martes, 8 de noviembre de 2011

Stellar Regions

Ya lo sabemos: un instante para ti equivale a mil años del hombre.

(La última tentación, Nikos Kazantzakis)


Entre A Love Supreme, registrado en diciembre de 1964, y su muerte en julio de 1967, John Coltrane seguirá la lógica de la extenuación con resultados extraordinarios, aunque sólo el imponente e implacable lirismo de Ascension igualará aquel icónico y —entiéndase en el contexto— seminal álbum. El afán totalizador del que sabe que no hay vuelta atrás, que arte y vida se han fundido (pareciera que para fulminarle), llevará el discurso de Coltrane más lejos que toda la carrera —toda la vida— de otros muchos. Como si no quedara tiempo —cual oráculo de su propio fin—, el saxo tenor de John Coltrane alcanzará en algo más de dos años de grabaciones cotas jamás conocidas, obligando a sus acompañantes a rendir al máximo nivel. Grabaciones algunas, como en el caso de la que damos fe, conocidas una vez desaparecido el saxofonista.

Con su mujer Alice al piano, Rashied Ali a la batería y Jimmy Garrison al contrabajo completando el cuarteto, Stellar Regions, hecho público en 1995, recoge una sesión del 15 de febrero de 1967 (ya poco más pisaría Coltrane el estudio), de la que ya se conocía Offering, fulgurante tema que formaba parte de Expression, elepé publicado nada más morir Coltrane, y de la que falta, al menos, To Be, parte del mismo Expression, y en el que Pharoah Sanders se unía al cuarteto tocando el flautín y Coltrane cambiaba saxo por flauta. No hay en dicha sesión tour de force alguno equiparable a los que contienen las obras maestras citadas en el primer párrafo —incluso la duración de los cortes es moderada tratándose de Coltrane—, pero la música grabada aquel día está impregnada de la inefable perentoriedad que marca el periodo final de una sensibilidad que ha llegado a su extremo. Desgarrándose o rezando, aullando o suspirando, el saxo tenor habita su galaxia inalcanzable, las regiones estelares del título, rodeado de unos intérpretes que no hacen olvidar a Elvis Jones y McCoy Tyner, pero que los reemplazan con dignidad.

"Quiero ser un poder del auténtico bien. En otras palabras, sé que hay poderes malos, poderes que traen sufrimientos a los otros y miseria al mundo, pero yo quiero ser el poder opuesto. Quiero ser el poder que trabaja realmente por el bien", decía el músico de Carolina del Norte. La espiritualidad de John Coltrane —reflejada en palabras tan llenas de buenas intenciones y tan ingenuas al mismo tiempo— es el motor de sus contradicciones, de las que nace su estilo. Que los resultados de su plasmación tengan relación con los objetivos expresados, que su arte pueda luchar por la bondad, no sólo es altamente discutible, sino que, en mi opinión, demuestra por enésima vez que las intenciones o propósitos de cualquier gran creador se ven siempre anulados por sus logros, más aún en artistas como Coltrane, arrastrados a la abismal complejidad del ser humano desde el momento que soplan por un orificio. Consciente o no de ello, su arte no juzga, expresa. Y esa expresión es incapaz de "ser el poder que trabaja por el bien", pues suficiente tiene con refulgir, como lo hace en Stellar Regions, de manera tan conmovedora.

5 comentarios:

  1. Coltrane ya vio la luz y partio hacia ella, fue imposible seguirle!
    un abrazo

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  2. John Coltrane nos ha ofrecido multitud de gloriosos instantes. Gracias por la eternidad.

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  3. Ale, tome, para paladear la escucha, monsieur Gonzalo:

    http://drinkify.org/john%20coltrane

    Rock On!!!

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  4. Hola Gonzalo, te escribo directamente a tu blog porque después de tantos mensajes ya casi somos de la familia jeje
    Tan sólo decirte que yo tampoco pretendo que el debate traspase la frontera a lo personal, y por supuesto me tomaré esa copa que nos ofrecen contigo mientras charlamos de cine. Debates tan acalorados sólo se pueden producir con el maestro entre maestros y entre gente conocedora del género. Evidentemente, tu eres un gran conocedor, y veo que también te gusta la música, espero ser asiduo a tu blog.

    Un saludo y encantado de conocerte.

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  5. Si hubiera seguido vivo, Tsi, no creo que hubiera podido ir más allá, si acaso reinventarse, como Miles Davis.

    Se cuentan por decenas sus grabaciones indispensables, Sergio.

    El (buen) vino siempre es agradecido, camarada Tyla.

    Hola, Piru, un placer enorme verte por aquí. Oye, si de mis palabras se ha deducido algo que pudiera parecer personal, no era mi intención. Te pido disculpas, en todo caso. Y si la copa viene de Tyla DeVille, uno de los mayores expertos en rock and roll de la red, siempre será bienvenida.

    Saludos a todos.

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