sábado, 20 de abril de 2013
Horses
Recordaba el año pasado, viéndola junto con su banda en directo, que la voz de Patti Smith es un medio tan poderoso de transmisión que se eleva por encima de quienes la acompañan, por mucho que éstos lleven a cabo una labor impecable. De las cuerdas vocales de Smith sale verdad —a veces limitada, a veces simplista, a veces demagógica— expresada con tanta fuerza como dulzura; la verdad de una artista cuyo gesto estético está íntimamente ligado a su humanidad. De ahí surge una entereza —si es que podemos llamarla así— expuesta a incomprensión, en el mejor de los casos, o a pitorreo, en el peor. A aspirar a la integridad muchos le llamarán ingenuidad, pues nadie se libra de pecado y todos somos (o podemos ser) esclavos de nuestras contradicciones. No se puede separar el trabajo de Patti Smith, pues, de su compromiso político, utópico o espiritual, me da igual.
Nazca de donde nazca la inspiración, de todos modos, Patti Smith es una creadora sensibilísima que ya en su primer elepé se destapa como tal. Horses (1975) no solo es uno de lo grandes debuts de todos los tiempos, sino que —confirmado por el tiempo, frente al que se mantiene enhiesto— se ha hecho un hueco entre las obras maestras privilegiadas de las historia del rock. Y repito lo de rock porque, por muy cercana que se halle a la génesis del punk, la música de Smith es más facil de situar entre Born To Run y Rock Bottom —por citar dos elepés contemporáneos tan distantes— que junto al Go Girl Crazy de los Dictators, también su primer disco. La conjunción del Gloria in excelsis Deo cristiano con el Gloria profano de Them y Van Morrison puede considerarse punk por su actitud provocadora; incluso las teclas de Richard Sohl, la guitarra de Lenny Kaye, el bajo de Ivan Kral y la batería de Jay Dee Daugherty remiten al high energy de Detroit mientras respaldan contundentemente a Patti Smith. Pero llega Redondo Beach y nos topamos con una canción en la que el reggae es el elemento más importante. Le siguen los nueve minutos de Birdland, en los que escuchamos a una Smith poderosa y a unos músicos libres y sobresalientes —excepto Daugherty, que no interviene— escribiendo una exquisita partitura que se va intensificando hasta que vuelve a relajarse en los momentos finales. Free Money es una maravilla más, dura, rápida y adrenalínica como Gloria. Kimberly vuelve a coquetear con el reggae, o el dub, desde perspectivas pop. Break It Up, escrita por Smith y Tom Verlaine, cuenta con la guitarra de este último y anticipa el estilo tan peculiar de Television, que será conocido, y reconocido, por Marquee Moon. Land es un tríptico tan largo como Birdland en el que hallamos todas las señas de identidad hasta ahora descritas, y que corrobora las excelencias de una cantante y un grupo que suenan a ellos mismos y han encontrado la luz que les guiará y será musa de miles de artistas. Dos composiciones propias, Horses y La mer (de), y una versión del Land Of A Thousand Dancers, de Chris Kenner, a propósito, conforman dicho tríptico. Elegie, un hermoso tema de Patti Smith y Allen Lanier, pone punto y final, trayéndonos su guitarra ecos de Blue Öyster Cult, su grupo, por supuesto.
Semejante inspiración en el primer paso puede ser capaz de condicionar, o lastrar, cualquier carrera. Y no es que sea mediocre la de Patti Smith —todo lo contrario—, pero justo es reconocer que el nivel de Horses solo lo alcanzará la neoyorquina de adopción en Easter y Gone Again, parte de una discografía largamente interrumpida por su matrimonio con Sonic Smith, culpable de que en diecisiete años solo vea la luz un elepé, Dream Of Life. Sea como fuere, lo importante aquí es que el debut de la Smith y su banda sigue sonando a gloria, la misma que pone título al tema que lo abre (aunque bien se lo podría poner a todos). Y que la voz que yo escuchaba en directo hace bien poco mantiene las esencias de la que, a mediados de los setenta, sorprendía por su belleza y autenticidad capitaneando un álbum insignia de su tiempo. Ya saben su nombre.
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Gracias Gonzalo por escribir tan bien y glosar un disco POM como pocos.Patti es como la Simone, un género en si misma, habra nacido d ela escena rock, punk o lo que la gente quiera decir pero ella es demasiado Patti Smith para meterla en un vulgar saco. GRANDIOSA por ser humana ,real y pasional. Gracias de nuevo, preciosa reseña, como siempre.Abrazos y ya queda menos para el Rust!
ResponderEliminarRecuerdo la primera escucha de "Horses" y el impacto de encontrarme con una artista con un universo tan propio mientras se le seguía encasillando en la etiqueta del punk.
ResponderEliminarPreciosa -preciosísima- entrada, Gonzalo. Un abrazo.
Gracias a ti, Joserra. Sí, es una artista muy personal y pasional, como dices, con esa voz que todo lo envuelve. Nada, dos meses y medio y estamos en Frías.
ResponderEliminarComo algún punki se compre el disco esperando una descarga ramoniana… Gracias por lo de la entrada, Agente.
Un abrazo para los dos.
Grandísimo disco, como no podía ser menos partiendo de una ARTISTAZA del calibre de Patti. Siempre que lo escucho tengo la sensación de estar viviendo un momento único y de ser, en esos precisos momentos, una persona muy afortunada.
ResponderEliminarExcelente entrada, como siempre.
Saludos,
JdG
Gracias, Javier. Un momento único, privilegiado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Dispongo de este artefacto sonoro, una joya absoluta, y una artista con una personalidad y sensibilidad únicas.
ResponderEliminarBuena reseña.
Un abrazo.
Eso sí es entrar por todo lo alto en el mundo del rock. Patti aquí firmo su obra cumbre.
ResponderEliminarArrolladora!
Saludos.
Sí, una artista única, Savoy.
ResponderEliminarNo sé si has escuchado "Gone Again", Rockland, pero yo lo veo a la altura de "Horses".
Un abrazo, compañeros.
Muy buen post, en la onda grandmaster. Este disco es el que más me gustó de la Smith aunque ya te digo que nunca llegó a calarme esta artista del todo pero le reconozco su valía. Abrazo.
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ResponderEliminarGran entrada para una gran cantante. Lo poco que la ayudó casarse, caray. ¿Sería porque estaba bien y no necesitaba más que el amor de su marido o es que éste la coaccionaba para que no se dedicara a lo que, seguramente, mejor hacía?
Un saludo, Zalo. Estupendo.
Gracias, Johnny. Siempre hay artistas que no nos llegan, por mucho nivel que les reconozcamos.
ResponderEliminarGracias, Javier. Conociéndola a ella y al ex MC5, coacción imagino que ninguna. El amor, ya sabes…
Un abrazo para los dos.
A mí con Patti Smith me pasa lo mismo que a Johnny, me gusta pero no me vuela la cabeza. Sin embargo, curiosamente, la gente que me rodea supone lo contrario. Hasta hubo un cumpleaños en el que me regalaron dos ejemplares de su libro. No sé si es que me relacionan con ella por las pintas, por gustarme el rock (así en general) y la literatura o por ser también todo lo reivindicativa que puedo y me dejan. Supongo que algo de eso habrá. En cualquier caso, me gusta este disco y me gusta ella (aunque su faceta mística-espiritual me quede muy, muy lejos; las personas demasiado espirituales me cargan mucho).
ResponderEliminarBesos!
Eso es por ser mujer, roja y roquera, ja ja ja. La gente a veces es muy superficial. Ayer vi el partido del Barça y hay domingos que veo películas de acción en la tele, todos tenemos muchas facetas, nada es absoluto. Pero hay personas que me dicen: "No te pega que te guste el fútbol o el cine de acción". ¿Qué pasa, que uno no puede desconectar? Yo tampoco soy nada espiritual, Lu, pero Patti Smith me parece una pedazo de artista.
ResponderEliminarUn abrazo progre, ja ja ja.
Este álbum que fue su debut seguido de su 2º trabajo (Radio Ethiopia) son los discos que más me gustan. Sin embargo me llegó tarde, cosa que según leo en otros comentarios es habitual; curiosamente acabo calando por cierta analogía con PJ Harvey, con perdón por las comparaciones.
ResponderEliminarNo molestan las comparaciones, Sergio, PJ Harvey es también muy buena, y es casi inevitable que surjan conexiones entre ella y la Smith. "Radio Ethiopia" lo veo inferior a "Horses" o "Gone Again", a pesar de su interés.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Coño!!! No me había fijado que habías comentado este pedazo de discarraco... genia, sublime y marabilloso, y tras pasar por tu pluma parece mejor açun.
ResponderEliminarAbrazo.
Un discazo, Addison. Las entradas, por suerte, no caducan. Gracias por lo de la pluma.
ResponderEliminarUn abrazo.