jueves, 9 de agosto de 2012
Songs The Lord Taught Us
Más allá del estilo al que siempre quedarán adscritos para describir su música —psychobilly—, los Cramps obraron un pequeño milagro que ha quedado reflejado in aeternum en toda su discografía, pero especialmente, en mi opinión, en su deslumbrante primer elepé: tocar el mismo rock and roll de los orígenes desde una perspectiva única, serle fiel sin imitarlo. Difícil equilibrio aquél en el que atavismo y vanguardia vienen a ser lo mismo. Difícil pero cierto. En Songs The Lord Taught Us (1980) no se estorban, se complementan de la más natural de las maneras —ajenas quizá al engarce— para dar con un lenguaje sofisticado en su (aparente) primitivismo, luciéndolo como seña de identidad pero labrándolo con una sutileza que es guardiana de su magisterio.
Trabajada en singles y escenarios, la banda que graba este álbum debut lleva tiempo dando guerra y sabe bien por dónde camina. Por supuesto, los ecos, versiones y homenajes a Elvis, Link Wray, Bo Diddley, Johnny Burnette, Sonics o Screamin' Jay Hawkins ascienden desde los surcos hasta nuestros oídos; sin embargo, la voz de Lux Interior, las guitarras de Poison Ivy y Bryan Gregory y la batería de Nick Knox —por su cadencia; por lo que tocan, cómo lo tocan y lo que dejan de tocar; por la ausencia de bajo— son transmisores de una energía eléctrica que se resiste tanto al pasado como al presente, porque ni a uno ni a otro pertenecen los "calambres, contracciones y espasmos" de los que hablaba Johnny en su Espacio Woodyjaggeriano. Pertenecen a esa escasa especie de artistas que tiene universo y estilo particulares, que subvierte los códigos que le alimentan gracias a un talento que no se puede aprender en ninguna academia, pues usa el intelecto y la razón del mismo modo que se ríe de ellos.
Los trece temas que componen tamaño elepé se avienen a una lógica pretoriana que galvaniza el conjunto conforme avanza y se yuxtapone. Implacable, la vía que abre TV Set para terminar con la versión de Fever no da tregua en su transcurrir ensimismado —sinónimo de coherencia—, a sabiendas de que cualquier desliz, cualquier capricho superfluo, acabará con la perfección a la que aquí se aspira —la de los Cramps, ni más ni menos—, y en la que —una vez la maquinaria se ha puesto en marcha— no caben estímulos externos. Tambor y timbales impenitentes, los de Knox; cuerdas que reciben y devuelven bofetadas, las de Ivy y Gregory; chillidos ajenos a todo, los de Lux Interior. Pero, sorpresa, temas cortos que nos desquician y hacen bailar sin que una cosa menoscabe a la otra. Ya hemos explicado la clave, ya han dado los Cramps con ella. Es tiempo de dejarse seducir tras comprender. Songs The Lord Taught Us exhibe orgulloso su arte magnífico que, por si fuera poco, se ha encargado de producir Alex Chilton. Encabezada artística y cronológicamente por una obra de tal calibre, no puede ser tan mala una década como la de los ochenta. Por mucho que su superficie sea vulgar, quien rasque encontrará en ella un buen número de tesoros.
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Esto es una de las cosas que más me gusta de Ragged Glory, que pasa de Rory Gallagher a los Cramps con total naturalidad.
ResponderEliminarHe de confesar que no es una de mis bandas de cabecera (sólo "controlo" éste y el Stay Sick!) pero sin duda tengo que reconocer la manera en que teniendo un universo tan reconocible hicieron de ello una fórmula única.
Un abrazo.
Los Cramps son los Cramps y punto, una banda particular y esplendida, desempolvo este disco y el fin de semana lo pincho en casa...
ResponderEliminarAbrazos!
Para mí siempre ha sido lo más normal, querido Agente, pasar de Led Zeppelin a John Coltrane, de los Ramones a Camarón, de Thelonious Monk a Burning. En cuanto a los Cramps, considero absolutamente imprescindibles sus dos primeros discos, "Songs" y "Psychedelic Jungle", pero nuestro amigo Tyla, maestro en este terreno, adora "A Date With Elvis".
ResponderEliminarPor supuesto, Addison. Lo pinchas y te tomas una cerveza a mi salud.
Un abrazo para los dos.
Vaya recuerdos. No puedo concebir mis 80s sin ellos y sus sugerentes vinilos que todavía conservo. A mi me gustan todos, aunque poco a poco fueron bajando algo el nivel.
ResponderEliminarIndependientemente del subgenero los tios eran muy buenos tocando. Esa voz y esas guitarras levantaban a los muertos, jeje.
Un abrazo Gonzalo
Tocando eran la leche, animal del rock and roll. No sé si recordarás, creo que vivíamos juntos por aquel entonces, que en el año 1998 les vi en directo junto a Motörhead en el Festimad, un concierto glorioso e inolvidable en el que los Cramps arrasaron tras una actuación magnífica del grupo de Lemmy.
ResponderEliminarOtro abrazo para ti.
Vaya, recuerdo que hubo movida por el mal tiempo, pero no me enteré que estaban en cartel. Por cierto sobre la música de los 80, interesante pelicula "24hour party people".
ResponderEliminarBueno saludos desde la hamaca. Pasalo bien y no entres en ningún mercadona por si las moscas.
Da gusto volver y encontrarse con esto!
ResponderEliminar"tocar el mismo rock and roll de los orígenes desde una perspectiva única, serle fiel sin imitarlo" Aplausos, esa es la frase que define el sonido Cramps. Anclados en los 50's, pero de una manera totalmente distinta (por no decir contrapuesta) a la puesta en práctica por unos, verbigracia, Stray Cats.
Es curioso, yo cuando pienso en los Cramps, no lo hago en el término (aborrecido por ellos) de psychobilly, sino que lo hago a la vez que AC/DC, Ramones o Motorhead: En la categoria de grupos que pulieron su fórmula única de hacer rock and roll.
Y sí, "A Date With Elvis" (Y "Stay Sick", y...)discazo!
Rock-On!
Suenan a clásicos siendo unos renovadores, ahí el mérito como bien dices.
ResponderEliminar¡Saludos!
Si, amigo son clásicos de los buenos y supieron dar su toque partiendo de las enseñanzas de los más iluminados.
ResponderEliminarPero al hacer su propio estilo, fueron innovadores.
Gran grupo y buena reivindicación.
Un abrazo.
Sí, llovió y se embarró todo. Bueno, ya sabes que, en ese asunto, estoy del lado de Sánchez Gordillo, Agustín.
ResponderEliminarGracias, Tyla. Sí, lo de psychobilly les daba grima. Es muy correcto conectarles con los tres grupos que citas, pero el desfase sonoro les hace también influencia de Sonic Youth, banda que navega otros mares, claro. Todavía recuerdo tu reseña de "Stay Sick", que recomiendo a todo el mundo.
Pues sí, Víctor Hugo.
Hay que reivindicarles constantemente, Savoy. Para mí, los Cramps son ya uno de los mejores grupos de todos los tiempos.
Abrazos, y perdón por el retraso.
Yo siempre he creído en los milagros, lo malo es que siempre he pensado que son tan escasos... Los Cramps es uno de ellos.
ResponderEliminarGracias, grandmaster, muchas gracias por la mención y por el enlace. Le puse mucho ahinco, tesón y fervor a mi post de este disco (y va y resulta que me lo plagiaron como ya sabes). Los Cramps son algo más para mí que el recuerdo de la primera novia. Los ví en directo un montón de veces, la primera cuando presentaban el "A date with Elvis", y no creo que haya existido ni existirá ninguna banda que les haga sombra encima de un escenario.
Respecto al típico tópico que poco comparto de decir a estas alturas que los ochentas fueron malos musicalmente, a mí me parece que se ha rascado más bien poco, o que hay una especie de venda que impide la visión, hay demasiados nombres fundamentales que pueden mejorar o estar a la altura de cualquier otra década. Abrazos, grandmaster.
Tu entrada sobre el disco de los Cramps es excelente, Johnny, uno de tus mejores textos, sin duda. Me gusta mucho, ya lo sabes, utilizar citas de escritores para completar mi visión de las cosas; así que gracias a ti. Y lo del plagio fue lamentable, menudo morro.
ResponderEliminarYo solo vi a los Cramps una vez, en 1998, pero fue impresionante. Por la actuación en sí y porque tocaban después de Motörhead, que había dado toda una lección de rock and roll.
Y, sí, en los ochenta hay muchísimas bandas y discos cojonudos, aunque no solían coronar las listas.
Un abrazo.