lunes, 14 de abril de 2025

Communion

Esa gran farsa que es la publicidad, en su sentido más amplio, parece observarnos desde la portada y las fotografías del libreto de Communion (2008). Ligada a una melancolía no exenta de ironía, escuchar la música del quinto y doble álbum de The Soundtrack Of Our Lives mientras se miran esas imágenes de cuerpos aseados, sonrientes e inmunes al dolor existencial es como atracar un banco sin armas esperando que los trabajadores de la entidad y los clientes —pendientes de hacer una gestión de la que siempre van a salir perdiendo— se asusten y colaboren ante el temor y la amenaza de que un proyectil metálico termine con su vida. De tamaña esquizofrenia surge, claro, la tensión artística que durante una hora y media y veinticuatro canciones se desprende de una obra que, sin estar quizá a altura de los tres primeros e imprescindibles discos del grupo sueco, vuelve a poner sobre la mesa la personalidad de uno de los sextetos más lúcidos habidos en el tránsito del siglo XX al actual.

Construido a partir del mejor rock de la década de 1960, el imaginario de los autores de Welcome To The Infant Freebase es de la suficiente enjundia como para que su noble alcurnia acabe convertida en homenaje o plagio (caso común en tantas bandas): es simplemente una base sobre la que construir un universo sonoro indiscutiblemente propio en el que hay maestros y no héroes, enseñanzas y no dogmas, admiración pero no sumisión. El extenso y exaltador inicio de Babel On hace que nos reencontremos con el sello inconfundible de TSOOL, pop melódico y psicodélico lleno de matices armónicos e instrumentales en el que hallamos retazos de los Who, Pink Floyd, los Doors, los Beatles, Procol Harum o la Jimi Hendrix Experience, pero en el que asimismo hay inesperados riffs de AC/DC (Distorted Chid); una espectacular lectura del Fly de Nick Drake reconvertido al credo de los de Gotemburgo; bossa nova lisérgica mezclada con rock and roll grandilocuente (Pictures Of You, una absoluta joya); orquestaciones más y menos prominentes (Songs Of The Ocean y Lifeline), o ensoñaciones instrumentales de querencia raga (Digitarian Riverbank).

Con la vista puesta en la esperanza y no en la derrota, The Passover culmina cargada de emoción Communion, elección que se enfrenta al mundo-trampa, al mundo-engaño de la pareja madura que aparenta felicidad (nórdica) en la cubierta de un trabajo doble de mucha calidad que demuestra que la música popular puede ser sinónimo de arte mayor aunque a veces lo sea de estulticia y de dejadez creativa. El penúltimo paso de una carrera ejemplar y muy superior a otras contemporáneas de mayor renombre pero menor riqueza y credibilidad.



7 comentarios:

  1. Como bien dices no está a la altura de los tres primeros discos, y tal vez se me haga un poco largo. Pero no está en absoluto carente de calidad y porta una de mis canciones preferidas de la banda: "Second life replay ".
    Un abrazo.

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  2. A mí no se me llega a hacer largo, Jorge. Una maravilla de canción la que dices.

    Un abrazo.

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  3. Tampoco he seguido a estos TSOOL, y eso que he leído (como esta) un buen montón de buenas críticas.
    Pfv, disco a recomendar.
    La portada me parece buenísima. Voy a recomendar el disco a mi prima de Vox.
    Abrazo,

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  4. Pues empieza con el primero, Javier, "Welcome To The Infant Freebase", y sigue con el tercero, "Behind The Music". Grupo imprescindible.

    Un abrazo.

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  5. Se me olvidaba, Javier, si tu prima sabe inglés igual se lleva una desilusión.

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  6. Un disco absolutamente imprescindible, creo, como toda su discografía. Conozco pocos grupos que tengan tan poco material sobrante como TSOOL, maravilla de grupo.

    Un abrazo.

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  7. Totalmente, Savoy, nada se puede desperdiciar de los suecos. Epés incluidos.

    Un abrazo.

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