lunes, 18 de septiembre de 2017

En llamas


El segundo elepé de Nuevo Catecismo Católico (En llamas, 1995) iba a ser asimismo el último de su primera formación, quinteto diabólico que no hacía prisioneros ahí por donde pasaba su punk rock formado a partir de una amplia cultura musical en la que cabían high energy, heavy metal y hardcore. El disco mantenía las coordenadas salvajes de su debut mediante nueve composiciones propias y dos versiones de Burning (Like A Shot) y X (Los Angeles) que congeniaban sin problemas con el material de la banda vasca una vez adaptadas por ésta. ¿Los ingredientes? Una base rítmica furiosa a la que la velocidad no hace perder el groove, unas guitarras que generan riffs perfectos hijos de Chuck Berry, Fred Smith, Johnny Ramone y Eddie Clarke y un cantante con pocos amigos que pone voz a canciones cuyos títulos no son falsas alarmas: Sabes demasiado, Un nido de víboras (single cuya cara B era una lectura del I Won't Look Back de los Dead Boys), Nacido para molestar, La misma historia, etc. La marcha de Jorge Reboredo y Julen Atorrasagasti y la entrada de Iker Illarramendi —reduciendo el grupo a cuarteto— no harán mella en Nuevo Catecismo Católico, que seguirá registrando álbumes y temas contundentes y dejándose la piel sobre el escenario; sin embargo, la energía y la comunión conseguidas por los hermanos Ibañez, Arturo Zumalabe y los citados Reboredo y Atorrasagasti —los surcos de En llamas son taxativos al respecto— han dejado aquella formación original como la más especial que hayan tenido los guipuzcoanos. A pesar de que alhajas futuras de la talla de Generación perdida o Scarred For Life clamen por desdecirme.

2 comentarios:

  1. Ahí tengo otra heridita supurando, al final no voy a ganar para tiritas de tantas ausencias sangrantes. Me apetece meterme mucho con esta gente, y también con Señor No, que creo, por haberte leído en alguna ocasión, que tienen alguna relación.
    El tiempo es más que propicio para la borroka.
    Abrazos,
    JdG

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  2. Ambos grupos descienden de la Perrera, banda también donostiarra. Tiempo de lucha, Javier, está claro.

    Un abrazo.

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