viernes, 4 de abril de 2014
One Dozen Berrys
De los tres primeros elepés de Chuck Berry —piedra angular por encima de cualquier otra de todo el rock and roll—, publicados por Chess en la segunda mitad de los años cincuenta, quizá sea One Dozen Berrys (1958) el menos prestigiado y difundido. Situado en medio de After School Session y Chuck Berry Is On Top, el segundo disco de Berry es igual de sobresaliente y decisivo para aprender cómo se crea y de dónde viene la música del diablo, y nos hace disfrutar tanto como los otros dos de la clase y el sentimiento del autor de Johnny B. Goode.
Como el título nos indica, hay aquí (igual que siempre) doce temas escritos por Chuck Berry, seis que ya habían sido singles junto con media docena que hacen su aparición pública en este trabajo. Pocas canciones mejores para abrirlo que ese clásico indeleble que es Sweet Little Sixteen, arquetipo copiado hasta la extenuación (incluido su autor) en el que además de la guitarra y la voz de Berry destacan las fenomenales notas del piano de Lafayette Leake. Pero si hablamos de dicho instrumento, hay que destacar a Johnnie Johnson en el espectacular blues instrumental que responde al nombre de Blue Feeling, que también goza del sonido sin par en emoción que Chuck Berry extrae a las seis cuerdas cuando se recrea en el género del que lo ha aprendido casi todo. Sigue a este corte La Jaunda (transcrito también de otras maneras), acercamiento acústico y sui géneris a la cumbia y el merengue en el que Berry —apoyado por los bongós de Fred Below— chapurrea el castellano para hablarnos de una hermosa señorita mexicana (eufemismo que elude el vocablo prostituta) llamada —imaginamos— Juana, aunque el arquitecto del rock and roll la llame "la Juanda". Rock At The Philharmonic y Guitar Boogie son otro par de instrumentales —llenos de groove— entre los que hallamos instalada a Oh Baby Doll, notable canción que calca la estructura y el ritmo de la extraordinaria Maybellene. Reelin' And Rockin y Rock & Roll Music son composiciones que me resulta difícil describir sin usar la máxima de la hipérboles, pues hablamos del mejor rock and roll jamás escrito e interpretado, gloria pura que se explica por sí sola. Separadas por el cuarto corte instrumental del elepé, In-Go (medio tiempo que vive del blues y del boogie-woogie), cada una de las canciones goza de personalidad muy definida: mientras la primera construye claramente el nuevo género musical sobre el blues y el rhythm and blues, Rock & Roll Music lo hace mediante el añadido de otras sonoridades como el mambo (citado en la letra) o el chachachá. La defensa del rock and roll que canta Chuck Berry, escuchada con más de medio siglo sobre sus espaldas, puede crear cierto sonrojo, pero su exquisito acabado la mantiene viva y esplendorosa. How You've Changed es una precioso blues hecho balada (o viceversa) con Lafayette Leake extrayendo ambrosía de su piano; la misma que Johnnie Johnson en Low Feeling, último instrumental del conjunto registrado el mismo día que Blue Feeling, del que no es sino una variación. La festiva It Don't Take But A Few Minutes, con Berrry a cargo de todos los instrumentos, no es un mal tema, pero no está a la altura del resto del álbum al que pone punto y final. No se vea en esto una objeción, solo un comentario marginal dentro del análisis de una obra maestra de beldades tan puras como las que guarda One Dozen Berrys, creadas por uno de los autores más importantes que dio el siglo XX: Chuck Berry.
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Lo tengo que escuchar porque a mí Chuck me encanta; me parecía un auténtico bestia haciendo canciones y moviéndose por el escenario. ¿Dónde tendríamos a Angus Young sin su influencia? Pues eso. Un abrazo bien grande, Mr. Gonzalo y pase ud. un buen fin de semana.
ResponderEliminarHan pasado casi 60 años y aquí seguimos, hablando (y escribiendo) sobre Chuck Berry. Parece que esto del "r'n'r de tres acordes" está pasando el test del tiempo ;-)
ResponderEliminarUn abrazo.
Totalmente de acuerdo en que no desmerece en nada a los otros dos, una POM imprescindible para el posterior desarrollo el RnR.
ResponderEliminarAbrazo.
Pura mitología rock, en lo más alto del Olimpo. Lástima que su carrera este llena de baches y caídas en picado. Todavía recuerdo el plantón que me dio hace años en un festival veraniego...en fin, a los dioses todo se le perdona. Saludos
ResponderEliminarNo se si es mejor o peor de la trilogia solo puedo decir que es tan fundamental para entender lo que se llama rock and roll que se muestra imprescindible
ResponderEliminarQué puedo añadir a tan soberbio texto acerca del Maestro, así en mayúsculas.
ResponderEliminarCreo que existen pocos casos como el suyo, artistas que epitomizan la esencia de un género, que lo son en sí mismo: Para entender lo que es el rock and roll, podemos prescindir del punk, del hard rock, del heavy metal o de cualquier otra historia, sus discos al abrigo Chess nos bastarían para entenderlo a la perfección.
Rock-On!
Angus Young y AC/CD no existirían tal y como les conocemos sin Chuck Berry, 21st. Buen finde también para ti, figura.
ResponderEliminarSí, Agente, hablamos ya de música clásica.
Igual de bueno, seguro. Quizá "On Top" contenga las canciones más famosas de Berry ("Johnny B. Goode", "Maybellene", "Carol", "Roll Over Beethoven"…), pero el material de la docena que hemos tratado es igual de trascendente, Addison.
No debemos confundir al músico con la persona, Antonio, pero, desde luego, como artista no tiene Berry parangón. Siento el plantón.
Una trilogía fundamental, Bernardo. De ella descienden Beatles, Stones, Animals, Yardbirds, Dylan, etc., etc., etc.
Gracias, Tyla. Exagerando, podemos decir que el resto son variaciones (aun tan excepcionales como las de los Beach Boys, Love o MC5, ¡toma ya!): Chuck Berry es el original.
Abrazos por seis, majos.
Los profesores de música moderna deberían utilizar este disco para explicar a sus alumnos lo que es el rock and roll, y todas sus influencias posteriores.
ResponderEliminarGran post, amigo. Un abrazo!
Para mi sin ninguna duda el gran intérprete rocker, el más genuino cruce racial del blues rural con el beat urbano del rock. Un auténtico grial donde vamos todos a parar para dar reposo, y repaso, a nuestra existencia de aficionados. Junto a Mr.Dynamite y The Pelvis la santa trinidad del rock.
ResponderEliminarAbrazos,
JdG
Este es sin duda uno de los padres del rock, es un placer oir sus creaciones.
ResponderEliminarGracias, Evánder. No solo eso, debería estudiarse a Chuck Berry en los colegios de forma obligada, pero, ya se sabe, las formas artísticas populares sigue siendo despreciadas. Pues ¡que les den!
ResponderEliminarAmén, Javier. La forma primordial del rock and roll la crea Mr. Berry, así que agradecimiento eterno al maestro.
Claro, Claudio, un placer eterno.
Abrazos.
El puto amo, egregio amigo. Chuck Berry es igual a rock and roll. Para mi no hay mejor clase de rock and roll que ponerte un disco suyo y éste es otro ejemplo más.
ResponderEliminarDelicioso.
Un abrazo.
Esta época es buena para las fresas. Este álbum como tal no lo tengo controlado, investigaré aunque imagino que habré escuchado o tendré esparcidas por ahí todas sus canciones. Abrazo.
ResponderEliminarY más si lo pinchas tú, Savoy.
ResponderEliminarSeguro que conoces la mayoría de temas, Johnny. En todo caso, delicioso como las fresas.
Abrazos, compadres.