos. Igual hay que empezar a darles cancha en estudio.
    Abrazos.

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  2. Pues este "Señales de humo" es un disco excelente de arriba abajo, Addi, perfecto para comenzar con Los Coronas en estudio. En directo no fallan, yo les he visto tres veces y las tres, magníficas.

    Un abrazo.

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  3. Escuchar este disco es viajar por múltiples escenarios musicales, a todos hace faena la banda, sobrada, con una seguridad en escena, coincido contigo, que los hace únicos. Esta gente son ya patrimonio de la humanidad (roquera)
    Abrazos,

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  4. Y además se mueven en un terreno en el que el tópico les puede matar, pero consiguen sonar frescos y muy variados. Patrimonio rocker, sí señor.

    Abrazos, Javier.

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